La presentación del libro “Un cafetal del tamaño de Bolivia” en Santa Cruz y La Paz, se suma a la búsqueda de respuestas colectivas sobre nuestro futuro; en estas oportunidades, fue con actores políticos, institucionales, de cooperación y productores, procesadores y consumidores de café. La investigación, desarrollada en torno al fenómeno mundial de la migración, el abandono de áreas productivas y el crecimiento y presión que sufren las ciudades, parece que ha tocado en Bolivia una fibra sensible en momentos de crisis económica, dificultades en salud y una agenda política de rupturas y desencuentros.
La migración hacia las ciudades en un país de gran extensión y poca población, ha evidenciado la necesidad de enfrentar una realidad ignorada, y que necesita del censo para sincerarse. Cuesta aceptar que ahora, el 75% de la población vive en ciudades, que somos personas sin consciencia urbana ni para la separación de desechos y disposición de basura, somos una sociedad que debate el proyecto definido electoralmente como originario indígena campesino, proyecto extractivo confrontado con el desarrollo sostenible a pesar de defender a la madre tierra, al margen de la competitividad de la economía internacional, y que desconoce por comodidad o desidia, que en la década del 2030, el 90% viviremos en ciudades y habrá un millón de km2 técnicamente sin habitantes.
Mientras la presión migratoria se acentúa por la ausencia de respuesta a las necesidades de la gente en los territorios, las ciudades que no ofrecen producción agraria, ni caza, ni pesca ni recolección, tampoco lo hacen con oportunidades laborales y servicios básicos dignos, planteándose la pregunta, ¿cómo vamos a garantizar en unos años, la paz social, la seguridad y la soberanía alimentaria? El poder no ofrece una respuesta coherente y el Estado ignora nuestra ubicación en la competitividad internacional, y en lo interno, la migración campo-ciudad y periferia-eje central; para sumar dificultades, constatamos cómo se complican las susceptibilidades contra Santa Cruz, departamento generador de excedente, destino manifiesto de oportunidades y antagónico ideológico del régimen.
Este es un buen momento para estudiar el escenario, revisar capacidades, experiencias y debilidades, y plantear los conflictos en una agenda. Reconociendo la existencia de una disputa ideológica y modelos confrontados, aparecen preguntas aparentemente ingenuas, obvias, que nos involucran y que están planteadas desde el absurdo.
¿Debe realizarse el censo? ¿Necesitamos que se realice? ¿Es Santa Cruz responsable de la crisis económica que padece Bolivia? ¿Es Santa Cruz responsable de la migración rural que se está produciendo en Bolivia? ¿La descalificación gubernamental contra lo que se propone desde Santa Cruz, es por la actitud, la forma, por el fondo? ¿Ayuda al desarrollo productivo, la agudización del conflicto oriente-occidente, eje-periferia, raza-cultura? ¿Es verdad que el gobierno del MAS odia a Santa Cruz? ¿Es verdad que los líderes de Santa Cruz, racistas, separatistas y oligarcas, carecen de una visión y una vocación nacional? ¿Se discuten en las Asambleas Legislativas Departamentales, las potencialidades de desarrollo que tienen cada uno? ¿Están identificadas las acciones/limitaciones que debe adoptar/superar cada departamento para alcanzar desarrollo con autonomía? ¿Por qué llega la población a El Alto, el Chapare, el departamento y la región metropolitana de Santa Cruz? ¿En qué fecha tendrán hospitales de 2do nivel los 256 municipios menores de 20.000 habitantes? ¿Por qué abandonan sus departamentos los chuquisaqueños, orureños y potosinos? ¿Por qué existe una gran inversión inmobiliaria privada, planificada y urbana, además de dos millones de lotes, en el área de la ciudad de Santa Cruz? ¿Qué significa, aunque no se viva en Santa Cruz, poseer una propiedad urbana inscripta? ¿La compra de un lote en Santa Cruz, con carnet de identidad, pagada a plazos través de una agencia regulada por la ASFI y con posibilidad de convertir a su titular en sujeto de crédito, es una prueba de inclusión social, seguridad jurídica, formalidad económica? ¿Reconoce el Estado esta realidad? ¿Qué políticas públicas ha aprobado sobre el fenómeno? ¿El migrante que llega a Santa Cruz, viene a buscar oportunidades de trabajo o con objetivos y consignas políticas de destruir el modelo cruceño de desarrollo?
Buscando respuestas desde la academia, hemos encontrado fundamentos para dirigir la energía hacia esperanzas realizables si reconocemos la migración como dato de la realidad, valoramos las ciudades como sujetos vivos, identificamos y fortalecemos con políticas públicas las ciudades intermedias como nodos articulados de servicios y producción, potenciamos el turismo sostenible, y apoyamos un modelo de desarrollo rural con seguridad jurídica, y que tiene en el café, su mejor ejemplo.
Desde su visión internacional y con un análisis que motiva, la Representante Residente del PNUD Luciana Mermet, en su cuenta de Twitter, escribió que el cafetal del tamaño de Bolivia es “un ensayo que explora los debates necesarios para la cohesión territorial, económica y social de Bolivia, en torno a una cultura productiva alrededor del café.”
La postergación del censo para el 2023, nos regala un tiempo precioso para la reflexión y la acción creativa. Como diría Manuela Sáenz, “para pisar tierra y soñar correctamente.”