Siempre hay tiempo, y no entraré en la disculpa hipócrita de buscar responsables. Demasiado bien hemos construido este camino para culpar a otros.
Volvamos a la racionalidad, simplemente. La violencia es machista, es autoritaria. Resuelve por la fuerza y la prepotencia. Los machos no quisieron ser cobardes, y fueron interpelados para demostrar que no eran mariconcitos.
Busquemos a las Mujeres que no quieren ser viudas ni que se mueran sus hijos por los arrebatos verbales de los irresponsables.
Carlos Hugo.
20 comentarios
Busquemos a esas mujeres, como la Domitila, que nos regaló con su valentía la Democracia, sufrió la violencia machista de la Dictadura, sufrió la cobardía de los «demócratas» de entonces que bajo las faldas de la retórica y la pasividad característica de la intelectualidad clasemediera no se incomodaron jamás con la violencia del régimen hasta entonces. Busquemos a esas mujeres indígenas del Oriente que hace 20 años marchan, hijos en mano, buscando cambiar un país que las niega desde siempre, que las convirtió en desplazadas en su propia tierra, que las convirtió en analfabetas, empleadas, sirvientas, drogadictas, esclavas, prostitutas.. por la imposibilidad de volver a esas tierras que un día fueron suyas y que de la noche a la mañana, pasaron a manos de un Patrón, para garantizar la prosperidad y progreso de unos pocos y la miseria de la mayoría. Busquemos a esas hijas, que hoy madres, todavía luchan por la posibilidad de participar en la contrucción de ese país posible en el que estas injusticias se acaben, enfrentando la violencia de quienes no permitirán jamás que esto suceda.
Ellas lucharan por votar, lo han hecho toda su vida, por que prefieren el voto, la Democracia, a las armas, otros intentarán evitarlo usando la violencia y también dirán que lo hacen por la Democracia. En fin.. ironías de la Democracia.
Un abrazo!
conmovedor.
un saludo
Estarán por fin los hombres dispuestos a escuchar a sus madres, esposas, hermanas e hijas?
Yo, si.
Despues de tener una experiencia vÃvida con la actuación de mujeres que salvaron a sus esposos e hijos de los intentos socialistoides de un gobierno militar que llegó a instalar una Asamblea del Pueblo en la sede del Congreso Nacional, coincido con el del Ãgora que muchos queremos oir la voz de las mujeres en las circunstancias que en el cielo de nuestro paÃs se cubre de negros nubarrones de polÃticas engañosas de solidaridad y equidad
Salud y PAZ!!!
Alejandra, yo también.
Ojalá ustedes, las mujeres, tomen la palabra.
Un fuerte abrazo.
Efrain, como a Alejandra me conmoviste!!!! Afortunadamente no hay necesidad de buscar mucho… hay varias Domitilas, mujeres que lucharon frente a las injusticias, como ella. Entre otras, creo que se llama Casimira Rodriguez, la ex Ministra de Justicia del actual, una mujer, en mi modesta opinión, admirable. Pero por favor, que las Leonildas Zuritas, las representantes del Cómite Cívico de Santa Cruz (muy especialmente la que agredió al periodista) se mantengan lejos.
Lo que queda claro es que ya no hay que mirar comodamente la situación de palco…. el odio que se vió ayer en Santa Cruz hay que frenarlo de alguna manera….. pero me pregunto ¿que podemos hacer las cuidadanas de a pié?
plenamente de acuerdo.El tema es, habrá una mujer con la talla de un proyecto nacional?
Hace tiempo que no leía algo tan machista en la blogósfera boliviana…
Totalmente de acuerdo, es un error no aceptar que la mujer siempre viene cumpliendo la funcion clave,con sabiduria, con su corazon generoso y resuelto, apostando a pesar de todo por un sano desarrollo de los niños,de hombres y mujeres sobre la base de la soliaridad,amistad, dialogo,comprension mutua,promoviendo el dialogo franco y libre de prejuicios.
Hoy en las sociedades democraticas, la igualdad en derechos de la mujer es un principal logro,pero aun muchos siguen relacionando a las mujer con el poder y el dominio y en nuestro pais no es la excepción.
Muchas son las valientes mujeres que podrían aportar en buscar mejores dias para nuestra Bolivia solo hace falta que se den un tiempo para escucharlas y valorarlas.
Las mujeres queremos construir un desarrollo armonico,que prevalezca el espiritu de la no violencia y de las grandes esperanzas.
