Algún sector del Gobierno considera un triunfo la aprobación en grande de una Constitución que nadie ha leído. Nadie. Y por eso considera que la derecha querrá derrocarlo.
La oposición democrática asume que todo está calculado por parte del Gobierno, y que ahora arremeterá con todo, hasta imponer su modelo, por la fuerza.
El escenario ha cambiado radicalmente desde la semana pasada, ya no es el mismo. El ruido de las sirenas de emergencia no está dejando escuchar, y ver, que ese camino no lleva a ningún lado.
Quién abra el camino del diálogo, debe merecer nuestro respaldo total. Este es el momento.
Carlos Hugo.
6 comentarios
En estos momentos, el presidente Morales está marchando junto a campesinos e indígenas, según ABI, «para exigir a los parlamentarios opositores la aprobación de la renta Dignidad de 2.400 bolivianos para los mayores de 60 años y la defensa de la Asamblea Constituyente». Se me ocurre que tratar de dialogar con quién no tiene intenciones de hacerlo, será muy difícil. Ojalá se pueda.
Saludos!
Firmo, una vez, ya me duelen los dedos de tanto firmar, pero aun asi seguiremos diciéndolo y escribiéndolo.
Me duele el corazon de ver las imagenes de duelo y la terrible actitud de un presidente que solo tiene odio en su corazon si es que tiene corazon, ayer cuando escuchaba el discurso del presidente Evo Morales me preguntaba ¿que han visto en este hombre que ni siquerea como un dirigente indigena es notable alguna virtud, para permitir que nos dirija, para dejar que nos destroce, que le han visto que nmo puedo comprender porque nunca he visto nada bueno en el, que hay que no entiendo yo, estoy ciega o hemos dejado que un Hitler criollo, llegue al poder no entiendo» que nos salva ahora pedir por la paz, si es asi por dios que mi pedido se incluya tambien. no quiero sentir este miedo.
La realidad siempre es vista a la conveniencia de quien la mira, así, lo que para el gobierno es un triunfo para la oposición es una derrota, pero lo cierto es que al final el único derrotado siempre es el pueblo. Una cosa es cierta, el luto de Sucre ha marcado aguas, ha demostrado al partido oficialista que aún en los lugares en los que ganó en las elecciones puede perder espacios de manera vertiginosa, que auqellos a quienes Rossana Barragán llama «indios urbanos» no admiten su política racista y se le pueden dar la vuelta fácilmente, que su 54% es pura cortina de humo, que las lealtades territoriales son en este país mas fuertes que las divisiones de clase o etnia (como dice Jose Luis Roca: la lucha de las regiones es, antes que la lucha de clases, el motor de la historia boliviana), será por eso que en esta tierra ningún proyecto político de izquierda basado en la dialéctica marxista de la lucha de clases dió resultados concretos y perdurables, al fin se desnudó la falsedad del censo, según el cual casi el 70% somos indios, si, eso puede ser cierto solo en el sentido racial estricto, solo en el aspecto (si, somos morenos, petisos, de pelo tieso, pómulos salientes y nariz aguileña) pero tómese en cuenta que el hombre es también cabeza, que sus ideas y deseos cambian y si bien nos asumimos indios de raza, también nos asumimos ya urbanos y cómodos en el marco institucional «occidental», esto produjo serios errores de cálculo en el oficialismo, otra mito caído es el la homogeneidad ideológica indígena, pues el proyecto del gobierno aunque falsamente asume la plurinacionalidad, en el fondo intenta homogeneizar en todas las parcialidades una misma forma de pensar y actuar, la aymara, así, cuando los altiplánicos degollaron perros vimos a nuestras mujeres quechuas persignarse (si, son católicas y bien devotas) desaprobando semejante hecho bárbaro, por eso, la inmensa masa de «indios urbanos» sucrenses (gremiales, vendedoras del Mercado Campesino, artesanos y los hijos de todos ellos) decidieron cerrar filas para defender su «modo de vida», muy diferente a la salvajada demostrada en las alturas inhóspitas, en Sucre no se levantaron los oligarcas (pues de esos por aqui no existen, acaso sería Doria Medina, pero el no vive ni es de aqui, a lo sumo viene a hacer negocios). EL QUECHUA ES DIFERENTE AL AYMARA, ENTIENDALO DE UNA BUENA VEZ. En fin, lo de Sucre esta poniendo realidades sobre la mesa, y lo que asusta es que el gobierno, en medio de la histeria que le produce el temor a la derrota, pueda cometer actos sangrientos, total, se ha demostrado que para ellos la vida vale muy poco, por eso usan los deseos y sueños de la gente humilde, de los movimientos sociales, para enviarla al matadero para enviarla a defender el proyecto de las neo oligarquías centralistas de La Paz.
El federalista
Carlos Hugo:
Nos han llevado a un camino sin salida… visible, por lo menos. Los que se oponen a una nueva constitución han torpedeado desde el inicio su avance. Los que la buscan, acorralados, se han puesto a la defensiva cerrando puertas de negociación… aunque parece que los opositores nunca las quisieron abrir. Nos quejamos de que los asambleístas no avanzaron con su tarea, pero a la vez nunca los dejamos avanzar. Que las reuniones debían ser en Sucre, se ha reclamado, pero cuando quisieron reunirse en Sucre no se les permitió por ningún lado. Se inventaron lo de la capitalidad como una buena disculpa para entrabar el proceso, con un tema que no es el más significativo. Se logró avanzar en negociaciones con varios partidos y al fin cuando se fueron a un lugar más seguro para continuar su trabajo, nos quejamos, también! Y la oposición no acudió ni para defender su posición! Y ahí estamos, otra vez con violencia, en un inédito proceso que quería darse en paz y democracia. Qué triste, no?
Lucho
CZ, habrás comprobado que persisto por la racionalidad, aunque sea difícil.
Santiago, hay que perseverar… no aflojés.
Guiomar, respeto tu miedo.
Federalista, te leo siempre. A veces no comparto, pero te leo.
Lucho, lo que decís es cierto. Un proceso en paz y democracia era la convicción de quienes, como vos, empujamos en nuestros espacios. Y si, es triste. Como lo es, también, el enfrentarse a una realidad que entristece más: el farreo de una esperanza de la manera más inmisericorde. Ambos nos recordamos del 26 de febrero de 1990. Y es una película que sé, no querés que se repita. Ni yo.