La noche del 20 de noviembre, el CEPAD fue reconocido por El Deber, como institución nacional lider en desarrollo. En el acto, me correspondió agradecer en nombre del equipo humano que integra la institución. En ese marco de sentimientos, dije:
«Esta oportunidad que nos regala El Deber, nos permite devolver en unos minutos, un recorrido por Bolivia de los espacios en los cuales compartimos ese espíritu de esperanza al que hacía referencia su Director, Pedro Rivero Jordán.
Hemos descubierto Calle Calle en Sudañez, y admirado, las piedras donde fueron puestas por Dios cuando inventó el mundo.
En Azanaque, caminamos por la explanada donde estuvo la Atlántida.
Admiramos el lugar ceremonial de los druidas en el Paquió, donde se congrega la princesa Anahí y sus guerreros, hoy, en este tiempo.
En Santa Ana de Velasco, hemos escuchado reverentes, muchas de las 4.500 partituras guardadas por El Cabildo, por más de 300 años.
Hemos bebido hidromiel de los dioses, en Mizque. Caminado por donde lo hizo El Libertador en las calles de Potosí, en el Cerro Rico.
Llevamos la música de Urubichá con Rubén Darío Suárez Arana, a Oruro, a Sucre, a Potosí… Y a Contrapunto que nos hizo cantar en todos los pueblos de nuestra geografía.
Descubrimos el Mito de la Orquídea en Concepción.
Caminamos por los pueblos y los ríos y los valles de Tarija, comiendo rosquetes en San Lorenzo.
Contemplamos donde mueren los ríos Mamoré y Beni en Villa Bella y se funda el río Madera.
Encontramos al escritor de las cartas de doña Manuela Sáenz en la Misión de los Santos Desposorios de Buena Vista.
Hemos visto pasar la vida cantando en Cachuela Esperanza. Y recorrimos los pasos del prohudoniano Andrés Ibáñez en su camino hacia San Diego.
Nos sorprende cada vez que vemos, cómo Alcides D’orbigni, en San Antonio de Lomerío, sintió los efectos de la dormidera y pintó ventanas y flores donde no las había.
Comimos almendras y tomamos copuazú en Porvenir y Filadelfia.
Y aprendimos a realizar una milluchada en el camino a Copacabana. Admiramos el viento que sopla fuerte en el cerro Muchurú de San Javier, que dobla la luz de la linterna.
Aprendimos a comprar naranjas en Sañonama por meneón mediano. Nos acompañó el asusto de los valles y pedimos, cada vez que nos devuelvan nuestro ajayu, cuando nos toman fotos en el altiplano.
En esa geografía de sentimientos inventamos fiestas, ferias. Participamos de festivales, de cuentos chistes y mentiras chiquitanas. Nos vestimos con el color rojo de la tierra del Moncosh. Nos tomamos fotos con alcaldes, alcaldesas y capitanes grandes y caciques y como si no fuera suficiente, trajimos de vuelta a nuestros hermanos extremeños, cordobeses, santacruceños de Tenerife, y sevillanos y catalanes, para seguir compartiendo y aprendiendo.
Municipios Escuela, Sociedad de la Información y Mancomunidades, han comido los chicharrones de La Guardia y Guabirá, y tomado el café de siesta con los bizcochos de San Javier y han comido la mejor Kjara orureña en San Julián.
Y todo esto lo hemos paseado por América Latina. Y todo eso está en El Deber.
Chapié a quienes nos han dejado y nos han permitido ser compañeros de este viaje. Y a los hermanos del CEPAD, que desde la Participación Popular no terminamos de descubrir la magia que tiene este espacio que se llama Bolivia.»
Carlos Hugo
2 comentarios
realmente da gusto tener como Guia Mayor de este viaje por Bolivia a alguien de la calidad humana de CH y por compañeros de viaje y soportes en los momentos cruciales a los compañeros del CEPAD.
Gracias a Dios y a los hombres por hacerlo posible.
Felicidades,
este viaje me recuerda tanto algunos lugares, que me hace falta…y inshala a muchos otros para apreciar lo que es la belleza en la diversidad de este pais hermoso.
Gracias Carlos Hugo de habernos llevado juntos y mi reconocimiento personal y profesional a la gente de CEPAD.
Saludos