Los arrebatos de locura no pueden ser la manera de administrar nuestro futuro. La Asamblea Constituyentes, el Congreso Nacional, el Poder Ejecutivo y los partidos políticos, están obligados a establecer un acuerdo que, además de modificar la resolución de la torpeza, se comprometan a no seguir manteniendo en zozobra la democracia ni la tranquilidad de los que vivimos en Bolivia.
Carlos Hugo.
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La Paz se va alejando cada vez mas de Bolivia
La ciudad de La Paz ha representado desde antes de la república a intereses de clase y región anclados en el pacÃfico, durante la colonia ligados al Virreinato de Lima. No es entonces de extrañarse que los primeros proyectos de paÃs, el planteamiento de los representantes paceños de 1824 se hayan decantado por conformar una república unida al Bajo Perú , lo cual resultaba bastante lógico desde la geopolÃtica paceña por entonces vigente, aquella que luego se impuso al resto del paÃs al instaurarse los poderes nacionales en su territorio, favorecida además por el hecho de que la única salida marÃtima boliviana pasaba necesariamente por tierras altiplánicas y el cambio del patrón minero de la plata por el del estaño.
Desde un inicio se vinieron perfilando las dos grandes regiones que materializan lo que hoy conocemos como el conflicto entre las dos bolivias, la lucha de las regiones, el cantonalismo, base pujante del urgente proceso de redistribución del poder, temido por las élites altiplánicas que medran del centralismo.
Contrariamente, los intereses regionales chuquisaqueños encontraron desde un inicio un impulso propio a partir del poder que llegó a representar la Real Audiencia de Charcas para la Sudamérica colonial, presentando, en este sentido, una fuerte vinculación territorial hacia los territorios situados al sudeste:
“Por su ubicación platense y atlántica, la presencia de La Plata se orientó hacia Santa Cruz, ciudad cuya fundación tuvo lugar el mismo año, 1561, en que empezó a funcionar la Audiencia. La proyección de La Paz era en sentido contrario: los Andes-PacÃfico por la extensión del corregimiento del mismo nombre que abarcaba toda la provincia de Puno en la ribera del lago Titicaca†(Roca y Barragán, 2005).
Bolivia nació a la vida independiente por fuerza de los representantes charqueños, si de La Paz hubiera dependido, no hubiéramos pasado de ser una provincia peruana
Con el cambio de la sede de gobierno a la ciudad de La Paz, acaecida en 1898 mediante la mal llamada guerra federal, se impuso al paÃs una visión centralista y autoritaria de gobierno, ejercido desde una región que a lo largo de la historia ha demostrado un espÃritu bastante alejado del proyecto de construcción nacional y que desde un inicio promovió en regionalismo radical, no en vano en vano el célebre historiador Gabriel René Moreno, citado por Roca (2005) escribió:
“PretendÃa este sistema localista dividir Bolivia en regiones independiente y, en su defecto, separar la nacionalidad boliviana del departamento de La Paz. Era paceño este cantonalismo porque fue únicamente de allà y porque no tomo en cuenta para nada lo que de resultas pasara con cada departamento ni con la comunidad de todos ellos. Lo que se proponÃa era que La Paz prosperase sola sin menoscabo de sus haberes y para ellos tenÃa dos estrategias: separación polÃtica completa o autonomÃa dentro de Bolivia mediante al pago a ésta de una cuota a lo que parece por el uso de la bandera.â€
En una perspectiva comparada, el mismo autor llegó a analizar los regionalismos de las ciudades más importantes de la época:
“El (regionalismo) menos ofensivo y mas vanidoso es acaso el chuquisaqueño. Alardea de sus blasones de otro tiempo. Conforta con antiguas preeminencias muertas el pensamiento de su actual vida sin horizontes. El más temible por su iracundia es el paceñismo. Sus amores entrañables, de si propio esconden soberbia de dominación en Bolivia y, si no, soberbia de segregación. El elemento mestizo es alma fervorosÃsima de una y otra comunión cantonalâ€
Gran parte de la base de estos regionalismos se mantiene incólume, salvo en dos aspectos, si bien en el caso del regionalismo chuquisaqueño pervive el espÃritu histórico, cimentado en viejas glorias muertas, no es menos cierto que a partir de la guerra federal ésta ha sido una de las regiones más castigadas por el centralismo, quizás en parte como producto del revanchismo paceño que no perdona. Esta región postergada ha aprendido a fuerza de su inmersión en la periferia que el centralismo se ha constituido en un elemento de disociación y retraso, convirtiéndose a la fecha es uno de los departamentos más proclives a una descentralización moderada y gradual, a un proceso autonómico en el marco de la unidad. Asà lo demuestran los resultados del referéndum autonómico en el departamento, donde se impuso el NO pero por un muy escaso margen y las manifestaciones cotidianas acerca de la descentralización se hacen cada mas congruentes con los planteamientos de los departamentos de la “media lunaâ€. No hay que olvidar que uno de los comités cÃvicos más activos durante las luchas por la Ley de Gobiernos Departamentales en la década de los 80 y 90 fue precisamente el de este departamento.
