Una reflexión recurrente en el país radica en la contradicción que hay entre sus abundantes riquezas frente a su escaso desarrollo. El reconocido geólogo José Paz Garzón explicó a OH! una de las razones que develan parte de los errores cometidos por los gobernantes.
-A grandes rasgos, ¿cuál es la potencialidad geoecológica que tiene el país?
-Bolivia es un territorio con más de un millón de kilómetros cuadrados. Tiene ámbitos geográficos, geológicos muy definidos. O sea, encierra una gran potencialidad geoecológica y, dentro de ésta, tiene que haber una sostenibilidad en el manejo de los recursos naturales. Porque grandes imperios han desaparecido por esa falencia.
-¿No es, como algunos afirman, una geografía muy complicada y compleja?
-La geografía boliviana aparentemente, parecería que es difícil. Pero si se hace un estudio de contexto se ve que tiene unas líneas fáciles de describir. Por ejemplo, en la parte occidental, en la cordillera Occidental, la referencia sería el lago Titicaca. Ello porque si se baja al sur del lago Titicaca, toda esa faja angosta está llena de picos nevados, lagos de deshielos e incluso volcanes. Eso únicamente abarcaría a tres regiones andinas: La Paz, Oruro y Potosí. Y esa entra a la Argentina. Es una. Faja más estrecha que la cordillera Oriental.
La cordillera Oriental es mucho más amplia. A partir del norte del lago Titicaca, da la vuelta en el nudo de Apolobamba. Baja toda la cordillera Oriental que es, digamos, el armazón central de Bolivia. Eso abarca ya Cochabamba, Chuquisaca, Potosí y Tarija. Y al medio de esas dos inmensas masas montañosas está el altiplano. La cordillera Occidental es mucho más elevada tiene cimas que superan los 6.000 metros. Una vez que se llega al límite de la cordillera Oriental, hay una parte más baja que es el subandino. También tiene serranías, pero de menor altura, mayormente de 2.500 metros.
Y después tenemos los Llanos. Hay una línea que parte de Yacuiba y se ve plenamente en una foto satelital. Todas las cordilleras arrancan de aquí hasta Santa Cruz. De Santa Cruz hacen un codo. Toda la cordillera hace un giro con rumbo noroeste hacia Perú. Cochabamba, por ejemplo, es un Valle. Elongado este – oeste, este – noroeste. En cambio, Tarija es un Valle norte sur. Ahí hace un giro. Y hace un giro. justamente porque ahí coinciden, convergen, tres sub placas tectónicas.
-Sin duda, toda esa diversidad marca al potencial boliviano, ¿no es cierto?
-En ese contexto, al ver la potencialidad, Bolivia tiene Uranio, Cobalto, plata, plomo, estaño, oro, infinidad de minerales. Tiene las reservas forestales en el 50 por ciento de su territorio. Y tiene una infinidad de recursos como el agua. Tenemos tres cuencas inmensas. Veamos la cuenca del Amazonas, con tantas vertientes que fluyen hacia esa zona. Tenemos la cuenca del Plata que abarca desde Chuquisaca hasta Tarija. Y tenemos la cuenca cerrada que se centra en el lago.
Entonces hay que valorar lo importante que es la geografía. Por eso Napoleón dijo: “Dadme un mapa geográfico, y yo os leeré la historia del tiempo”. O sea, no se puede planificar sin conocer el territorio detalladamente. Con mapas temáticos, con mapas a escala, de acuerdo a los recursos económicos, pero tiene que haber la idea. Y eso está un poco desfasado en Bolivia.
Es lo más importante. Hoy en día, la planificación geoeconómica tiene que ser científicamente organizada. Por ejemplo, en el caso de Tarija, se debe cuidar con total decisión la reserva de Sama porque es la fuente del agua. Si no se cuida el agua, va a crecer la población y no va a existir agua. Antes no se lo advertía, pero ahora se está poblando tanto, toda esa zona con construcciones, casas, asentamientos. La potencialidad es inmensa, pero la planificación tiene que ser superior. Brasil no hace nada, muchas otras naciones no hacen nada sin planificar científicamente. Entonces debemos elevar el nivel de nuestros académicos considerando el cuidado de nuestro territorio.
-¿Qué otro eje de planificación puede haber en ese sentido?
Veamos las reservas naturales. Si se pone nomás un ejemplo: Madidi. Tiene casi dos millones de hectáreas. Si sumamos a Madidi con Amboró y Carrasco, tenemos casi 5 millones de hectáreas de reservas. Vayamos al otro lado con la reserva Abaroa y la reserva del nevado de Sajama, y las otras que son reservas grandes. Entonces, esa riqueza debe estar completamente sistematizada para comenzar a usar variables de desarrollo.
