Luego de estudiar sistemáticamente el fenómeno de la migración y el despoblamiento rural desde 2014, de haber construido una metodología y un mecanismo de medición del proceso, realizado el estudio de 25 ciudades intermedias bolivianas y de haber coordinado 12 encuentros internacionales sobre ciudades intermedias, reuniendo a 150 académicos que las investigan en sus 18 países, estamos en condiciones de dar nuevos pasos de calidad y seguir realizando propuestas útiles y fundamentadas. Éste es el aporte del Cepad y de quienes nos apoyan, para que las personas alcancen desarrollo y dignidad en el territorio donde viven (www.ciudadesintermedias.org.bo).
La constatación del despoblamiento rural que sigue una tendencia demostrada por los censos 1992, 2001 y 2012 nos llevó a investigar un nuevo enfoque para el desarrollo y la planificación territorial proponiendo el fortalecimiento de ciudades intermedias con calidad de nodos articuladores de servicios. La investigación ha demostrado su consistencia luego de producirse el coronavirus y la crisis de la economía. Reconocer la necesidad de organizar el territorio y sus servicios considerando procesos económicos y sociales definidos por la realidad puede permitirnos identificar con menos dificultades los lugares que la población elige para vivir, hacia dónde se está dirigiendo para trabajar y la reorientación de las políticas y la inversión pública para cubrir las necesidades. Parece sencillo al decirlo, sin embargo necesitará una firme voluntad política y social para aplicarlo antes que la tendencia no pueda ser modificada y sólo queden las lamentaciones.
Para fundamentar la propuesta, hemos trabajado con indicadores que verifican la sostenibilidad ambiental, la provisión de servicios básicos, desarrollo económico local, el turismo y la seguridad alimentaria, condiciones que, si están acompañadas de ciudadanía, institucionalidad democrática, inclusión y excedente económico como resultado de acuerdos colectivos, el resultado se fortalece. Y si, además, se logran instrumentos de cohesión que generen excedentes simbólicos, el café, por ejemplo, los actores y los procesos adquieren mayor solidez como nos demuestran las experiencias internacionales.
La investigación reconoce todas las capacidades productivas locales, priorizando el café como el que integra de manera pedagógica el ciclo productivo, cultural y económico. Junto a ello, se requiere identificar las ventajas comparativas aportadas por el territorio, y las ventajas competitivas logradas por el trabajo, innovación y creatividad de la gente. Desde el turismo, una ventaja comparativa es el valor natural presente en el paisaje, un río o una catarata, por ejemplo; las ventajas competitivas son el producto del trabajo de los actores que intervienen, creando y ofreciendo un destino con servicios integrales.
La semana pasada se ha realizado en Buena Vista el Tercer Simposio Nacional del Café Ciencia y Tecnología, organizado por el Programa Café del Ministerio de Desarrollo Rural y dirigido a profesionales, técnicos, organizaciones sociales, productores e instituciones relacionadas; contó además, y de manera llamativa, con la asistencia de representantes del sector público de los tres niveles. El simposio sirvió para conocer el desarrollo de nuevas variedades de café, fertilización, obtención de mejores precios a través de certificaciones orgánicas, comercio justo, normas de países compradores; el comercio nacional, internacional y marketing y la experiencia del comercio exterior a partir del caso práctico de Caranavi. En el debate que se abrió con la presentación del libro Un cafetal del tamaño de Bolivia, comprobamos gratamente que las capacidades locales ya están instaladas y esperan políticas públicas para ampliar su capacidad productiva.
Quienes conocemos Buena Vista sabemos que tiene una historia extraordinaria al haber desarrollado sus ventajas comparativas y competitivas. Fanny de Egüez, una alcaldesa rural de extraordinaria visión en la naciente Ley de Participación Popular, aprobó en 1996 la Ordenanza 10/96 que declaraba a Buena Vista como primer Municipio Turístico de Bolivia. Continuaron el camino los alcaldes David Steinbach y Bladimir Chávez, tocándole hoy a Teodoro González profundizar el reto. Buena Vista reúne todas las condiciones para ser un modelo de desarrollo por su condición de ciudad intermedia, turística y productora de café. Para evidenciarlo, hace dos semanas, el productor Francisco Mamani ha realizado desde ahí una primera exportación de café a EE.UU.
Seguiremos compartiendo buenas noticias.