¿Que por las noches lo acosan sus fantasmas? ¿que ronca mientras duerme? ¿que no asienta las posaderas en otra silla que no sea la de su caballo?
No me sirven. Búsquese otras razones para no tener que amarlo a usted, como lo amo
Suya,
Manuela
Manuela, mi amable loca… 7ª edición, del Bicentenario.