Lamento boliviano es una canción argentina de rock compuesta por Dimi Bass y Natalio Faingold en 1984, y grabada por los Enanitos Verdes en 1994. Qué quisieron decir los compositores, a esta altura resulta irrelevante, no así la conducta que se expresa en ella y que pareciera algunos bolivianos compiten entusiastas por conservarla.
Una de las condiciones del lamento es descargar la responsabilidad de lo que ocurre en otros, suponiendo que de esa manera se liberan las consecuencias. Esa conducta no solo es distractiva, es simplemente infantil e irresponsable.
Aceptemos que mucho de lo que vivimos está siendo producido por la globalización, el achicamiento del mundo y el impacto que ello genera. El calentamiento global y las manifestaciones del cambio climático, ofrecen perspectivas poco halagüeñas si los terrícolas no cambiamos. Y se repite hasta el cansancio, no lo estamos haciendo.
Sin embargo, hay acciones que sí podemos y debemos realizar como parte del compromiso con la vida y con nosotros mismos. Que llueva café en el campo, como canta Juan Luis Guerra, y recibir el maná bíblico en el desierto, son situaciones que no se producirán. Lo que no hagamos desde ahora para preparar el futuro puede ser razón de nuevas lamentaciones, esta vez por parte de nuestros nietos. Aprendí en Extremadura, uno de los mayores exportadores de corcho del mundo, que quien planta un árbol de alcornoque normalmente no aprovecha el primer descorche pues deben pasar más de 40 años entre la plantación y el aprovechamiento comercial. Alguien, muchos extremeños, los plantaron antes para generar progreso ahora. Sirva la metáfora para hablar del turismo sostenible.
El mundo está orientando el debate del desarrollo hacia las potencialidades reales de cada país. La pandemia y la crisis económica, pulverizaron las propuestas basadas en la improvisación, la conmiseración y en los discursos. En América Latina se habla del agotamiento físico y mental por los encierros prolongados, el turismo de vacunas, reencuentro familiar, vacaciones acumuladas, destinos tranquilos y seguros, trabajo remoto, confluyendo esos caminos en el turismo sostenible. La cadena de valor del sector relacionada al transporte, alojamiento, alimentación, los operadores turísticos, han avanzado en los protocolos de bioseguridad para ofrecer una experiencia ajustada a los nuevos tiempos. Paralelamente, en el primer trimestre de 2021 en las Américas se redujo el 71% el flujo de turistas según el Barómetro del Turismo Mundial de la OMT.
Frente a esas realidades, las nuevas demandas por destinos poco concurridos y el valor de lugares vacíos ha identificado que la región tiene baja densidad poblacional, con partes importantes de su territorio que pueden satisfacer este nicho del mercado a través del turismo de naturaleza en las selvas, el Amazonas, el Pantanal, las misiones jesuíticas, los desiertos y altiplanos, lugares que ofrecen múltiples atractivos, dice Nicolás Abrew ejecutivo de CAF, en una descripción que pareciera referirse a Bolivia.
¿Qué estamos haciendo para aprovechar esta coyuntura? Frente a la inacción, debemos pedir a los municipios donde se encuentran los atractivos y están las comunidades, y a los operadores privados que los promocionan, no dejar solo al gobierno nacional pues una vez más, el centralismo está demostrando que no sabe coordinar con los territorios.
Dos evidencias simples: los ministros de turismo de Mercosur debatieron la unificación de protocolos para la oferta conjunta en su XXV Reunión de Ministros que terminó el 22 de octubre en Recife. El encuentro contó con la presencia de representantes de Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay y Chile, como país asociado. Bolivia, estuvo ausente.
Segundo. Bolivia mantiene 10 días de cuarentena sobre los turistas extranjeros, medida que inviabiliza la apertura del destino al no aplicar el control de vacunas y certificados negativos que ya están ejecutando en el mundo y en el vecindario.
Si las autoridades no saben cómo actuar en esta oportunidad que puede ayudar a dejar de lado un lamento boliviano, por favor, renuncien. Mientras tanto y como respuesta, el festival Posoka Gourmet de San José de Chiquitos, el festival de la Orquídea de Concepción, la feria de la Miel en Porongo y la Ruta del Café de Samaipata, Ichilo y Buena Vista, realizados todos el último mes, demuestran que la gente en los territorios, ya están haciendo su trabajo.
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