En el caso altiplánico, la ciudad de La Paz ha demostrado a lo largo de su desarrollo histórico una escasa vocación nacional, aunque paradójicamente asà lo reivindique, puesto que al menor indicio de discusión sobre sus mal habidos fueros sobrevenÃa siempre la amenaza de la separación o la guerra, a partir de ello puede entenderse que la cultura polÃtica paceña ha sido y es altamente autoritaria, de discordes en vilo, de guerra, lo que la hace difÃcilmente proclive a la negociación o al acuerdo democrático, su polÃtica es de masas y calle (sea de izquierda o derecha) , su vocación de reconocimiento y acatamiento de la institucionalidad es atrozmente escaso. No es entonces extraño que todo intento de irradiar esta cultura a las regiones de la periferia polÃtica mediante ese viejo centralismo secante que se quiere vencer, encuentre fuertes resistencias.
Este intento de “andinizar†el paÃs, imponer una visión homogeneizante de la realidad en base a una discursividad construÃda sobre la base del “mito del buen salvaje†viene a contribuir a la resquebrajamiento de los cada vez más escasos vÃnculos que nos otorgan la identidad colectiva de “bolivianosâ€.
Muestras del espÃritu impositivo y soberbio de la sociedad paceña huelgan a lo largo de la historia boliviana y la mas reciente se materializa en los hechos y declaraciones emergentes acerca del debate sobre la capitalidad, desde amenazas de sangre y veto polÃtico/económico, hasta el descabellado planteamiento de llevarse la Asamblea Constituyente a otra ciudad, como si de su feudo se tratase, su vieja tradición de menoscabo a las instituciones se tradujo en las “decisiones y órdenes†emergentes de su cabildo, su escasa capacidad de argumentación en perspectiva de diálogo se visibilizó en su slogan “la sede no se mueve†y ¿Por qué? Pues porque no les da la gana y punto, caso contrario, correrÃa sangre y se dividirÃa el paÃs (la cultura de la amenaza), su desprecio por la ley se hizo patente con el veto a la discusión de la capitalidad en la constituyente, en base a una maniobra tan cándidamente ilegal como artera y autoritaria, y, finalmente, su ninguneo a la verdadera democracia solo se explica por el temor con el que manejan la posibilidad de resolver el conflicto mediante un referéndum como el procedimiento democrático adecuado para zanjar de una vez por todas y en marco de la concordia, un viejo problema histórico.
Una cosa es de admitir, la ciudad de La Paz tiene una capacidad organizativa envidiable, principalmente cuando de defender su región se trata. Los viejos odios subsistentes desde siempre entre los habitantes aymaras de las laderas y El Alto, pobres y explotados, frente a los oligarcas de la zona sur se olvidan al calor del cabildo en defensa de La Paz, es claro, la vieja lógica del enemigo externo convierte en aliado temporal al enemigo interno y es en este sentido que la historia se repite: la alianza Pando/Zárate Willka para la guerra federal ser repite en las alianzas entre Evo Morales y las élites paceñas para defender la sede, solo que esta vez, y no se le vaya a olvidar a nadie, el muerto y traicionado no será el indio.
