¿Cuál(es) será(n) la(s) candidatura(s) no masista.
En Democracia, todos tenemos derecho a pretender representación mediante el voto. Y no se le puede pedir a nadie que renuncie a un derecho constitucional ganado con la democracia.
Tampoco es el número de candidatos lo que debiera generar inquietud. En las elecciones de 1980 existían 82 agrupaciones políticas reconocidas. La ciudadanía, con su formación cívica será quien terminará validando con su voto, a los candidatos. En este momento existe una lista generosa de pre candidatos en el espacio no masista, que aspiran, pretenden, anhelan, ser los portavoces de la voluntad popular (son cerca de 20).
Las formalidades exigen una sigla con organización y liderazgo, un plan y ahora, además, una presencia territorial que garantice que la visión desde el gobierno, respete la diversidad regional, ideológica, plurinacional y cultural de la sociedad boliviana.
Sabiendo que el MAS, con quien gane la representación buscará continuar en el poder, se hace necesario preguntarnos, ¿quién podrá competir con éxito en el electorado no masista, tomando en cuenta las confrontaciones en el oficialismo, por un lado, y la necesidad de un cambio de rumbo en nuestra vida en sociedad, en la sostenibilidad estatal y en la recuperación de la economía?
Es posible que muchos de los nombres que circulan busquen posicionar liderazgos regionales mientras, todos expresan un compromiso con la construcción de una alternativa democrática. Otros, lo hacen para negociar espacios posibles. Y los más grandes, esperan…
Lo que debieran tener claro nuestros líderes, es que éste no es un momento común de nuestra vida democrática y se está jugando algo más que un cargo público. Empecemos, entonces, a exigir que junto con el derecho que tienen a ser candidatos, nos den a los ciudadanos las certezas que necesitamos.
Estamos frente a una Paradoja que debemos resolver:
Para enfrentar al MAS y vencerlo, se necesita una propuesta y un liderazgo muy sólido; siendo eso cierto, hay que reconocer que estamos en un momento que la organización política de la oposición está rotundamente fraccionada, los liderazgos tienen un desgaste muy grande, y por la organización corporativa de la sociedad boliviana, no se han abierto espacios a generaciones fuera de los aparatos tradicionales.
Este es un momento para el debate, estamos a tiempo y la coyuntura parece propicia para hacernos escuchar.




