Este es un buen momento para que las preguntas que nos están arañando, venzan el olvido, como diría el poeta Santiago Molina; son palabras que han esperado pacientes, dulces, rotundas algunas y atrabiliarias otras… Lo dijo Ana María en su momento, «hay que ser irreverentes con el poder».
Empecemos y no dejemos que la saña triunfe. José María Bakovic fue un ciudadano probo, capaz y comprometido, y que a pesar de todo lo que lo hicieron vivir, nunca se rindió, no aceptó el chantaje de juicios abreviados y no perdió la sonrisa. Hay que reivindicar su nombre y su conducta. Se merece, póstumo, el Cóndor de los Andes.