“La Paz, por su historia y cultura tiene un enorme capital social, sin embargo este capital social ha sido construido en base a la resistencia, sobre todo sindical y polÃtica, y no hacia a la acción productiva. Los paceños son muy buenos para organizarse cuando les quieren imponer un impuesto, en cuestión de horas hacen un paro, un bloqueo y se organizan, pero les cuesta mas organizarse para actividades ligadas a la producción…La energÃa social que se mueve en La Paz debe cambiar de rumbo (Chávez, 2006)â€
Se trata de los que los teóricos llaman “capital social negativoâ€, es decir, constituido con finalidades destructivas y con escasas posibilidades constructivas, afirmación reconocida por algunos de los paceños mas honestos y sinceros, en la perspectiva de mejorar la situación local.
Por otra parte, la afirmación de Moreno en sentido de que el mestizaje es la base del regionalismo en ambos departamentos es discutible en tanto es un aspecto que ha venido cambiando cualitativamente a lo largo del tiempo, asÃ, si bien en el caso del departamento de Chuquisaca se mantiene con escasas variaciones, esto según los datos del último censo que le otorgan un carácter altamente mestizo, lo que no tiene porque desmerecerlo pues ser mestizo es tan respetable como ser indio o croata. No ocurre lo mismo en el caso de La Paz, donde estos mismos resultados han desnudado su calidad esencialmente aymara, lo cual resulta altamente positivo en la medida que implica el reconocimiento oficial de la presencia de una gran mayorÃa indÃgena altamente segregada y alejada del acceso a un poder tan cercano y promueve un movimiento reivindicatorio justo, aunque en algunos casos extremo. Esta es quizás la mayor virtud de la sociedad paceña/alteña, pero debe estar claro que ello no le otorga ningún derecho a menospreciar al resto de las identidades regionales, por muy mestizas o blancas que las considere. Es bien sabido que respetos guardan respetos y la base de la convivencia entre diversos es la tolerancia.
En lo interno, La Paz se constituye en una bomba de tiempo, se erige quizás como uno de los departamentos con mayores Ãndices de desigualdad , asÃ, no serÃa de extrañarse, y serÃa justo además, que las masas aymaras de las laderas bajen a tomar, con niveles inciertos de violencia, lo que por derecho creen suyo.
Todo esto, sumado a la especial coyuntura polÃtica de la última década, ha propiciado un proceso de “rescate†fÃsico y simbólico del punto geográfico que para los aymaras tiene una relevancia trascendental, su “Chuquiago Markaâ€, es decir, se ha producido un proceso de “indigenización aymara†de la ciudad y el departamento, otorgándole una identidad clara y una posición diáfana en el contexto de crispación social actual, ha dejado de ser la representación de “lo bolivianoâ€, si es que esto a sido asà alguna vez, y ha pasado a ser la representación de una de las dos grandes bolivias (sin desmerecer la existencia de otras muchas otras más pequeñas), la bolivia andina, de las alturas, la aymara altiplánica, aquella que tanto queremos y respetamos, pero que definitivamente no es la única, que bajo ese mismo principio de respeto no debe intentar imponerse al resto de las identidades nacionales. Respeto, tolerancia, pluri-multi son conceptos que al parecer han desaparecido del lenguaje del occidente del paÃs.
En este contexto, para las regiones de la periferia del paÃs resulta cada vez mas difÃcil no ver con desconfianza a una sede de gobierno sitiada por una parcialidad, ubicada en el corazón de uno de los discordes en discordia, sosteniendo, por consiguiente, una visión parcial de la realidad nacional, donde apenas alrededor de 70.000 personas (entre la hoyada, las laderas y el El Alto) son la que han venido definiendo inconsultamente y en base a su propia agenda de cambios y movilizaciones, el destino del los restantes 8.000.000 de habitantes del paÃs.
