Gracias al apoyo de Rubén Darío Cuellar, por fin pude degustar el café amarillo de Magdalena, gentileza de Paul Bruckner Barba. Un tostado artesanal y el sabor inconfundible del café de tierra adentro fortalecido con un toque de chancaca. Se lo toma cerrando los ojos y es como volver el tiempo al pasado y al perfume de la tierra mojada por la lluvia…
Paul, cuenta su historia:
CAFE AMARILLO: empezaron los frutos a crecer. Me da tanto gusto. Luego se ponen amarillos, un bonito color. Luego la cosecha, el secado y tostado por dos experimentadas y valientes mujeres artesanas encargadas de este proceso. La primera, una mujer de Urubichá de la provincia Guarayos de Santa Cruz, apoyada por su nieta; doña María, una mujer itonama apoyada por Candelaria, de Urubichá. Ella cosecha el café hace mas de 30 años en «la casita de Magdalena » con la supervisión de mi madre, antes que deje este mundo, es nuestra tostadora tradicional de café en Magdalena.
Dios mediante, este próximo año, tendremos 200 plantines más de este delicioso café arábica de la línea bourbon, de una planta que nos dejó como legado mi madre; todos serán sembrados en la Urbanización El Paquió.»
Vamos armando el rompecabezas de nuestros sabores.