Martín:
Leí Jefazo con interés literario y político, y no he sido defraudado.
En lo literario, es un aporte de lectura apasionante, y a diferencia de otros libros sobre la personalidad del Presidente, ha sido escrito para ser gustado y entendido también, por un lector más allá de Bolivia. Las claves que utilizás, los datos y las anécdotas, ofrecen una descripción inteligente de situaciones, fácilmente comprensibles, y que le dan un contexto sencillo y amigable.
Describís a Evo con un zoon de 50/500 mm, y lo matizás con situaciones y personajes locales, nacionales y mundiales, de una manera francamente amena y cinematográfica. Por la platea discurren actores filmados en movimiento y en fotos fijas. Y las dos situaciones aportan información valiosísima.
En lo político, ayudás a desentrañar los códigos íntimos con los que se mueve el boliviano más universal de nuestra historia política. Esta calidad, antes de Evo, la tenía el Ché Guevara. Y podrá competir con ventajas en razón de su edad, y del resultado final de su actuación, con Andrés de Santa Cruz o don Víctor Paz, políticos bolivianos de dimensión mayor a nuestras fronteras. Ese es el volumen potencial del ciudadano al que has retratado.
Cuando terminé de leerlo, me enfrenté con algunas constataciones:
La forma cómo lograste esta información, de primerísima fuente, te muestra como interlocutor y partícipe de muchas situaciones, y depositario de la confianza de los interlocutores, en todas las demás. Tus opiniones, por lo tanto, desde tu personal forma de analizar y describir los acontecimientos, tienen la evidencia de lo empírico, privilegio exclusivo para quién tiene que haberse ganado ese espacio por méritos propios.
Si eso es correcto, debo asumir que esta evidencia es válida para todas tus afirmaciones. Para decirlo coloquialmente, no te estás inventando nada de lo que estás diciendo. Sos parte de la construcción del Mito. Y ahí no puede haber inocencia. No se trata de un anciano frente a su conciencia. Y precisamente, por estar vos al margen de nuestras miserias cotidianas, no puedo verte de otra manera.
Además de lo que decís y compartís, está lo que no decís. Luego de leer el detalle de situaciones microscópicas, extraño la ausencia de otras materias fundamentales que no adquieren el mismo grado de profundidad periodística, asumiendo que se trata del mismo personaje y el mismo escenario. La Asamblea Constituyente, por ejemplo. O luces sobre Santa Cruz, el mayor opositor real a Evo, que podrías haber ampliado sobre todo por tu calidad de conocedor de una realidad sobre la que escribiste tu tesis doctoral. Otro tema, el Indígena, ¿no sentís que por ahí podría ser la ruptura del proceso?
La visión humana del personaje retratado, Evo Morales Ayma, que inspira respeto por su posición ideológica, origen, lucha y consecuencia, en la realidad cotidiana adquiere dificultades por los actos que ejecuta al asumir la calidad de Dignatario de Estado y fé pública su palabra. Dejó de ser dirigente sindical sin darse cuenta y todavía, sin asumirlo. Ahí está mi mayor dificultad. Reconociendo la calidad de cambio que identifica, de revolución que genera, de soberanía que encarna discursivamente, no puedo ver a Evo, luego de dos años y medio de gobierno, solamente como un personaje de ficción, de la literatura o de la investigación social. Es un decidor/definidor de políticas públicas y todas las circunstancias que lo acompañan positivamente, necesitan verse como parte de procesos, de gestión y de resultados. Eso es lo que analizará la Historia cuando pase esta etapa. Como le correspondió a los Sandinistas del 79, lo será con Lula o Tavaré.
Tomá mis reflexiones como una exploración personal en los ámbitos en los que escribiste tu libro. Tengo, si, una línea de base que se expresa en la búsqueda de explicaciones y alternativas para no llegar a una guerra civil. Siento que hay demasiado material válido para ser utilizado de manera responsable, y no me perdonaría el desaprovecharlo. (1/4, sigue)
Carlos Hugo
5 comentarios
[…] Fuente: http://www.carloshugomolina.com/2008/06/29/evo-morales-martin-sivak-y-el-jefazo-14/ […]
Sos un vendido Carlos Hugo, es todo lo que te puedo decir. VENDIDO
Lorena, como diría Condorito, «plop». Escribir con mayúsculas es como gritar. En este espacio, practicamos la tertulia.
No entiendo la interna de este foro, pueden ser más precisos?
Estimado Carlos Hugo, me parece que más allá del valor literario y la amistad que profesas por el autor, el libro muestra la catástrofe de contar con un mandatario tan poco instruido, que basa todas sus desiciones en sueños, augurios e intuición. La nave del Estado requiere de unas condiciones mínimas, eso lo aprendío a tiempo Lula y lo aprendió también Tabaré… los países serios no destruyen instituciones democráticas y tratan de inventar el agua tibia!!
Quizás tu posición desde la izquierda romántica te impide ver con objetividad lo desastrozo que está resultando para un país ya bastante informal tener un lide aun más informal y caótico. Creo que el sueño revolucionario se está convirtiendo en una pesadilla anárquica y, lo que se entreveía como una lucha de clases en el país con relativa movilidad social, como un país clasista se está transformando en una lucha étnica con resultados catastroficos para el futuro del país… Lo que me pregunto es si todavía existe BOLIVIA. El libro es bueno… la tragedia es el personaje que podría ser perfectamente el jefe de una tribu africana y no el presidente de un país democrático…