Ciudades Intermedias. Fernando Carrión es un arquitecto planificador ecuatoriano, autoridad en los temas urbanos. Tiene similar perfil que el de nuestro Fernando Prado Salmon, y similar calidad humana y versación académica y profesional. Del 17 al 20 de octubre se desarrollará en Quito la reunión de Habitat III y él como ciudadano anfitrión y crítico, nos comparte su opinión. Gracias Fernando.
La ventriloquía de HABITAT III
Por Fernando Carrión *
Hace 40 años en la ciudad de Vancouver (1976) se llevó a cabo la primera reunión de ONU-HABITAT destinada a diseñar políticas urbanas a nivel planetario. En esa cumbre se legitimó la oficina de Naciones Unidas –HABITAT- con la misión de velar por los llamados “asentamientos humanos” y “hábitat”, conceptos importados de las ciencias naturales. Sin duda fue un avance porque los países miembros del organismo internacional reconocieron a las ciudades como una problemática que requería un tratamiento especializado de carácter internacional. En esa ocasión los debates giraron alrededor del agudo proceso de urbanización que se vivía a escala mundial, producto de la vigorosa migración rural/urbana y del crecimiento natural de la población, que produjeron un significativo crecimiento en las ciudades, al extremo que dieron lugar al aparecimiento de los asentamientos humanos, denominados según el país que se trate como: favelas en Brasil, villas miseria en Argentina, pueblos jóvenes en Perú, barrios de rancho en Venezuela, colonias populares en México o callampas en Chile. La emergencia de esta problemática terminó por construir una “ciudad dual”: informal/formal; legal/ilegal.
La segunda cumbre se celebró en la ciudad de Estambul en 1996, teniendo como ejes de debate la globalización (La ciudad global) y las tesis del neoliberalismo (ciudad neoliberal), enmarcados, por un lado, en los procesos del llamado “Consenso de Washington”, que impulsó la desregulación del mercado, la descentralización y el reposicionamiento de los organismo internacionales de cooperación en materia urbana. Y por otro lado, en la búsqueda de la eficiencia en la gestión, para lo cual se recurrió a las técnicas cuantitativas de medición de resultados, que luego tendrían su correlato en los denominados “objetivos del milenio” nacidos en la cumbre mundial del año 2.000, realizada en la sede de la ONU en Nueva York.
Hoy estamos a las puertas de la tercera conferencia mundial de HABITAT, que ha sido preparada durante varios años con muchas reuniones nacionales, regionales y mundiales. En este caso las ciudades –convertidas en un objeto de acción, pero sin sujeto- han cambiado notablemente, al extremo que se encuentra entre los tres actores mundiales actuales: a) los Estados en decadencia, b) el mercado representado por las grandes corporaciones transnacionales y c) las ciudades mediante los municipios, que han logrado un protagonismos únicos.
Hoy en día las ciudades tienen presencia internacional como metrópolis (Nueva York, Londres, México), clusters (del salmón en Chile, de la tecnología en Silicon Valley) y mancomunidades (48 municipios en frontera Ecuador-Perú); pero también han logrado un gran desarrollo institucional con la constitución de un organismo inter urbano –no inter nacional- denominado “Ciudades y Gobiernos Locales Unidos” (CGLU), que tiene como finalidad: “Ser la voz unida y representación mundial de los gobiernos locales autónomos y democráticos, promoviendo sus valores, objetivos e intereses, a través de la cooperación entre los gobiernos locales y regionales, y ante la vasta comunidad internacional”.
La cooperación internacional (incluido ONU-HABITAT) que impulsó con fuerza la descentralización del Estado para que las ciudades puedan tener su auto gobierno; no supieron adecuarse a sus mismos postulados; por ejemplo, cuando los gobiernos locales les solicitan crédito de manera directa, inmediatamente se les niega porque esas instituciones solo otorgan a las naciones o, en su defecto, cuando les otorgan un préstamo lo hacen bajo los cupos, garantías y prioridades nacionales. De igual forma, estas organizaciones internacionales formulan propuestas de política urbana sin considerar a las urbes, tan es así que cuando organizan las cumbres de las ciudades ellas no están presentes a través de las autoridades democráticamente electas.
En Quito se celebrará la “cumbre de las ciudades” para definir la pomposamente denominada “Nueva Agenda Urbana” sin que las ciudades estén presentes. Esta nueva agenda nace de los informes que los gobiernos nacionales preparan, luego sigue con procesamiento que hacen los organismos regionales de HABITAT (consultores privados) y finalmente llegan a Nairobi, sede de HABITAT, donde con apoyo de consultorías privadas elaboran el documento base, que hoy circula a manera de borrador con el nombre “Zero Draft of the new Urban Agenda” (May, 2016).
En esta cumbre se resolverá lo que se debe hacer en la ciudad sin que sus gobiernos tengan voz y voto; es decir, un objeto sin sujeto o una ciudad sin gobiernos locales. En otras palabras una ventriloquia inaceptable, donde otros hablan y deciden por la ciudad. Es como si desde la primera cumbre de HABITAT no hubiera cambiado nada: los gobiernos nacionales y sus organizaciones internacionales deciden sobre las ciudades, como sujeto ausente.
Hoy el mundo es urbano. En 2007 –según HABITAT- la población urbana superó a la que residía en el campo, mientras en Europa y las Américas los habitantes concentrados en ciudades están por encima del 80 por ciento. Además a nivel mundial la política es fundamentalmente urbana, como lo es la economía y la sociedad; sin embargo las ciudades son simplemente objetos de intervención: yo participo, tú participas, nosotros participamos, ellos deciden. Es como si HABITAT, la cooperación internacional y los gobiernos nacionales no se hubieran dado cuenta que el mundo se hizo urbano, que las ciudades son comunidades políticas autónomas y que hoy las relaciones predominantes son inter urbanas y no inter nacionales. Por eso la gran demanda del mundo actual es la construcción de un nuevo orden mundial sobre la base en esta nueva realidad, donde la cooperación no asuma la ventriloquia de la ciudad. El CGLU existe y es la organización que debe convocar la próxima cumbre de ciudades en no más de diez años.
* Fernando Carrión es profesor e investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales de Ecuador.
http://blogs.elpais.com/seres-urbanos/2016/06/ventriloqu%C3%ADa-habitat-iii.html