Los resultados del Censo, los incendios, las peleas desgraciadas entre Evo y Arce, el debate confrontacional sobre el modelo de desarrollo boliviano, los dólares, los combustibles y las próximas campañas electorales, son momentos que plantean rupturas y desencuentros. La población de los países con grandes conflagraciones (terremotos, erupciones tsunamis, temperaturas extremas, guerras, pandemias) está obligada a ponerse de acuerdo en comportamientos colectivos frente a ellas, sin que exista debate sobre qué es lo que debe hacerse. Cada persona lo sabe y cumple su parte.
Un gobierno que ha atizado la confrontación social a extremos peligrosos (k´aras/ indios; collas/cambas; oriente/occidente; campo/ciudad; empresarios/trabajadores) está enfrentando su propio absurdo, pero además, está dejando en evidencia los niveles de violencia latente y material en la que nos encontramos en nuestra vida cotidiana.
He encontrado cuatro instrumentos que pueden ayudarnos a superar, conscientemente, este absurdo ya que NADIE en su sano juicio, se opone a ellos. Está en nuestras manos trabajar para profundizarlos:
1. La celebración del Bicentenario.
2. Los triunfos de la selección de futbol.
3. El fortalecimiento del turismo como compromiso social y política pública, que supere los bloqueos.
4. La producción y el consumo de café de grano boliviano, uno de los mejores del mundo, y que en su mayor volumen se genera en los yungas paceños.




