(Martín Rodríguez Yebra – Redacción de LA NACION) El paseo al final fue un vía crucis. Los Kirchner sufrieron esta madrugada en el Senado el traspié más contundente de su historia política, cuando el vicepresidente Julio Cobos se negó a salvarlos en el insólito desempate de la votación de la ley a la que ataron la suerte de su proyecto de poder. El histórico No de Cobos llenaba de incertidumbre el futuro inmediato del país.
Hace seis meses, el matrimonio presidencial se enorgullecía de contar con un aluvión de votos en el Senado: 48. Dos tercios. Manos libres hasta para avanzar en una reforma constitucional. Ayer, con el bloque hecho jirones, llegó a penar por conseguir el hipotético voto 37: Ramón Saadi, un hombre que sólo fue clave en la política cuando lo destituyeron como gobernador de Catamarca porque se sospechaba que había encubierto el asesinato de María Soledad Morales.
No le alcanzó, pero aquella imagen de caricatura ilustró tal vez como pocas el momentó que se vivió en las últimas horas. La decisión de los Kirchner de convertir la sanción del aumento de las retenciones en una cuestión vital para su gobierno los dejó en una trampa. Ganar la votación era un carísimo premio consuelo. Perder, una «herida de muerte» para el Gobierno, como llegó a decir el jefe de los senadores oficialistas, Miguel Pichetto. La sola opción de un empate acorraló al vicepresidente entre su rechazo al proyecto del Poder Ejecutivo y su «responsabilidad institucional». Parecía una cuestión de elegir un modelo de derrota.
Cobos les ofrendó a sus ?ya definitivamente? ex aliados la opción más cruda. ¿Cuánto tardará el kirchnerismo en acusarlo de golpista, pese a los intentos del vicepresidente por explicar que sólo buscó promover consensos?
Nunca un gobierno constitucional derrochó tanto poder en tan poco tiempo. Es cierto que Cristina Kirchner arrastra los costos de una reelección edulcorada, pero ni en sus peores pesadillas podía imaginar quedarse sin mayorías seguras en las dos cámaras. O encontrarse con que el peronismo que se empeñó en encolumnar Néstor, su esposo, se ve doblegado en la calle por las movilizaciones de sectores económicos, sociales y políticos que se le oponen. Y con que la concertación plural se esfumaría antes de existir.
La dinámica de lo inimaginable apenas empieza ahí. ¿Quién podría creer ?no ya en la Argentina; en el mundo? que un grupo político se juegue a todo o nada para defender medidas de un ministro al que ya echó por considerarlo responsable de haberlas tomado? ¿O que Saadi pudiera haber sido el defensor mesiánico del plan kirchnerista de «redistribución de la riqueza»?
Muchos senadores oficialistas ?quizás una mayoría de ellos? acumulaban amargura por la misión que les tocó en suerte. Debían votar el texto sobre las retenciones sin tocarle ni el tipo de letra. En nombre del federalismo, debían defender una ley que cristalizaba el manejo concentrado de los recursos públicos. Para combatir la sojización, promovieron una reforma que se olvida de compensar a los productores de cultivos más «necesarios» (en palabras oficiales) como el maíz y el trigo.
«Votaremos con convicción, pero éste será nuestro límite», decía por la tarde, con ironía explícita, uno de los senadores representativos del oficialismo. Una señal de lo que vendrá: la agonía de un estilo de gestionar el poder. Poco podría haber cambiado si el radical santiagueño Emilio Rached al final se hubiera abstenido, si se iba o si votaba a favor. El daño estaba hecho.
El peronismo siempre sabe distinguir el límite. A medida que crecía el conflicto, Kirchner fue achicando el círculo de apoyos. La protesta del campo ?con sus exageraciones? quitó de la foto oficialista a muchos dirigentes que se decían incondicionales. Pero más aún se alejaron por la falta de apertura a ideas distintas que mostró el líder del oficialismo. Hay palabras del ex presidente que irritan hasta a los más leales: ¿cómo podrá tomar una verdadera víctima de la dictadura que hubiera comparado con los nefastos grupos de tareas militares al puñado de productores desubicados que insultó a diputados defensores de las retenciones?
