(Página 12) Eduardo Galeano
Lamentablemente, no podré estar con ustedes.
Se me atravesó un palo en la rueda, que me impide viajar.
Pero quiero acompañar de alguna manera esta reunión de ustedes, esta reunión de los míos, ya que no tengo más remedio que hacer lo poquito que puedo y no lo muchito que quiero.
Y por estar sin estar estando, al menos les envío estas palabras.
Quiero decirles que ojalá se pueda hacer todo lo posible, y lo imposible también, para que la Cumbre de la Madre Tierra sea la primera etapa hacia la expresión colectiva de los pueblos que no dirigen la política mundial, pero la padecen.
Ojalá seamos capaces de llevar adelante estas dos iniciativas del compañero Evo, el Tribunal de la Justicia Climática y el Referéndum Mundial contra un sistema de poder fundado en la guerra y el derroche, que desprecia la vida humana y pone bandera de remate a nuestros bienes terrenales.
Ojalá seamos capaces de hablar poco y hacer mucho. Graves daños nos ha hecho, y nos sigue haciendo, la inflación palabraria, que en América latina es más nociva que la inflación monetaria. Y también, y sobre todo, estamos hartos de la hipocresía de los países ricos, que nos están dejando sin planeta mientras pronuncian pomposos discursos para disimular el secuestro.
Hay quienes dicen que la hipocresía es el impuesto que el vicio paga a la virtud. Otros dicen que la hipocresía es la única prueba de la existencia del infinito. Y el discurserío de la llamada “comunidad internacional”, ese club de banqueros y guerreros, prueba que las dos definiciones son correctas.
Yo quiero celebrar, en cambio, la fuerza de verdad que irradian las palabras y los silencios que nacen de la comunión humana con la naturaleza. Y no es por casualidad que esta Cumbre de la Madre Tierra se realiza en Bolivia, esta nación de naciones que se está redescubriendo a sí misma al cabo de dos siglos de vida mentida.
Bolivia acaba de celebrar los diez años de la victoria popular en la guerra del agua, cuando el pueblo de Cochabamba fue capaz de derrotar a una todopoderosa empresa de California, dueña del agua por obra y gracia de un gobierno que decía ser boliviano y era muy generoso con lo ajeno.
Esa guerra del agua fue una de las batallas que esta tierra sigue librando en defensa de sus recursos naturales, o sea: en defensa de su identidad con la naturaleza.
Hay voces del pasado que hablan al futuro.
Bolivia es una de las naciones americanas donde las culturas indígenas han sabido sobrevivir, y esas voces resuenan ahora con más fuerza que nunca, a pesar del largo tiempo de la persecución y del desprecio.
El mundo entero, aturdido como está, deambulando como ciego en tiroteo, tendría que escuchar esas voces. Ellas nos enseñan que nosotros, los humanitos, somos parte de la naturaleza, parientes de todos los que tienen piernas, patas, alas o raíces. La conquista europea condenó por idolatría a los indígenas que vivían esa comunión, y por creer en ella fueron azotados, degollados o quemados vivos.
Desde aquellos tiempos del Renacimiento europeo, la naturaleza se convirtió en mercancía o en obstáculo al progreso humano. Y hasta hoy, ese divorcio entre nosotros y ella ha persistido, a tal punto que todavía hay gente de buena voluntad que se conmueve por la pobre naturaleza, tan maltratada, tan lastimada, pero viéndola desde afuera.
Las culturas indígenas la ven desde adentro. Viéndola, me veo. Lo que contra ella hago, está hecho contra mí. En ella me encuentro, mis piernas son también el camino que las anda.
Celebremos, pues, esta Cumbre de la Madre Tierra. Y ojalá los sordos escuchen: los derechos humanos y los derechos de la naturaleza son dos nombres de la misma dignidad.
Vuelan abrazos, desde Montevideo.
2 comentarios
La cumbre ya perdio bastante credibilidad por estas declaraciones, que lamentablemente demuestran una ignoracia impresionante de temas.
http://www.la-razon.com/versiones/20100421_007069/nota_244_992041.htm
Es al menos lamentable, que la asesoria de la presidencia no tiene el minimo cuidado para preparar un presidente adequadamente.
Ahora, que Don JUAN EVO MORALES AYMA habla tal como se le ocurre, muchos de nosotros, que lo conocemos, lo sabemos desde el Chapare. Que el no ha asumido la presidencia tal como el pueblo boliviano merece es visible, pero que malogra esta oportunidad para hablar cosas ridiculas, es imperdonable.
La imagen de Bolivia y de esta cumbre, misma que las declaraciones sean buenas y necesarias para una profunda reflecion sobre el destino de la humanidad frente al hambre y la miseria y la finidad de los recursos no renovables, sera al menos questionable a partir de las declaraciones del primer mandatario.
Saludos desde el Africa
Claro,una casa bien pintada y arregladita,
es mas linda para aquellos que no les gusta
ver las casitas de piedras, con apenas dos o tres sillas hechas de alguna madera vieja encontrada por ahí.Pero yo se, que en esas casitas pobres, existen tesoros vivientes,que
son sus habitantes,en este caso los pueblos originarios de Bolivia.Ellos siempre han respetado a la Madre Tierra como tal, y no necesitan de discursos llenos de palabras
disfrasadas, para andar bien con Dios y con el
diablo.Fuerza compañero Evo,tu pueblo te acompaña!!!!!
Un abrazo desde Argentina.