«Simón de mi vida:
Me ha dicho el General Sucre que lo llaman del Alto Perú. El tamaño de la pena que me dio ante la sola idea de que podría irse aún más lejos, me sorprendió a mí misma. Esa es la parte dura de conocerle: quererle es la única alternativa posible y eso implica dolerse así de tanto.
Ojalá encontrara usted la manera de darles lo que quieren de todos lados, desde aquí; así no me daría a mí, penas mayores con sus ausencias.
Hoy debo decirle que lo quiero; mucho más de lo recomendable para estos casos. ¡Qué quiere si su gloria me produce estas tristezas! En el altiplano de los Andes hace frío, ¿me lleva calientita en su corazón?
Manuela»