Estoy convencido que Bolivia puede vivir del turismo. La voluntad está sembrada y se manifiesta en evidencias. Ayer participé de la apertura pública de un nuevo centro turistico de la familia Iñiguez con el nombre Bodega Casa Solum. Tiene una oferta integral, hospedaje, centro de degustacion, de eventos, gastronomía y un dato exquisito para los sentidos, la producción de vino de la variedad CARMENERE…
En el CEPAD hemos constatado el valor del turismo en la economía y lo ponemos en valor, y cuanto compruebo la construcción que está desarrollado el departamento en esta materia, no puedo menos que asombrarme y decirlo.
Tarija, ofreciendo su querencia, ¡puede hacer tanto por Bolivia en este momento!




