Siempre, pero mucho más en momentos en los que la post verdad pone a prueba nuestra salud mental y el equilibrio colectivo, se hace necesario estar cerca de quienes tienen palabra certera, experiencia rotunda y sonrisa imbatible para que sirvan de referencia en medio de borrasca y desazones. Deben ser personas con decir dulce y contundente, espaldas sólidas, piel curtida y con rasguños en el alma y en el cuerpo que les hayan permitido trascender generosas el facilismo del cálculo y la mediocridad.
Arbitrariamente y desde la ciudadanía curiosa que practica el cuestionamiento metódico, leo lo que escriben y escucho lo que dicen Carlos Toranzo Roca, Gustavo Fernández Saavedra, Fernando Prado Salmón y Fernando Calderón Gutiérrez.
Con la misma necesidad y expectativa, completan el Ágora de palabras contundentes, meditadas, disruptivas y atropelladoras, Sonia Montaño Virreira, Susana Seleme Antelo, Daniela Murialdo López y María Teresa Zegada Claure.
En la diversidad y pluralidad con la que se expresan, tienen una cadencia armoniosa que interpela la modorra soñolienta de una confusión inconveniente y despistada.
¿Querrías compartir qué nombres sumarías para completar las referencias?
Los nombres que se suman por el aporte ciudadano:
Jimena Costa, Sayuri Loza, Erika Brockmann, Gustavo Pedraza, Maggy Talavera, Tuffi Aré, Carlos Federico Valverde