Los espacios que acompañan lo que ocurre en Bolivia, se multiplican en el exterior. Opinión Argentina, es un blog que desde el vecindario, incorpora visiones críticas para enriquecer el debate.
«La oposición boliviana, los 4 prefectos opositores y los terroristas comités cívicos de oriente, no dan crédito a lo que está pasando. Se pellizcan entre sí, y no despiertan de la pesadilla. El indiecito los tiene acorralados y a los golpes. ¡Están metiendo presos a los asesinos de campesinos y de ductos de gas! Golpe tras golpe, Evo Morales los fue debilitando, aflojando, empequeñeciendo. Los fue minando, moral y territorialmente, con su referendo y con su comportamiento.»
Al final, el «salvaje» se manejó como un caballero, y los «civilizados» como bestias. El salvajismo es patrimonio de una derecha medieval y agonizante, que llega tarde al Siglo 21; y que aunque peligrosa, se muere por falta de apoyo popular y desprestigio internacional. No supieron ver, ni analizar, ni negociar a tiempo. Si el orgullo, el odio y el rencor, no los hubiera manejado; podrían haber salvado el traje y la corbata. Ahora se tendrán que conformar con sus calzoncillos.
Porque un hombre, indio o no, que llegó a presidente de un país sudamericano y a Líder Mundial, que creció en la pobreza más absoluta, sobre un desierto de roca, y que cualquier estadística de mortalidad infantil lo hubiera arrojado del lado de los muertos, no es un hombre común. La soberbia clasista (y racista también), pero más que nada clasista, ninguneó a Evo Morales, pensando que no resistiría el embate de una oposición carnicera liderada por Felipe Goldberg, representante del imperio. O que podrían comprar la conciencia de Evo, como lo han hecho con tantos presidentes que lo precedieron.
Y ahora, el indio, ese indio bajado del Ande, con su imperfecto castellano, que fue panadero, ladrillero, trompetista y cocalero, ese hombre del Abajo, pero que levanta alto su Bandera, los fue acorralando, cercando, apretando, asfixiando, restando, contra una gruesa pared, por donde no ven salida. Es que no pudieron comprar el Sueño de Evo. No tenían dólares suficientes ni los hubieran tenido, porque el indio tiene un Sueño. Un Sueño para Bolivia y un Sueño para la Humanidad. Es Suyo, es Nuestro. El Comandante tiene un Sueño. El Comandante Soñador.
EL CAPITALISMO Y LA PROPIEDAD PRIVADA
Los que detractan a Evo desde cierta izquierda, acusándolo de capitalista camuflado, tienen literalmente, como decimos en Argentina, «un pedo en la cabeza». Lo acusan de no combatir la propiedad privada, porque la Nueva Constitución Boliviana, la avala. Y sí, Evo garantiza la propiedad privada con Fin Social; y pretende recortar la extensión del latifundio a 5.000 hectáreas como máximo. Es un gran paso (no será el último), considerando que en el Oriente Boliviano existen latifundios de cientos de miles de hectáreas. Por eso es importante lo logrado en esta constitución de Oruro, porque recorta la capacidad de que unas pocas familias terratenientes puedan decidir la miseria escandalosa de millones de bolivianos en beneficio de unos pocos, egoístas y mezquinos.
Para quienes valoramos la Vida y entendemos que los procesos políticos se hacen paso a paso, y al ritmo que el Pueblo decide, nunca estaremos de acuerdo con «cuanto peor, mejor». Preferimos el «cuanto mejor, mejor». Hay vidas humanas en juego. Y una galaxia entera no vale la vida de una sola persona en el Mundo. Eso no significa que no avanzaremos, que no iremos por más. Si alguna Vida se estrella contra nuestra Revolución, será la decisión de esa Vida, pero no la nuestra. Por eso, el Comandante ha dicho, «ni un muerto por nuestra causa».
Evo sabe bien que la raíz del capitalismo, al que llama a abandonar, no es la propiedad privada. La raíz del capitalismo es el abuso de la propiedad privada, que divide al Mundo en dueños, adueñados y excluídos. Y Evo Morales, como una remembranza peronista, piensa «Ni el abuso de la propiedad privada, ni la supresión de la propiedad privada. Lo que estamos haciendo es la supresión del abuso de la propiedad privada».
Por eso su movimiento se llama «Movimiento AL Socialismo». Porque el Socialismo no es un estado acabado en si mismo. El Socialismo es un Camino Creativo hacia un horizonte ideal, al que cuando pensamos que hemos llegado, descubrimos que se ha corrido más allá; porque siempre podremos mejorar, siempre podremos ser más justos, más humanos, más solidarios.
Los que creen que el Socialismo es una fórmula acabada, paralizada, estática, a donde hay que arribar, y después tirarse a disfrutarlo, están errados. La inmovilidad de las ideas, la congelación de los estados, la fosilización de los sueños, el encorsetamiento de una sociedad, es la base del pensamiento de derecha. En tanto, Evo camina hacia Cochabamba, con su Sueño en Alto.
1 comentario
El Presidente tiene mucha suerte con sus amigos periodistas y sociólogos. Claro que no debe ser tan sólo cosa de ellos…
En su confrontación con los proyectos autonomistas de Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija, a Evo Morales le ha favorecido, de maravillas, su remanida condición de indio y el exitoso papel de víctima de las nuevas oligarquías y el imperio.
Por ejemplo, Pablo Steffanoni escribe en Le Monde como periodista y en Clarín y Página 12 como militante. Muchos creemos que tiene compromisos con el Presidente.
Su precoz biógrafo, Martín Sívak es, claramente, un periodista profundamente comprometido con el proyecto político del señor Morales.
Emilio Cartoy Díaz, documentalista, tuvo el asupicio y los recursos abundantes del gobierno argentino para realizar su documental «Bolivia para todos»; impresionante obra de distribución gratuita, en soporte DVD.
Creo que Cartoy Díaz, con su obra, de parte del gobierno argentino, ayuda a apagar el incendio con gasolina.
Muchos medios argentinos que envían corresponsales a Bolivia, sólo editan imágenes o testimonios de cambas maltratando collas.