Cada rincón resulta pedagógico para la mente y el corazón abiertos. Nos toca dejarnos sorprender por esta combinación de culturas, poco pacíficas en su tiempo, que sin embargo aprendieron unas de otras. La presencia del moro es inseparable como los ojos aceitunados de los cuadros de Romero de Torres, la sabiduría de Averroes y la estatua del Gran Capitán…
En otros viajes ya retraté la Mezquita y la ciudad que sólo se puede conocer, caminando…