Poner en valor la Gastronomía es descubrir afectos, gratificar los sentidos y generar excedente económico y simbólico. No se trata solamente de comer… es alimentar el espíritu, desarrollar la cultura, cultivar sabores para que el alimento ingrese por los ojos con sensualidad, aromas y colores. Las familias se fortalecieron en torno al fogón encendido y a los saberes de las abuelas, las madres y tía Lucy Salinas de Landívar, que, blandiendo un cucharón de madera, trasmitían en la alquimia y la magia del perejil y la hierba buena, la cordialidad y el afecto. «Donde comen dos, bien pueden ser cuatro» nos repite Rómulo Gómez…
Ayer participé en Santa Cruz de un Master Class de Asadores organizado por un personaje afectuoso, sorpresivo y contundente llamado Miguel Gustavo Schock y conocido por su nombre de batalla, Tapeke. Un cortísimo y oportuno comentario de Jose Navia, que agradezco, «Todo un arte delicioso y valor agregado», me abrió un mundo de sensaciones y reflexiones. Se trata de los sentidos con un mensaje de trabajo y dedicación que acompaña el emprendimiento… es la comida que gratifica en cada territorio y genera un excedente económico y simbólico en favor de la gente!
Es el Rostro asado y el Charquekán de Oruro… Es así, Eduardo Campos Velasco?
Es el Chivo a la Cruz del Chaco… Es así, Mario Cavero?
Es el Camba Muerto de Magdalena… Es así Ewald Bruckner Memm?
Son los Chorizos de Donde Las Bajos en Sucre… Es así Juan Luis Gantier?
Es la Sopa de Maní del Mercado Central de Tarija… Es así Alejandra Zurita?
Son los Medios Platos de una lista infinita en Cochabamba… Es así compadre Ramón Rocha Monroy?
¿Me ayudás con los/tus alimentos del alma?