Es tiempo de verdaderos CAMBIOS.
Excepto las «Dimitri».
!Uy!
El hecho de que el objetivo de este post sea una voluntad necesaria, noble y, ojalá, común. No le quita el tinte machista al mismo.
Un saludo Carlos Hugo, anoche te estuvimos recordando con alguien muy cercano a ambos.
Vero, es cierto, las conductas son las machistas. Pero en todo caso, la posibilidad de aprender juntos a mirar la vida de otra manera, resultará grato. Y este debate, será eterno, hasta que los hombres saquemos nuestra mejor parte, que nos asusta, nuestro lado femenino.
Me imagino que la charla estuvo matizada de sur y de vino.
En realidad el machismo está en pensar que hay un lado mejor que el otro (el femenino, como mencionas) ahí se establece una diferencia, con matices positivos, pero diferencia al fin.
Ni la femeneidad es mejor que la masculinidad, ni viceversa.
El mejor lado que tenemos ambos géneros y el que urge sacar ahora es el humano. Con ese basta y sobra.
Efectivamente, sur y vino.
Sigamos
Vero, ya ves la diferencia… la firme suavidad femenina…
Creo que la realidad nos pasa por encima. Y no es cuestión de mujeres o de hombres. Es cuestión de ciudadanos racionales y de ciudadanos violentos, es cuestión de querer imponer por la fuerza o que primen la razón, el corazón! y la ley. Así como me parece violento que un gobierno elegido por vía democrática lance decretos aún a costa de desencadenar la violencia, me parece violento (y reprochable)que se le pegue a alguien en la calle porque piense distinto. Los hechos lamentables ocurridos en Santa Cruz, que esta vez fueron protagonizados por hombres y mujeres demuestran que la cuestión no pasa por el género, sino por las convicciones y las posturas de cada uno. Tratemos de no alimentar las diferencias, más bien, unamos los esfuerzos. Ahora, si lo suyo Carlos Hugo fue un reconocimiento a algunas virtudes personales propias de nosotras, entonces va el agradecimiento. La mayoría de las mujeres, y en eso coincido, estamos en contra de la fuerza y los golpes. La idea es, para ambos, no dejarse llevar por las provocaciones, ni por las arengas.
De acuerdo, la responsabilidad puede ser compartida equitativamente en una sociedad equitativa también, pero este no es el caso. Reconozco la peligrosidad primero de generalizar y segundo de sesgar la discusión. Sin embargo la realidad no es equitativa, más del 80% de los puestos de poder y liderazgos son masculinos y por tanto existe hasta cierto punto una responsabilidad de genero, las decisones políticas que nos han llevado a la crisis en la que estamos, han sido y son decisiones masculinas.
Por otro lado, en todas las situaciones de conflicto son las mujeres las primeras victimas, no solo por quedar viudas, huerfanas, sin hermanos o sin hijos, sino porque normalmente se convierten en objeto de agresión (agrediendo a «sus» mujeres agredo a mis enemigos), por tanto urge una acción preventiva de «desarme», que «des-movilice» una acción conjunta pero también individual que contrareste poco a poco la atmósfera de violencia en la que vivimos cada día. Lograr este «desarme» no será fácil y quizás requerira de mucha paciencia y sobre todo perseverancia.
Gabriela se pregunta Qué podemos hacer?
Inevitable no sentirse impotentes ante tanta irracionalidad y polarización (desde mi punto de vista más creada que real). Pienso primero que existen diferentes niveles de acción. El más cercano el que se puede comenzar hoy es un trabajo hormiga (una gota de agua puede oradar la roca verdad?) empezando en nosotras mismas y en nuestros hogares. No olvidemos que somos cada vez más «cabeza de hogar» y por tanto responsables directas de la educación de nuestros hijos, ahí puede comenzar el trabajo, inculcando principios no violentos que contraresten el mensaje diario de «la ley del más fuerte». LA PAZ COMIENZA EN CASA y aunque los resultados no sean inmediatos, podemo comenzar a crear los cimientos de una sociedad mejor, con ciudadanos menos violentos y mas respetuosos del OTRO (sea este campesin@, obrer@, analfabet@ o mujer).
