Es una ventaja analizar los acontecimientos con perspectiva histórica y con luces largas. La coyuntura, enrevesada, confusa y turbulenta, puede hacernos perder las perspectivas. Este es el momento de hacer un esfuerzo para no perder el rumbo.
El gobierno del MAS ha identificado como su enemigo ideológico principal a una entelequia, una construcción, un imaginario, y contra él está desarrollando su estrategia. Ese enemigo es Santa Cruz, y contra ella y a su clase dirigente le suma perversiones, defectos y cargas negativas que le son posible atribuirle. Intentó con una diversidad de liderazgos y acciones, ganar electoral y políticamente el espacio. Sin embargo, los instrumentos confrontacionales, no le han permitido luego de 16 años lograr el resultado, y cada vez le resultará más difícil sostener la confrontación. Al mismo tiempo, y eso le resulta paradójico e incómodo, tiene una propuesta política e ideológica electoralmente exitosa que propone ajustes a la historia, la economía y a la relación sociedad y Estado.
Por su lado, Santa Cruz es el espacio nacional que se plantea como modelo, con deficiencias, injusticia y errores, pero con respuestas concretas a la necesidad de desarrollo y progreso. Es el eje de producción, movilización social y económica de personas y capitales; tener “un lote” en Santa Cruz, es una suerte de garantía para el futuro y la economía personal y por eso, aquí confluyen bolivianos desde todos los confines de la patria. El migrante tiene una expectativa y busca, mejores condiciones de vida y al abandonar a sus muertos, lo hace como una necesidad y un renunciamiento. Deja atrás parte de su vida y de su historia y va al espacio que supone, le puede dar esas condiciones. Junto a eso, Santa Cruz ha construido un imaginario, “un modelo”, que se expresa en una forma de vida, en una actitud, en una aspiración. Desde Andrés Ibáñez, el Memorándum de 1904, las mutuales, las cooperativas, la fortaleza de la sociedad civil, la descentralización y la autonomía. Y puede mostrar resultados.
Analizada las consecuencias de la confrontación y visto en perspectivas sus orígenes, parece necesario encontrar una razón causal explicativa de la situación que vivimos. El MAS y la construcción actual de Santa Cruz, son hermanos siameses. Son el resultado de la Revolución Nacional. Son el producto depurado construido sobre la base de las mismas condiciones y características y que, sin embargo, difieren en la forma como querrían resolver las diferencias.
Lo que deben aceptar los siameses, es que, si muere uno, mueren los dos… el secreto de la sobrevivencia y el desarrollo, está en tomar consciencia de esa realidad.
¡Qué difícil!
Para que Bolivia logre su desarrollo, ¿el MAS podrá aceptar convivir con una Santa Cruz diferente a su propuesta hegemónica? Y, ¿aceptará Santa Cruz reconocerse sobre la base de su historia construida simbólica y materialmente desde el 26 de febrero del 1561, como un producto de la Revolución Nacional, y así ofrecer a Bolivia una expectativa diferente?
¿Podrán aceptar los dos, el riesgo de la anulación del otro y el costo de mantener este escenario de confrontación permanente?
Soy perfectamente consciente del contenido de las preguntas y por eso, propongo un debate amplio y maduro. Agradeceré la tolerancia, la ponderación y el equilibrio que se necesitará para enfrentar este esfuerzo.