Horst Grebe (Especial para Infolatam)
«… No es posible afirmar en consecuencia que el Presidente (Morales) logró el triunfo que parecería expresarse en la cifra agregada de su votación favorable. Lo cierto es que, salvedad hecha de los prefectos de La Paz y Cochabamba, no consiguió debilitar a sus opositores y tampoco quedó como el dueño indisputado de la iniciativa al centro del escenario político.
No existen por tanto las condiciones que le permitan impulsar de inmediato la aprobación de su propuesta de nueva Constitución Política del Estado. Eso significa que, si busca la reelección contemplada en su propuesta de reforma constitucional, necesita lograr algún tipo de acuerdo con los poderes crecientemente afianzados en las regiones del Oriente».
Contrariamente a los temores fundados que se difundieron en los días anteriores, el referéndum revocatorio de autoridades se llevó a cabo el domingo pasado en un ambiente de tranquilidad y participación ciudadana, al menos en las principales ciudades y centros urbanos. Se puede afirmar asimismo que las previsiones de irregularidades graves y fraude no se han confirmado al punto de poner en cuestión los resultados que se han dado a conocer hasta este momento. Lo que pueda haber habido de fraude o de voto obligado por los dirigentes en algunas localidades, no modifica el cuadro político general ni las preferencias reveladas de la ciudadanía, cuyo comportamiento ha vuelto a poner de manifiesto una cultura electoral destacable, así como una reticencia notoria a provocar la concentración del poder político mediante su voto.
En consecuencia, los resultados de esta discutible manera de intentar resolver los dilemas de la coyuntura boliviana, no han hecho otra cosa que ratificar en términos generales lo que ya fue establecido en diciembre de 2005, y que se puede resumir en los siguientes términos: el país busca un cambio en profundidad y para eso opta por un liderazgo emergente desde los grupos sociales excluidos; desconfía por motivos comprensibles de la clase política en sus diversas expresiones, y reclama la descentralización política y administrativa que ha quedado como asignatura pendiente desde hace más de seis décadas. Por eso, junto al respaldo ampliado al Presidente, refuerza el apoyo a los prefectos que encarnan de manera más contundente la aspiración autonómica, con relativa indiferencia respecto del color político de estos últimos.
El Presidente Morales parece haber aumentado su votación en el plano nacional, habiendo consolidado su presencia abrumadora en la región Occidental. Pero los prefectos de la «media luna» también han superado con creces los umbrales necesarios para mantenerse en el cargo y, en varios casos, han obtenido aumentos respecto de su elección anterior, que están bastante por encima del incremento correspondiente a Evo Morales. No es posible afirmar en consecuencia que el Presidente logró el triunfo que parecería expresarse en la cifra agregada de su votación favorable.
Lo cierto es que, salvedad hecha de los prefectos de La Paz y Cochabamba, no consiguió debilitar a sus opositores y tampoco quedó como el dueño indisputado de la iniciativa al centro del escenario político. No existen por tanto las condiciones que le permitan impulsar de inmediato la aprobación de su propuesta de nueva Constitución Política del Estado. Eso significa que, si busca la reelección contemplada en su propuesta de reforma constitucional, necesita lograr algún tipo de acuerdo con los poderes crecientemente afianzados en las regiones del Oriente.
Los prefectos de la «media luna», en cambio, pueden contabilizar a su favor el haber soslayado con amplitud la trampa que les tendió la dirigencia política agonizante, pero aún así no están en condiciones de poner en práctica los estatutos autonómicos aprobados en los referendos realizados entre mayo y junio. Ellos también requieren por consiguiente llegar a entendimientos institucionales que les proporcionen el marco para la gestión inicial de sus autonomías departamentales.
Más allá de los resultados numéricos, lo cierto es que la polarización se ha agudizado, y en ese contexto los partidos políticos han encajado ciertamente una derrota contundente a manos de Evo Morales y de los prefectos. A estas alturas no hay nadie que reclame su retorno al centro de la política nacional, aunque se sabe que sin un nuevo elenco de organizaciones propiamente políticas que reemplacen con eficacia a las actuales organizaciones corporativas, será difícil que Bolivia aborde la construcción en forma de instituciones republicanas. Pero esta tarea apenas està identificada sin protagonista alguno que la promueva.
Este breve resumen de los resultados del referéndum pone de manifiesto lo que ya era visible con anterioridad: no es mediante la consulta ciudadana que se puede resolver el empate político que se ha instalado en Bolivia, y cuyos componentes consisten en una territorialización de los modelos alternativos de economía y Estado, por un lado, y en una contradicción cada vez más aguda entre el campo y la ciudad, por otro.