Existe sin embargo otro nivel de acción, llamemoslo más activista, en el que las mujeres (pero también los hombres, aunque dadas la exacerbación de los animos, quizás sea mejor dejar la iniciativa solamente a mujeres) organizadas manifiesten su RECHAZO A LA VIOLENCIA y demanden un acuerdo NO-VIOLENTO de las partes en conflicto. Ejemplos cercanos de este tipo de manifestaciones son la huelga de hambre organizada por las mujeres mineras en los 70s, o las manifestaciones diarias de las madres/abuelas de la Plaza de Mayo; que bien podrían inspirarnos. Y ojalá los liderazgos femeninos comiencen a surgir, quizás debemos para ello comenzar a buscar entre nosotras y ya no entre nuestros companeros.
Comenzamos?
Nota: Evito el termino «pacifico» adrede porque lamentablemente su significado se ha devaluado y nadie se lo toma en serio. Pero a propósito de LA PAZ les aconsejo leer con calma este link: http://www.proyectopv.org/1-verdad/1marcoshigienemental.htm
Efrain, me saco el sombrero por usted, Carlos Hugo me alegra de sobremanera que nuevamente salio el sol.
Vero Vero, me sorprendes a veces.
Un abrazo
Vania respondiendo tu pregunta, creo que tu tienes esa talla o no?
Un abrazo
«El Deber», machista, racista y defensor de la agresión delincuencial
(ASC-Noticias).- Bajo el título aparentemente inocuo de «Mujeres y civismo», «El Deber» defiende con criterios machistas y racistas el accionar agresivo y delincuencial de mujeres fanáticas en la plaza cruceña que pasan por cívicas. Es necesario hacer notar la influencia negativa de criterios tan nefastos, emitidos además por un medio de tanta influencia a nivel local y nacional.
Ayer, martes 2 de septiembre, «El Deber», matutino cruceño, editorializa bajo el título «Mujeres y civismo» una cerrada defensa de las mujeres denominadas «cívicas» que, desde la noche del jueves y parte del viernes 29 pasado, procedieron a hacer escándalo y medio en plena Plaza 24 de Septiembre a nombre de la autonomía, la democracia y la libertad.
El editorial, elaborado de forma ligera y sin mayor reclamo que el ácrata derecho de hacer lo que a uno le de la gana, puede en realidad servir para enriquecer antologías dedicadas al escarnio de la mujer, a la justificación del racismo y del delito.
No es la primera vez que supuestas apologías a las mujeres son en realidad un insulto, como esa canción que el día de la mujer muchos medios de comunicación sin criterio emiten y que dice «no hay que comprenderlas, solamente amarlas» como si fuesen misterio insondable y además inútil, por innecesario, de conocer.
Asombrosamente, para Pedro Rivero hijo, probable autor del editorial, el afiebrado ataque de chauvinismo y racismo de las mujeres «cívicas» que dejó pasmada a la población es ejemplo de… ¡civismo! Pero qué trastocados tiene los valores este individuo. Y pensar que tiene el poder y el dinero suficiente como para hacerlos pasar como buenos.
Además, el machista pagado de si mismo, creyendo que hace mucha concesión a las mujeres y así de paso gana sus indulgencias, anota que ellas también pueden alcanzar «las hazañas del varón». ¡Caramba! este varón aún vive en la época de las cavernas y cree que su género es el parámetro de la mujer, salida de su costilla, y por lo tanto el tope máximo al cual puede acceder el género femenino.
«La mujer», de la que habla, en realidad no existe. Las que hay son mujeres específicas, esas son las burguesas, las obreras, las indias, las jóvenes, las viejas, las logieras, las revolucionarias y otras. No se las puede meter a todas en una sola bolsa so pena de realmente denigrarlas. Pero a qué mujeres se refiere el editorialista, pues sólo a las mal llamadas cívicas, instrumento de las logias, a las que busca convertir en epítome de la mujer, lo que es una forma de empobrecer totalmente el concepto.
