Este es el momento para releer el Memorándum de 1904 de la Sociedad Geográfica e Histórica de Santa Cruz. Cuando se publicó en septiembre de 1904, fue visto con soberbia y desdén por la intelectualidad altiplánica victoriosa por el cambio de la capitalía, y no lograron superar los prejuicios. ¿Los académicos de Santa Cruz proponían a Bolivia una plan de desarrollo para enfrentar la pérdida del Litoral?
Si se hubiese tomado en cuenta entonces, Bolivia, ahora, sería distinta y posiblemente no se habría producido la Guerra del Chaco. Estamos hoy frente a otra prueba histórica, pues el mandato del Memorándum se está cumpliendo en función del futuro; y tendremos que agudizar el ingenio y la creatividad para esta vez salir airosos. La oportunidad que nos ofrece la historia, la geografía y la economía, es contundente y nuevamente desde el oriente y para todos, tenemos una oportunidad para hacerle frente a la crisis. El último libro de Jeffrey D. Sachs, «Las edades de la globalización, geografía, tecnología e instituciones «, nos ayuda a comprender el volumen del reto. “La Edad Digital del siglo xxi que enfrenta la revolución digital, el crecimiento convergente y el impulso de China hacia la vanguardia, los retos del desarrollo sostenible, el reto de la desigualdad, el reto de los límites planetarios, los riesgos de conflictos, ofrecen lecciones que guían la globalización en el siglo xxi hacia el desarrollo sostenible y la integración. La humanidad siempre ha estado globalizada, a partir de la dispersión de los humanos modernos desde África hace unos setenta mil años. Sin embargo, la globalización ha cambiado su carácter de una edad a otra, y a menudo esos cambios se han producido con rapidez y violencia. En el siglo xxi, necesitamos cambiar de forma pacífica y sabia; en la era nuclear, puede que no haya segundas oportunidades en el caso de una guerra mundial. Al estudiar la historia de la globalización, podemos comprender con datos la globalización del siglo xxi y cómo gestionarla con éxito.”
Considerando esas condiciones y con los instrumentos de entonces, el Memorándum adelantándose a MERCOSUR, proponía una agenda válida para 118 años después: “La construcción de una vía férrea que partiendo de la margen occidental del rio Paraguay, o del Pilcomayo, remate en el interior de la república, ofrecerá a Bolivia la ventaja de ponerse en contacto más inmediatamente con Mattogrosso, Brasil, la República del Paraguay, la Argentina y el Uruguay, sobre todo con la gran metrópoli sudamericana –Buenos Aires– y la muy importante ciudad de Montevideo.
Estos extensos mercados, ponen a Bolivia en condiciones ventajosas para el intercambio de sus productos, trayendo como consecuencia el desarrollo comercial e industrial del país. Hoy el libre comercio es libre; pero la ceguera de todos los gobiernos que se han sucedido en Bolivia, no ha alcanzado a hacerles comprender que es indispensable, no solo necesario, encarrilar las corrientes comerciales y económicas de la Nación, por los senderos trazados e indicados por el dedo de la misma naturaleza.
Los pueblos andinos, más o menos próximos a las costas del Pacífico, que forman la mayoría de la nación boliviana, y el centro dirigente de los destinos de la República, se han aferrado a ponerse en contacto con Europa, precisamente por el camino más largo, por el océano Pacífico, buscando el peligrosísimo paso del estrecho de Magallanes, y despreciando la fácil salida al Atlántico por el río Paraguay.»
(El Memorándum hace una demostración numérica que fundamenta: I) las ventajas económicas del ferrocarril, II) Los productos que ofrece el Oriente como la región más rica de Bolivia. III) Mercados, Inmigración, Colonización; IV) Ventajas políticas del ferrocarril y V) Conclusión).