Arrinconada entre la geografía, las distancias y sus potencialidades, la producción de la hoja de coca destruye su extraordinaria riqueza y la vuelve espacio de violencia autodestructiva, a veces contenida y otras, contagiosamente desbordada.
Café, turismo y seguridad alimentaria, podrían ayudar a cambiar el escenario de Yungas, el Departamento de La Paz y el de Bolivia entera. Es cuestión que lo creamos y le arrebatemos a los administradores de la estupidez, el derecho que tenemos la Gente Decente de ser dueños de nuestra alegría.