Muchas de las declaraciones de nuestros líderes políticos, ratifican el carácter machista y sexista de la política y de sus actores. Las alusiones sexuales y las apelaciones al miedo, como valor antidemocrático, han dejado de lado el cumplimiento al principio de legalidad, las salvaguardas constitucionales, el respeto al Estado de Derecho. La Democracia boliviana había, hasta ahora, guardado las formas. Hoy, sin el Tribunal Constitucional, el rosario de violaciones y desconocimientos, adquiere la calidad de razón de Estado.
Y aquí no servirá como justificativo el que otros lo hayan hecho. Sería sumar, al machismo, una manifestación infantil.
Cada vez más, se impone un pacto social antes del 10 de agosto. Antes de tener que buscar responsables.
Carlos Hugo.