La cultura no puede ser la variable de ajuste de la crisis en la que nos tienen metidos. La generación de excedente económico necesita del excedente simbólico, del Duende, el Ajayu, el Alma del pueblo, que justifica el esfuerzo humano que nos diferencia de los demás vertebrados. Los seres humanos planificamos, aprendemos más rápido para transformar. Si perdemos la poesía la vida se volverá tediosa y demacrada.
Este es un buen momento para pensarlo en serio.