Alejo Carpentier, propuso lo Real Maravilloso por la necesidad de relatar América Latina desde América Latina; los europeos tenían su palabra y su música, pero no conocían el asombro de un continente lleno de gente diferente, con pájaros de colores inimaginables y ríos que parecían mar; para eso, convocó al Barroco y a los criollos, pues dentro de ellos estaban los negros, indios, zambos y mestizos.
A partir de ahí, empezamos a reconocernos y valorarnos.
La apropiación de la música y las artes por los criollos, superó la imposición sincrética que se había acompañado de la fuerza, y la gente por voluntad propia, compuso, creó, relató y pintó lo suyo, con la partitura, el cincel y la paleta europea. Y lo hizo mejor pues incorporó la rotundidad del trueno, la lozanía del amanecer y la picardía del buen genio.
Estamos nuevamente en el momento de la creación y la construcción de una narrativa desde nuestras culturas universales, republicanas y, otra vez, criollas… Subamos al árbol, saquemos la tutuma en la que nos escondemos y salgamos de la caverna. Somos Grandes, podemos, y que nos ayude la partitura, la lengua franca de nuestro castellano y los decires de los pueblos color de la tierra que enriquecerán nuestras visiones.
Ese es nuestro oficio, los próximos 2 años,