Se podrá concebir, por ejemplo, nuevas poblaciones intermedias a donde se desplace la gente. Bolivia no está preparada para las migraciones espontáneas porque no ha sabido estudiar su territorio. Cómo se ha podido desconocer, por ejemplo, el valor de Santa Cruz. Basta ver un mapa satelital y considerar sus 350.000 kilómetros cuadrados, el 35 por ciento del territorio nacional. Sumemos al Beni, que tiene 220.000 kilómetros cuadrados.
Por todo ello, se debe reconsiderar el estudio del territorio y buscar la aplicación de nuevas fuentes de cultivos posibles para nuevos mercados. Hay que atender a voces autorizadas en este tema como las conferencias que ha brindado Carlos Hugo Molina. Tenemos, por ejemplo, mercados de frutas en el Chapare, en Santa Cruz, en los valles de Tarija. La riqueza es inmensa, pero el desafío es elaborar un plan geoecológico para Bolivia.
-¿Hay alguna base para realizar esa labor?
-Bolivia tiene geólogos, tiene o puede tener investigadores de todas las especialidades relacionadas a esta labor. Entonces tienen que haber, que desarrollarse, mapas temáticos. Puede que haya ya mapas digitales, pero deben ser científicamente desarrollados.
Por ejemplo, Tarija tiene una riqueza inmensa en sus serranías, en diversos sentidos y valores ¿Ese potencial está debidamente valorado? ¿Está ponderado? Si no está ponderado, si no se sabe la cantidad, si no se sabe la variedad, entonces no se puede avanzad. Eso es lo que nos falta. Y eso puede ser muy buena tarea para las universidades o para la gente que hace academia.
Recuerdo que había un convenio de la universidad Mayor de San Andrés de La Paz con el instituto francés de investigación científica, Orstom, para que se haga un estudio en ese sentido. Hoy Santa Cruz también tiene un plantel capacitado que trata de avanzar por ahí, en cuanto a recursos naturales y clima, con gente que ha salido al exterior y ha ganado experiencia en esta área. En base a ello, lo importante es conservar las riquezas naturales.
Vemos esto en un momento en el que ya no tenemos producción de gas o reservas de hidrocarburos y hay cada vez menos mercado. Y es entonces cuando, con la debida planificación y valoración de nuestros recursos, tenemos que ver otras fuentes de producción de riqueza.
-¿Puede ampliar la idea que citó sobre las ciudades intermedias?
-Son formas de aliviar y estabilizar la tendencia a la concentración poblacional en un espacio geográfico. En Buenos Aires, por ejemplo, surgió la necesidad de crear ciudades intermedias pequeñas. Hubo una migración campo ciudad, entonces se han creado subsistemas, flujos, anillos de poblaciones periféricas. Si las grandes ciudades no tienen industrias, cómo van a absorber a esta gente.
Hay movimientos de gente en busca de trabajo. Es natural porque no hay una distribución adecuada de la población. El enfoque geográfico no es solamente físico. Lo físico son las serranías, los ríos, el clima. Pero también hay la geografía biológica, es decir, de fauna y flora. Y hay una geografía política ligada a la demografía.
En ese marco entra la variable de la economía. La economía tiene tres sectores: primario, relacionado a la producción de las materias; secundario, donde están las actividades que transforman esas materias, y terciario, ligado a los servicios y el comercio. Y, claramente, todas las ciudades de Bolivia son terciarias, educación, comercio gente vende, se vende entre unos y otros. Tenemos semejante país tan rico y es asombroso que no podamos estructurar programas definidos en base al potencial de nuestras tierras.
-Las cifras poblacionales de ayer y hoy nos dan una pauta de ello, ¿no es cierto?
La geografía es dinámica. Un ejemplo: en 1900, Tarija tenía 17.000 habitantes. En 1950, tenía 20.000. Santa Cruz, el año 1950, tenía 40.000 habitantes. Bermejo, el año 1940, casi no había. Los franciscanos fueron a fundar Orán desde Tarija y tuvieron que dar la vuelta por Jujuy. Yunchará, en 1950, tenía 3.000 habitantes y Bermejo no tenía más que 50. Comparemos cuánto han cambiado hasta ahora y las diferencia que hay entre una y otra población.
Entonces, esos movimientos no se han sabido manejar adecuadamente. La distribución de la población responde a sus necesidades de trabajo. Por ello, la mejor oferta de la gente que conduce el Estado es ofrecer trabajo organizando debidamente la explotación del territorio en base a una planificación prevista científicamente.