Cuando los médicos están frente a un cuerpo enfermo revisan el daño y evalúan hasta dónde llega para evitar que siga creciendo. Y a partir de dónde exista salud, ampliarla.
Sirva la metáfora para trasladarla al campo social ya que parecemos indefensos frente a una ignorancia voluntaria y agresiva. Esto tiene que ver con el respeto a la democracia, a la mayoría que seguirá siendo el principio esencial, y también, a los fundamentos de racionalidad y sentido común que no podemos perder por el riesgo, si dejamos solos a los que deciden en nuestro nombre, que dispensando trámite y con voto de urgencia, 2/3 de la Asamblea Legislativa anule, como alguna vez se dijo, la Ley de la Gravedad.
De las experiencias vividas, algunas macurcaron a la Constitución y quienes practicamos la civilidad como fundamento de vida en sociedad. Cuando un referéndum dijo NO, y un fallo cantinflesco dijo, “no, pero sí”. Cuando un fallo impuso que la elección indefinida fuera un derecho humano del emperador y él agradeció la probidad de su justicia. Ahora, un juez innombrable ha aprobado el amparo promovido por el gobierno para suspender la función de la Asamblea Legislativa de interpelar a los ministros porque atenta contra el derecho al trabajo que ellos tienen. Y parece que otra interpretación mágica pronto permitirá que no se cumpla la improrrogabilidad y cesación automática de los magistrados del órgano judicial el 31 de diciembre del 2023. Constitucionalmente, el 1 de enero del 2024 sus fallos serán nulos de pleno derecho.
Como estas situaciones superan el ámbito personal no existe otra forma de enfrentarlas que no sea colectivamente, buscando respuestas dónde está la salud de nuestro cuerpo social para ponerla en valor. En un ejercicio anterior propuse personalidades que, desde la función y el pensamiento público, ayudaron a planificar la Bolivia actual y con el título “Inventario humano para superar el Bicentenario”, compartí un listado preliminar de 35 ciudadanos que unieron su conducta a un momento de nuestra historia. He continuado con la investigación, buscando ahora desde la ciudadanía a personas imprescindibles que tendrían que seguir siendo los referentes en sus temas, y con valor civil, nos digan firmes y sonrientes lo que es posible hacer o no para salir de esta crisis.
De una lista mayor, presento siete nombres; provienen de diversos oficios, artes, saberes y experiencias, mientras ellos, silenciosamente y todos los días, hacen lo que saben y les gusta, trabajar y construir. Arbitraria como toda selección y abierto para completarla, este inventario muestra la riqueza humana que tenemos. Gabriela Flores Terceros, líder mundial por Cartier Women’s Initiative Awards el año 2012 y ejecutiva de Kirah, empresa que trabaja con artesanos talladores con productos de nivel mundial. Alfonso Gumucio Dagron, escritor, periodista y cineasta que se está convirtiendo en la memoria gráfica y testimonial de las artes y de nuestra democracia. Cecilia Lanza Lobo, periodista que se ha lanzado, con sus publicaciones, a la investigación del testimonio histórico para que no perdamos el rumbo. María Elena Querejazu Vidovic, desde el Banco Sol y PRODEM, puso a Bolivia a la vanguardia del microcrédito en América Latina y el mundo. Patricia Rodríguez Terrazas, con Walisuma lleva un emprendimiento para establecer cadena de tiendas en las que productores de textiles camélidos, artículos de cuero de llama, lagarto y vacuno, artesanía fina y joyería, vendan sus productos al mercado adecuado. Y la sorpresa de estos días, César Martín y Octavio Andrés Pereyra que, en el torneo internacional de robótica competitiva e inteligencia artificial, Robotic Sudam, ganaron en nombre de Bolivia cuatro medallas de oro, cuatro de plata y dos de bronce.
Junto a ellos, están quienes facilitaron el camino productivo con responsabilidad y sensibilidad social; partiendo desde el 10 de octubre de 1982, Fernando Romero Moreno, Pancho Otero, Juan Demeure, Jorge Crespo, Nano Illanes, Coco Balcázar, Carlos Toranzo, Chacho Justiniano, Horst Grebe, Javier Hurtado, Carmelo Caballero, Herbert Müller, quienes a pesar de sus diferencias ideológicas, lograron sin embargo establecer las condiciones para que aparezca una generación disruptiva, liberal, iconoclasta, progresista, heterodoxa, comprometida con la producción sostenible y el futuro del planeta. Y al apoyar liderazgos tolerantes con visiones más allá de las consignas, por derechos y méritos propios hoy están Juan Carlos Iturri, Enrique Herrera, Rubens Barbery, René Salomón, Roberto Laserna, Rolf Köhler, Gabriel Baracatt, Hermes Justiniano, Carlos Navia, Luis Pabón, Zulema Lehm, Diego Montenegro, Evelio Arambiza, Mercedes Nostas, Iván Arnold, Alcides Vadillo, Miguel Angel Crespo, Samuel Sangüesa, Sandra Straube, Diego Javier Coímbra… Para el inventario de nuestras fortalezas, sigamos visibilizando trabajo oculto y méritos de jóvenes, mujeres e indígenas.
Que no venza la ignorancia voluntaria, estadísticamente minoritaria, pero grandemente eficaz y bullanguera.