Cuando una investigación se hace pública, adquiere calidad de propiedad colectiva y la lectura permite que las palabras vuelen. Gracias Camila Olmedo Mendez, es lo que ha pasado con tu comentario. Agradeceré a Andrés MacLean y Santiago Molina Figliozzi el haber compartido ese café augural.
Un Cafetal del Tamaño de Bolivia- por Carlos Hugo Molina.“Aquí hay una historia que servirá para volver a soñar “Como tomar una taza de café, comienzas con sorbos cortos porque esta caliente, pero desde ya comienzas a disfrutar el aroma y la calidez que sientes. Al pasar la introducción empiezas a dar sorbos con más cantidad ya que te empieza a estimular la mente y te enganchas en lo que puedes descubrir.Cuando te das cuenta que el plan del cafetal esta trazado en pocas páginas, como un buen espresso, sabes que tiene un fin pronto y quieres sacarle el provecho.El desarrollo sostenible en Bolivia es un sueño alcanzable, “Ofrecemos lo auténtico, lo natural, lo sostenible, lo humano, la calidez del boliviano…” como bien dice Molina.Aprendiendo los mejores ejemplos en la región, Colombia; ¿cómo podríamos replicar esa identidad de orgullo por la calidad, incentivar el trabajo rural y desarrollar estas ciudades intermedias que traen un beneficio de adhesión social y mayor balance con los recursos naturales? O mejor dicho en palabras del autor ¿Cómo aprovechamos esta potencialidad de articulación, organización y cohesión social que se encuentra en toda la geografía nacional como una característica del subdesarrollo, la viveza criolla y la inteligencia humana?
Con un instrumento como el café, el cacao y porque no el achaichairu -de la mano del ecoturismo se puede resolver las consecuencias de concentrar 70% de la población en menos del 8% del territorio nacional y evitar la desertificación del campo perdiendo la los guardianes del medio ambiente, y la cultura y costumbres de campo.Carlos Hugo Molina, gracias por plantear esa visión. Ya queda en los lectores ver como podemos ser un nodo dentro de la misma.»