«Que acepten el resultado», había exigido Kirchner a los ruralistas en la víspera de la sesión. A él y al gobierno que apadrina les toca ahora esa responsabilidad. ¿Podrá la Presidenta salir del pantano después de la durísima madrugada de derrota? Cuando aún creían en la victoria, los oficialistas pensaban en relanzar la gestión con un paquete de medidas salariales. Querían dar por terminada la crisis, al menos desde el discurso. Fue sólo una ilusión.
En cuatro meses de conflicto, el matrimonio presidencial consumió demasiado crédito: el PJ oficialista lo sigue cada vez con más temores, buena parte de sus votantes le retiró el apoyo y le dieron bríos a una oposición escuálida. Ahora Cobos les plantea un desafío inquietante. El oficialismo deberá decidir si lo toma como una oportunidad para reabrir el diálogo o ve únicamente un intento de golpe institucional.
5 comentarios
Con este conflicto quedaron demostradas varias cosas que me parecen importantes: Una, que las medidas tomadas «autoritariamente», no prosperan más. Dos, que se debe respetar la institucionalidad: después de más de tres meses en las rutas, y viendo que no se podÃa imponer una medida económica, el tema recién llegó adónde debió haber ido en primer lugar (y único): el Congreso.
Los congresistas, no todos, pero algunos y eso vale destacarlo, no votaron por consigna. Ésto, sin dudas, abrirá el debate de la federalización del paÃs, de las coparticipaciones que corresponden a las provincias, y de la redistribución bien hecha de los recursos del Estado.
Por último, como reflexión, cuántas coincidencias hay entre el gobierno argentino y el boliviano. La polarización de la sociedad, los dos bandos, y los discursos extremistas desde el gobierno de «procesos de desestabilización», de acusaciones de «golpismo», que, esta vez, por suerte, no lograron su objetivo. La ciudadanÃa es cada vez más ciudadana.
Que lindo se habla cuando no se sabe, ¿verdad? esa es la triste realidad en Argentina, en Bolivia y en todos nuestros países…
Es cierto que hay analogías entre Bolivia y la Argentina, pero lo que en adelante le tocará vivir a la Argentina y todos quienes vivimos acá, será un tormento… todo por una medida atinada pero tórpemente aplicada por el Gobierno.
¿En que se parece (o se diferencia) esta situación a la boliviana? Bueno, acá la derecha encabezada por gente ligada a la dictadura, la tortura y aquella época negra de Menem, tentaron y lograron la traición del vicepresidente Cobos… en Bolivia intentaron que García Linera traicione a Morales al lanzar una propuesta dirigida a tentarlo, la de excluir del referendum revocatorio al vicepresidente, pero como en Bolivia la derecha es incompetente y se comporta como Guiteras borracho y al volante, obvio que no tuvieron éxito.
Paul: Cada vez que CH comparte algo para que conversemos, y alguien hace el primer comentario, detrás aparecés vós. Si uno llega a comentar sobre lo que vós ponés, o a veces sin necesidad de hacerlo, vós atacás directamente a las personas. Es por ello que no vale la pena contestarte.
Sólo te digo que conozco muy bien a la República Argentina, su historia, y sé de qué estoy hablando.
No sabes de que estas hablando y, lo complemento, no conoces la realidad actual de este país, ¿de qué otra forma podría entender que tu celebras el hecho de que no se pudieran aprobar las retenciones móviles en el Senado argentino? el tema es serio para la argentina pues corre riesgo su misma seguridad alimentaria… a mi me preocupa porque yo vivo acá, con los conflictos del campo ví como los precios de los productos subieron en más del 100%, ví como esos hijos de p… para protestar vertían millones de litros de leche en buen estado mientras algunos niños intentaban agarrar lo que no llegaba al suelo…
Y tu celebras el triunfo de esos mal paridos… es que no sabes, no conoces…
Dime Claudia, para que crees que está esta página? yo entiendo que es para que precisamente todos los que entremos opinemos aunque a algunos de los que frecuentan este sitio no les guste ciertas opiniones.
Lo siento Claudia, la Libertad de Expresión es reconocida en Bolivia y considerada dentro de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Se que para muchos es dificil aceptar eso en virtud de sus sentimientos fascistas, pero bueno, el fascismo se murió con Mussolini (eso creo).