La única manera pacífica de resolver el embrollo boliviano sigue siendo por ende el diálogo sistemático en varios tiempos y escenarios, para lo cual se requiere que el Presidente Morales garantice unas reglas básicas mìnimas, que demuestren la seriedad de su convocatoria. Los prefectos tendrían a su vez que levantar la huelga de hambre como prenda de que en verdad desean llegar a compromisos significativos en cuestiones relacionadas con la gestión administrativa de sus Departamentos bajo el marco de la Constitución Política vigente, mientras no se establezcan los requisitos para reanudar en el futuro el proceso constituyente.
Las próximas semanas mostrarán si los actores estratégicos están en condiciones de establecer los requisitos mínimos de un esquema de gobernabilidad pactada, con dos temas centrales de agenda: las respuestas a la crisis económica en curso y el retorno a la vigencia plena de las instituciones, empezando por el Tribunal Constitucional.
2 comentarios
MI HUMILDE OPINION ES QUE EL REFERENDUM NO CAMBIA LA TENSION POLITICA EXISTENTE EN EL PAIS. ES SABIDO QUE LOS POLOS OPUESTOS EN LOS QUE SE ENCUENTRAN TANTO LA MEDIA LUNA COMO
EL GOBIERNO NO TIENEN PUNTO DE INTERSECCION. EL PORQUE ?. LAS EXIGENCIAS Y NECESIDADES DE UN GRUPO OLIGARQUICO SON ANTITESIS DE LOS VERDADEROS INTERESES DE BOLIVIA DONDE EXISTEN MAS POBRES QUE RICOS.
TAL VEZ SERIA INTERESANTE QUE EL SEÑOR EVO MORALES, DADO EL INCREMENTO DE APOYO A NIVEL NACIONAL QUE TUVO EL PASADO 10 DE AGOSTO, TOME LAS RIENDAS DEL PAIS DEPURANDO PARA EMPEZAR A SUS MALOS COLABORADORES.
ASI TAMBIEN COMO PRIMERA AUTORIDAD HAGA RESPETAR SU MANDATO COMO LEGITIMO PRESIDENTE DE LOS BOLIVIANOS DEJANDO DE LIMITARSE A MIRAR COMO LA OPOSICION DESTRUCTIVA DENIGRA INSULTA, TOMA INSTITUCIONES AMEDRENTA A LOS CIUDADANOS, CONFABULA, GESTIONA MOVILIZACIONES SOCIALES DISAFRAZADAS DE REIVINDICACIONES JUSTAS. MANIPULA LOS MEDIOS DE COMUNICACION PARA CONFUNDIR A LA CIUDADANIA A FIN DE RETOMAR EL CONTROL POLITICO PARA PODER MANEJAR Y DESAJENAR LOS RECURSOS NATURALES AUN A COSTA DE LA FRAGMENTACION DEL PAIS Y DE LA VIOLENCIA QUE SE PUEDA GENERAR POR LA CRECCIENTE POLARIZACION.
Algunos matices respecto a la correlación de fuerzas después del referéndum, en caliente, hay que trabajar los datos y las ideas un poco más de tiempo.
Ni el Presidente Morales ni ninguno de los prefectos que ya se dan de gobernadores pueden por si solos, obligar al “otro” a aceptar los puntos principales de sus planteamientos. Es decir estamos ratificando lo del principio, querellas y bloqueos de por medio, la contraposición entre estatutos autonómicos y la propuesta de constituyente del MAS son una antítesis imposible de resolver. Tampoco hay posibilidades de un dialogo fructífero, no solo por la desconfianza desmedida entre las partes, sino porque ninguno de los proyectos puede aspirar a englobar el conjunto nacional; ambos se sustentan en la mediación corporativa entre la ciudadanía y las instituciones estatales, de los movimientos cívicos los unos y de los movimientos sociales los otros, cuyo tipo de participación es fundamentalmente de activismo en las calles, desde fuera del sistema político, y no dentro de las instituciones. Si conceden con el otro se acaban sobre si mismos.
El desafío es entonces la construcción de un proyecto conjunto en el espacio político, dentro de la institucionalidad democrática, donde la intermediación es entre partidos, que si tienen la capacidad de representar para negociar y pactar discursos, propuestas e intereses, en nombre del bien general. Reconstruir ese espacio es tarea de titanes y de mucho tiempo de trabajo. Ya veremos cómo.