Fue una apuesta defender la visita de Mario Vargas Llosa a Chiquitos porque con él, llegaba el Nobel de Literatura… Se logró un equilibrio maduro y liberador entre los discordes para permitir que el respeto por la palabra creativa se imponga. Gracias, por que se las merece, Oscar Ortiz y Ruben Darío Cuellar, hubo un manejo profesional e inteligente que evitó las estridencias. Quienes tuvimos la posibilidad de introducirlo en ese mundo mágico contando algunas ocurrencias, encontramos una persona que escuchó y preguntó… En nuestro encuentro, le dije que «la Paradoja más extraordinaria del Chiquitos internacional, era que estaba en manos del Papa Francisco y de Mario Vargas LLosa…»