La afirmación está basada en la verificación de potencialidades y cuantificación de recursos turísticos realizada por SNSD, una red de instituciones apoyada por la Fundación Solydes, la Universidad Privada Boliviana y el IDRC, de Canadá. En el CEPAD habíamos llegado a una cifra similar por nuestras investigaciones sobre ciudades intermedias, el fenómeno mundial del crecimiento urbano, el despoblamiento rural y la búsqueda de soluciones inteligentes entre las que aparecía en primer lugar el turismo, que genera pertenencia, cohesión social y excedente simbólico y económico.
Sobre el tema de despoblamiento, desarrollo de ciudades y crecimiento metropolitano en Bolivia, existen dos trabajos fundamentales; el coordinado entre 2018 y 2022 por ONU Hábitat con un debate inconcluso sobre el sistema de ciudades y la Política Nacional de Desarrollo Integral de Ciudades, que buscó establecer las bases de una política nacional urbana. El proceso superó tres gobiernos, organizó dos foros urbanos nacionales, tuvo fases de diagnóstico y formulación, consensuó hallazgos y propuestas, concluyendo con la presentación de la política en octubre de 2020 por el Viceministerio de Vivienda y Urbanismo de la época; la PNDIC fue revisada por el actual Gobierno e incorporada al Plan de Desarrollo Económico y Social, PDES 2021-2025, aunque su promulgación sigue inexplicablemente pendiente.
El segundo documento es el “Informe Nacional sobre Desarrollo Humano en Bolivia, El nuevo rostro de Bolivia, transformación social y metropolización”, PNUD, 2015. Las investigaciones del PNUD recuperan aportes de la sociedad civil, la academia y algunas instituciones que enfrentábamos el distorsionado discurso de lo exclusivamente “originario indígena campesino” por la negación de la realidad urbana reflejada en los Censos. Fue casi subversivo encontrarse que el documento reconocía “la emergencia de la nueva Bolivia, un país con predominio de clases medias urbanas… (planteando una) configuración de ocupación espacial de la población, con una mayoría viviendo en ciudades y particularmente en las regiones metropolitanas, con perfiles demográficos en edad económicamente activa, en un crecimiento de clases medias, que hoy son el grupo mayoritario del país y con regiones metropolitanas que forman parte de una realidad social sin retorno”.
Las investigaciones del CEPAD consideraban la ocupación del territorio llamando la atención sobre el turismo entre las variables de estudio; con la información, construimos un mapa con 256 municipios rurales menores de 20.000, asentados en el 70% del territorio que no tienen servicios públicos suficientes y se constituyen en expulsores de población; al relacionar esos 256 municipios con los que sí tenían potencialidades turísticas y con las ciudades intermedias, la red SDSN incorpora un argumento robusto por la oportunidad de trabajo digno a los habitantes de todos los territorios, con 3.000 millones de dólares que pueden distribuirse utilizando el Índice Municipal de Potencial Turístico que han elaborado.
Para alcanzar las potencialidades del turismo, repetimos lo que todos sabemos, que necesitamos aprobación de políticas públicas y superar a nuestro principal enemigo, nosotros mismos, por las técnicas exquisitas de bloqueo que aplicamos a los que aspiran trasladarse libremente; mientras, el mundo ha decidido otra forma de moverse con una definición que pareciera, fue redactada pensando en Bolivia: “Reducir el consumo y los viajes, con un drástico cambio de viajes lujosos y de consumo despilfarrador, a un consumo y viajes básicos, necesarios, sustentables y satisfactorios.” (Manifiesto de 170 intelectuales holandeses)
Dice Lykke Andersen, directora ejecutiva del SNSD: “El año 2022 el país alcanzó récords históricos en la exportación de productos agropecuarios y sus derivados (3.000 millones de dólares) y exportación de oro (3.000 millones de dólares), con costo muy alto en impacto ambiental por pérdida de bosques primarios y con la minería de oro devastando y contaminando los ríos. En 2019, Bolivia recibió 830 millones de dólares del turismo; en 2020, 189 millones; en 2021, 190 millones, y en 2022, 530 millones de dólares. La disminución se debió a la pandemia y se espera que este 2024 supere la cifra de 2019. El turismo puede volverse el primer producto de exportación de Bolivia, generando más de $us 3.000 millones en ingresos de divisas”.
Cuando terminen estas turbulencias electoralistas y el Bicentenario ayude a retornar a la racionalidad en las relaciones humanas, territoriales y productivas, ya sabemos que contamos con un recurso sostenible que espera, sonriente, ser explotado.