En este espacio, y por decisión, sólo encontrarás la energía que espero se sume a la tuya para construir la Bolivia que nos merecemos. No hay ingenuidad ni inocencia. Todos los temas que aquí leés, se sustentan en una búsqueda responsable, racional, madura y que no pierde el optimismo ni la poesía.
Nos corresponde desentrañar el futuro con la reflexión y el estudio, asumiendo los riesgos que ello acompaña. En este recorrido colectivo estamos encontrando que, siguiendo a Andrés Ibáñez, la guerra federal, el Memorándum de 1904, la Guerra del Chaco, la Revolución de 1952 y el retorno a la democracia el 10 de octubre de 1982, hay una luz potente para interpretarlo.
Estoy encontrando que más allá de las molestias e incomodidades, el camino es nítido y complicado y habrá que trabajar con inteligencia para comprobar si el ciclo de esperanzas que se inició en Potosí, siguió a Charcas, luego a La Paz, ahora se encuentra en Santa Cruz…
Esto no es un designio ni un mandato divino, es una oportunidad y una responsabilidad. Hasta ahora, quien encabezaba los ciclos excluyó a los otros, por eso la insatisfacción y la incomodidad.
Ahora, ya hay una respuesta para cada problema.
Este ciclo debe ser de la inclusión. Y nadie ha dicho que será fácil.