(Erbol).- «Los indígenas lecos de las provincias Larecaja y Franz Tamayo no se ponen de acuerdo para designar a su representante ante la Asamblea Legislativa Departamental, sin embargo manejan tres formas de elección: organización de una caza, trabajo comunitario o pruebas de puntería con flecha.»
«Lecos no descartan apelar a la puntería con flecha para elegir a asambleísta»
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3 comentarios
Hola Carlos Hugo. Esto sonará un poco ofuscado, todavía en versión algo vueltera, pero ahí va.
Me parece regio lo del tiro al blanco. La gente lo maneja a nivel intuitivo, pero allí hay algo de certeza. Ojalá sí, hayan mujeres que se animen a agarrar con serenidad y practicar su puntería.
Ahora sí, te digo. A la hora de mantenerse enfocado en un objetivo, hay nomás una relación fisiológica entre el corazón y la lengua con la que sentimos el gusto de las cosas, y la coordinación manos-ojos. Te sonará a blef, pero te doy dos datos científicos poco divulgados: 1) el primer órgano que se forma en la división del cigoto es el corazón, y el segundo es… la lengua; 2) la lengua se utiliza para aumentar la precisión (motricidad fina) de la coordinación manos-ojos, a tal punto que la lengua tiene los circuitos necesarios para reemplazar a los ojos para poder estructurar el sentido de la vista y percibir objetos externos (esto tiene aplicaciones tecnológicas para los ciegos, mirá estos ejemplos http://bit.ly/cjM15d y http://bit.ly/arFEBX). En palabras más directas, se pueden realmente pensar que los que mejor usan el arco y flecha, son de buen corazón, mayor templanza, se escuchan más a sí mismos. No es joda. Hay historias míticas basadas en la relación entre el arco y flecha y la capacidad de sentir con otros (com-pasión).
Te digo algo más al respecto. Estoy re-podrido de escuchar usar la palabra «líderes» para referirse a quienes son representantes políticos. La palabra en sí no significa nada realmente, ni siquiera en los estudios de liderazgo. Observando interacciones concretas en situaciones reales, su uso desvance la posibilidad de integrar capacidades de generar valor localmente. «Líder», viendo n ejemplos que sobran en Bolivia, denota para el ojo etnógráfico y para la experiencia a fortriori de los locales a aquella «persona oportunista que tiene facilidad de palabra y utiliza la ingenuidad de la gente para concentrar información y oportunidades de captar dinero, aún a costa de oportunidades prácticas de crecimiento integrado de su propia comunidad». El sistema sindical y la cultura de «ejecución de presupuestos para poder pedir más al año siguiente» de las ONGs y organismos multilaterales, incentivan una lógica del «hacer parecer que sí está funcionando», que promueve directamente que sobresalgan gentes que se convierten en generadores egoístas de posibilidades, pues aprenden a administrar la generación de posibilidades como si fuera un arma más bien para manipular esperanzas y capacidades individuales y colectivas, que para hacer que las cosas sucedan de verdad.
La interacción con el dinero difuminado la experiencia que lleva a actuar por convicción, y ha fortalecido las alianzas entre personas para actuar por conveniencia cortoplacista.
Quién no ha visto incluso a mujeres, que al momento de meterse en la cosa pública, se convierten de facto en hombres. Como hombres, pensando cómo sacar ventaja hasta en las migajas, pidiendo pegas o donaciones extorsivamente, pervirtiendo la lógica de intercambio de favores, haciendo arreglos por debajo, precocinando y pactando para privilegiar el ganar al corto plazo.
Apelar a cosas tan concretas como el arco y flecha, me parece una forma sutil de mejorar la oferta de los contendientes (especialmente entre los varones) que se meten a ser catalizadores de proyectos comunitarios. Hasta ahora, todos los que se meten, reproducen las pobrezas organizacionales de las ONGs y sindicatos campesinos, que con tanta facilidad convierten en regla una forma de pensar anclada en la cooptación y diversos grados de prácticas extorsivas, como parte de las herramientas de negociación para establecer reglas de juego comunitario. Mientras tanto, ya van unas 3 generaciones de jóvenes y adultos que no saben negociar ni consigo mismos, peor con otros, sobre la construcción de escenarios futuros, mañanas compartidos.
Nadie parece estar realmente jugando a generar valor, todos parecen estar jugando a defender sus tan bien ganados territorios de poder y manejo de información.
Quién pierde? Vea eso cada uno.
Por de pronto, yo no quiero entrar al juego de simulaciones de creación de crecimiento autosostenible.
Habrá que ver si resulta mejor que esos otros usos y costumbres que practicamos los «indígenas originarios urbanos», eso que llamamos urna. Lo cierto es que mucha diferencia entre ambas formas de expresión política, la urna o el arco y la flecha, no existe. Correspondientes a realidades diversas expresan sistemas de administración política también diversas, que al final sintetizan prácticas político-culturales abigarradas hoy visibilizadas, pero que esencialmente nunca dejaron de existir, de hecho se han fortalecido tanto que su legitimidad ni es cuestionada, salvo por una corriente conservadora, radical, que en función de prejuicios y pretensiones universalistas sigue creyendo que la democracia se reduce a una urna. Simplificación artificial y tendenciosas de la democracia que intentamos superar.
Que excelente aporte Carlos Hugo, no soy muy amigo de los medios pero te confieso que este reportaje me gustó mucho.
Un abrazo!
[…] formas son irrelevantes por los procedimientos leguleyescos. Que fabricar adobes como condena, y disparar un arco y flecha como mecanismos de selección política, corresponden a saberes que el mundo capitalista […]