La expresión tiene su origen en unos versos dedicados a Jacques II de Chabannes de Lapalisse, y «es equivalente al español «perogrullada», es decir, obvio hasta el punto de resultar ridículo.» Algunos de esos versos nos dan la idea de la contundencia de las verdades:
Muerto el Señor de la Palisse,
muerto cerca de Pavía,
Un cuarto de hora antes de morir,
respiraba todavía.
Fue por mala suerte
herido por una mano cruel,
Se piensa, visto que murió,
que la herida fuese mortal.
Murió un viernes,
el último de su edad,
Si hubiese muerto el sábado,
habría vivido algo más.
Bolivia ha cambiado. Es una verdad lapalissiana.
¿Cuanto?, ahí empieza el asunto.
Carlos Hugo.
2 comentarios
Es como la «Chacarera de Santiago» de Les Luthiers que dice en una de sus estrofas:
Santiagueño a mà me dicen
porque he nacido en Santiago
si no fuera santiagueño
habrÃa nacido en otro pago.
Inés, valió la pena el post. Logré hacer que opinés con algo de tus quereres!