La «ciudad de los 15 minutos» facilita que los vecinos puedan moverse a pie o bicicleta para cubrir los servicios básicos en ese tiempo, y que cuando ello no sea posible, el auto se quede en la casa y se utilice masivamente el transporte público. El objetivo es crear una ciudad próxima, diversa, densa y ordenada.
Se trata de focalizar las necesidades de la ciudad que se resumen en siete funciones que cualquier ciudadano feliz necesita:
1) habitar,
2) trabajar,
3) hacer sus compras,
4) acceder a la salud,
5) acceder a la educación,
6) acceder la cultura y
7) acceder al descanso en armonía con la naturaleza.
La idea busca hiperproximidad social que permita reducir largos desplazamientos para cubrir necesidades básicas y limitar la dependencia del transporte vehicular, público o privado.
Considerando que las ciudades se dividen en barrios, y que cada uno tiene sus particularidades físicas, culturales, humanas y económicas, se trata de redescubrir las relaciones que aporten seguridad, planificando un sistema de servicios de acceso materialmente próximo, y con conectividad y redes cuando sea posible.
La pandemia puso en evidencia la urgencia de los trámites en red, el teletrabajo y el delibery que deben ser considerados como acciones para ganar tiempo en favor del ocio productivo y la familia.
El «Primer reporte del estado de la prosperidad de las ciudades de Bolivia” presentado en mayo del 2021 por ONU Hábitat, es un documento imprescindible para comprender el fenómeno urbano en un país que ni los gobernantes ni los administrados, tenemos responsabilidad y consciencia urbana. Sin embargo, propuestas con el de “la ciudad de los 15 minutos”, puede ayudar a ajustar la planificación urbana, la oferta de servicios en los barrios en función de las personas, y superar el desgobierno de los transportistas y de los comerciantes en los mercados y las calles. Respetando su derecho al trabajo, deben saber que se hacen malquerer profundamente. http://onuhabitat.org.mx/…/Bolivia/UNH%20_CPI_BOLIVIA.pdf
Un dato duro es que “la densidad urbana en Bolivia ha descendido de 7.047 hab./km2 en 2001 a 5.375 hab./km2 en 2012, lo que representa una pérdida de densidad de 1.672 hab./km2, lejos de la media recomendada de 15.000 hab./km2 (ONU-Habitat, 2014).
Lo anterior es resultado, fundamentalmente, del proceso de crecimiento con un patrón de baja densidad. Este patrón de desarrollo ha significado que las ciudades y aglomeraciones urbanas sean, en su mayoría, muy dispersas poblacional y económicamente.” (Pág. 30).
«Esta corriente de ordenación urbana plantea reorganizar los barrios de manera que nadie tenga que desplazarse más de un cuarto de hora desde su casa para poder acceder a cualquier servicio básico reduciendo así las emisiones derivadas de los desplazamientos y ganando en calidad de vida. Ciudades como París, Copenhague o Barcelona ya están trabajando en ello.»
La agenda para enfrentar el reto de la Bolivia urbana, pasa por:
1) que el Estado deje de negar y encubrir el fenómeno de la migración;
2) concretar el funcionamiento de las regiones metropolitanas,
3) proteger la expectativa de las personas de poseer un predio urbano, legal, con seguridad jurídica como respaldo patrimonial.
4) vivir en una sociedad ordenada y pacífica,
5) fortalecer la capacidad regulatoria y de ordenamiento transparente de las autoridades responsables del desarrollo inmobiliario,
6) establecer reglas para el desarrollo de la capacidad de los innovadores inmobiliarios que están cumpliendo funciones públicas que el Estado se niega a cumplir.
No existe otro camino.