El cierre oficial del Festival fue el 1 de mayo “a la altura de los grandes espectáculos del mundo”, dice la crónica cultural y que, bajo el nombre de Barroco Monumental, tuvo una coproducción que el público disfrutó con el talento de más de 150 músicos, entre solistas, coros y orquestas locales; dirigidos por Javier Mendoza, compartieron el escenario con integrantes de la Escuela de Música de la Florida International University (EEUU). El día de ayer lunes 2 de mayo, como agradecimiento al respaldo recibido, se repitió la presentación del Barroco Monumental, con otro lleno completo.
Gracias al trabajo estúpidamente perfecto de cierta burocracia, la Asociación Pro Arte y Cultura, APAC, organizadora del Festival, se vio obligada a suspender el aporte de las entradas que normalmente ayudan a paliar el gasto de más de un millón de dólares que tiene este baño de ternura y energía. Cuidando la palabra y midiendo la adrenalina, APAC dijo que no sirvieron las tres décadas de experiencia organizando grandes festivales de música y teatro, ya que “este festival se vio enfrentado a procedimientos inéditos…” que impidieron que hasta el día antes de su inicio y luego de varios meses de trámites, no se tuviera la autorizaron para la dosificación de las entradas. Para comparar la torpeza, ¿qué pasaría si estas trabas impidieran la realización del Gran Poder de La Paz, el carnaval de Oruro, los chutillos de Potosí, los chunchos de San Roque en Tarija, los Macheteros de San Ignacio de Moxos, el pujllay de Tarabuco? ¡Hay espíritus imbatibles que alimentan el alma del pueblo mientras otros, insisten laboriosos en fortalecer el país tranca!
Roberto Barbery Anaya dice que para ser malo se necesita inteligencia que urda, elucubre, planifique, y de esta manera, cause daño… dice que las torpezas administrativas son producto de ignorancia y de torpeza y que sería mucha osadía atribuirles inteligencia. Me toca aumentar que, gracias a esa delicada persistencia de incurrir en el error destemplado, cada vez somos más los ciudadanos que estamos diciendo basta a esta burocracia que se solaza tratando de sembrar ignorancia.
Para orgullo de todos, en el momento de mayor tensión organizativa el viernes 22 de abril, siete conciertos en Santa Cruz de la Sierra, Pailón, San Xavier, Concepción, San Ignacio de Velasco y San José de Chiquitos tuvieron llenos completos. El arranque del festival fue con la coproducción “Barroqueando con niños y jóvenes”, de Polonia y Bolivia, y el legado musical de las Misiones Jesuíticas de Moxos y Chiquitos regresó con 132 recitales durante 10 días, presentándose 30 agrupaciones nacionales y 18 que vinieron del mundo.
La decisión de APAC, de no cobrar entradas, produjo una inusitada movilización que sin renunciar a lo que se reclamará en su momento, demostró el talante creativo del empute responsable y de la militancia ciudadana. Frente a las solicitudes que inundaron las redes, se creó un QR para que las personas comprometidas con la cultura pudieran realizar sus aportes, y así se hizo. Debimos aclarar que era un acto en favor de APAC por los 28 años de transparencia construida en favor de la cultura boliviana, y los donantes dejamos constancia que al no existir relación comercial en nuestro aporte, no correspondería aplicarle restricción fiscal alguna. Para vencer la torpeza, nos obligaron a ser creativos.
Ocurrió otro hecho augural cuando Mercedes Papu, guaraya y directora de música, dirigió a Julliards 415 de New York con Robert Mealy, y al Coro de Urubichá en una Chovena de espíritu universal, deslumbrando al público que aplaudió de pie por varios minutos mágicos. Las rondas y letras de las chovenas guarayas, normalmente tienen carácter festivo y desenfadado (los curas no lograron inculcarle el pecado a la sexualidad), y la impronta hacia la música fue enseñada por los padrecitos y frailes como instrumento de evangelización, y de las que los pueblos guarayos, chiquitanos y mojeños las hicieron suyas.
Cuando escuché la chobena, me asaltaron emociones intensas en momentos que pretenden confrontarnos incorporando mestizaje racial; el mestizaje cultural se comprueba tan sencillo al admirar a una indígena guaraya directora de música, directora excelente, dirigir a un grupo de músicos norteamericanos que no hablan castellano, excelentes músicos, y a un coro excelente que canta en lengua guaraya… El resumen sin importar origen, es que una mujer directora de música, dirigió a un coro y a músicos excelentes que transmitieron a través de una chovena la energía de la vida. Y cuando digo directora de música y mestiza, me aparece la mexicana mundial Alondra de la Parra, que logró lo que nosotros aspiramos, cuando dirigió a la Filarmónica de París con el Huapango de Moncayo.
En las sedes del Festival se sintió la presencia cálida y sonriente de Plácido Molina Barbery, Hans Roth, Gabriel René Moreno, Doménico Zípoli, Alcides d´Orbigny, Piotr Nawrot, Alcides Parejas, Cecilia Kenning, Marcelo Arauz, René Hohenstein, Bernardo Fischermann, Jurgen Riester, Januario Soriocó, Rubén Darío Suarez Arana, Sarah Mansilla, Virgilio Suárez, Rubén Poma, Salvador Romero Pittari, Elio Montenegro, Luis Szarán, Amalia Samper, Ana Luisa Arce, los cabildos indígenas de los pueblos chiquitanos, guarayos y mojeños, los alcaldes de todos los municipios sedes, y una lista larga de voluntades comprometidas; hoy, el liderazgo de Percy Añez Castedo, la conducción académica de Nawrot y el equipo de APAC, vencieron la pandemia y la estupidez de la burocracia, y se convierten en una generación que, subida en hombros de gigantes, ensancha creativa la patria por los caminos entrañables y nuestros de Chiquitos, patrimonio de la Humanidad y fortaleza cultural de esta parte de América del Sur.
¡Felicidades Bolivia y gracias APAC! Quien quiera celebrar, que lo haga, aquí cabemos todos.