Alfombrando su texto de puras lisonjas, propias del enamorador oportunista, prepara el terreno para impedir cualquier crítica a las barbaridades que luego suelta. Sin embargo es un deber desenmascararlas. La mujer o el hombre no son por sí solos maravillas andantes, todos y todas tienen mayor o menor potencialidad, desarrollarla depende de acceder a los estímulos positivos necesarios. En el caso de la mujer esto es más difícil aún, porque históricamente estuvo relegada, pero la superación de esquemas arcaicos y el empuje del movimiento femenino nacional y mundial, ha permitido su avance. Aparentemente el editorialista está reconociendo la valía de la mujer, haciendo énfasis en asignarle ciertos atributos, específicamente el «talento, fortaleza y coraje incluso frente a lo imposible» (sic), el problema es que no explica para qué, pero en función de lo visto estos dos días podemos asegurar que es para insultar, para golpear, para denigrar. Qué penosa imagen para las mujeres. «El Deber» nos está pintando un modelo de mujer brutal como al rey del mural del Comité Cívico en versión femenina, poderosa por definición, ruda. ¿No está más bien asignándole disimuladamente a la mujer esquemas varoniles dejando de lado lo que es más propio de ellas, la sensibilidad, la comprensión y otros valores positivos? ¿No es que los maridos ricos, los maridos poderosos, asignan a sus pobres mujeres ricas un rol que se ven obligadas a jugar para darles gusto y de paso sostener su estilo de vida explotador? No en vano este opúsculo machista también se remite al lugar común de ubicar a la mujer casi como propiedad, «de» tal o «de» cual, diciendo «al lado del varón». La mujer de «El Deber» y de los cívicos es usada como carne de cañón para la defensa de los intereses de los poderosos pero envuelta en el manto de los sagrados intereses regionales.
Todo ello sin embargo es sólo una introducción para hacer brotar el racismo, porque luego, de forma curiosa, como si todas las «cívicas» vinieran de afuera, otorga carácter de ciudadanía a las llegadas «que al echar raíces en la cálida tierra grigotana, se nutrieron de nuestros credos, comulgaron con ellos y los hicieron suyos sin condición ni tiempo y con hondo amor y la más absoluta y convincente lealtad, conmovedora hasta para los más insensibles», es decir aquellas mujeres con suficiente dinero como para tener aceptación, o de costumbres y caracteres «aceptables» por ser europeos, o esas que se mimetizaron y dijeron amén a todo, alienadas, desclasadas, oprimidas, que negaron su cultura obedeciendo imposiciones, que asimilaron «nuestros credos», no sabemos exactamente cuáles pero podemos suponer que son los conservadores, chauvinistas y burgueses que los medios empresariales tanto ensalzan. Pero las otras mujeres llegadas de afuera que no entran en ese esquema ¿no valen?, las que mantuvieron sus credos, las que aún sustentan sus costumbres, esas cholas, esas indias, esas obreras que no son misses pero orgullosas pretenden seguir siendo lo que son y que sudan y generan riqueza para otros ¿dónde quedan? ¿peor si son rebeldes? Para El Deber, por su racista modo de ver, esas no tienen cabida, pretenderá expulsarlas seguramente. Sin embargo en el mundo civilizado de hoy se considera natural y humano que la gente tenga derecho a sostener ideas, costumbres, creencias, sin ser discriminada por ello.
Finalmente y de forma cínica el editorial de «El Deber» ensalza el accionar delincuencial del que hicieron gala ese viernes negro esas mujeres poco cívicas, cuando corrompiendo la mentalidad de la juventud, armando gente con chicotes y palos, les llevaron a agredir a quienes haciendo uso de sus derechos decidieron expresarse en la plaza de Santa Cruz. ¿Dónde está la democracia que permite a cualquiera, al margen de sus ideas, poder expresarlas libremente? ¿Pero por qué tanto miedo de una supuesta mayoría frente a una minoría equivocada? ¿Por qué tratar a esa gente de «insolentes», será porque es la nueva cambada que se alza? ¿Por qué prohibirle pisar «nuestras benditas calles», será porque se desea retornar al pasado cuando la cambada no podía circular por donde quisiera? ¿Por qué se asegura que esta es una «clara provocación», acaso a nombre de la libertad y la democracia ya está prohibido pisar la plaza? Lo que está claro es que «El Deber» comulga con lo más retrógrado y cavernario de Santa Cruz, por ejemplo con Percy Fernández que ha prohibido hacer huelgas y marchas a los pobres y a los indios en la plaza y sólo quiere ver «caras lindas» pero se atreve a presentarse como el abanderado de los «valores y principios morales».
Ahora podemos ver que editorialistas como éste corrompen y degeneran el verdadero espíritu cívico que debe procurar que la vida ciudadana se desarrolle en armonía, y no como hacen esas facinerosas y facinerosos que cuentan ahora con la bendición de «El Deber», minorías violentas, agresivas, irrespetuosas, fanáticas, desesperadas, pero alimentadas con mucha plata.
Liborio Salazar