La Paz esta agotando su potencial aglutinador y se esta alejando cada vez mas de Bolivia. Sus afanes estrictamente regionalistas hacen que se menoscabe, sin ningún reparo, la legitimidad de la Asamblea, imponiéndole decisiones aún a costa de la legalidad, minando su credibilidad y poniendo en riesgo quizá la última oportunidad que tenemos de llevar adelante las ansiadas transformaciones nacionales en un contexto de paz democrática. Al parecer, La Paz piensa que su bienestar es el bienestar de Bolivia, que nada mas importa, no desea asumir la cuota de sacrificio que a cada grupo de interés o región le corresponde para la construcción de una nueva Bolivia. Todo esta bien en la medida de que el sacrificio y el coste de los cambios recaiga sobre el resto del paÃs, pero de tocarle un pelo ¡ni hablar!
En la perspectiva de una Asamblea Constituyente plenipotenciaria y de carácter originario, ha llegado la hora de debatir amplia, seria y sinceramente, sin ningún tipo de temores, todos los temas que signifiquen un problema para el futuro nacional, no pueden dejarse asuntos pendientes, si no es ahora ¿Cuándo?
La capitalidad debe ser revisada y la resolución de mero trámite que injusta e ilegalmente retira un tema de contenido como éste de la agenda de la Asamblea debe ser anulada, para que en última instancia sea el soberano, quien mediante un referéndum, decida sobre el destino de los principales poderes públicos, es de urgencia nacional el dotar a este nuestro proyecto de refundación nacional de una capital que irradie “neutralidad†mas allá de las heridas históricas, un locus del poder de todos que desde lo simbólico y lo polÃtico, irradie unidad entre oriente y occidente, sin sangre ni luto.
El motor de la historia boliviana es y ha sido, por encima de la lucha de clases y de etnias, la lucha de las regiones. Bolivia es mucho más que solo La Paz.
El federalista
No cabe ni comentar un post lleno de rencor y prejuicios, lleno de justificaciones producto de la impotencia. Desde las fuentes (todas cuestionables por cierto, como el Sr. moreno, famoso por su analisis antropológico del indio y que sostiene la tesis de que son «sub-humanos») hasta un analisis tendencioso de lo que el señor llama la «sociedad paceña», totalmente subjetivos y cargados de una intencionalidad reginalista marcada (que paradojicamente contradice todo el discurso descentralizador que sostiene para justificar la Nueva Centralización de los poderes en Sucre) y peor, de justificaciones raciaales aberrantes en estos tiempos, como la afirmación de que la cultura altiplanica se contamina de lo que es la «movilidad social negativa», por la contaminación de la cultura aymara, no hacen sino causar asombro de que este tipo de formas primitivas de pensar aun existan en democraciay en teimpos donde gracias a Dios superamos, o intentamos hacerlo, esos dogamas de la modernidad que generan este tipo de posiciones tán radicales y ofensivas a la inteligencia de los bolivianos.
Ah y finalmente gracias Señor Federalista, por enseñarnos que aún nos falta mucho por superar esas Taras regionalistass tan abigarradas que usted desnuda en su post.
El Federalista no es cruceño, en Bolivia nos conocemos todos, este personaje es Nuevo en los post, anónimo como es, parece ser uno de los agentes Chilenos, que existen no son paranoia
Yo no creo que con la resolución se resolvÃa todo el debate es la única solución pero una discusión a la altura del tema, con todo lo que conlleva, es casi otra asamblea cono solo ese tema.
Duele ver la viga en ojo propio
En primer lugar, esa cultura polÃtica paceña no es tan negativa por la influencia aymara, si no por la élite polÃtica blancoide, centralista y autoritaria afincada en los barrios residenciales de la zona sur de La Paz. Al parecer cada quien lee como le conviene.
Por otra parte, si el comentario resulta ser tan subjetivo, si La Paz es tan prefecta y no tiene errores, si tiene un «capital» social tan constructivo, si tan equivocados estan los chuquisaqueños y el resto del pais, dÃganme entonces ¿porque no se quiere llevar el tema a referendum? si la verdad y la razón los acompañan ¿porque negar al pueblo esa potestad excelsa de manifestarse y decidir mediante voto democrático aspectos tan importantes para su destino?
Finalmente, no soy chileno ni camba y en ningún momento dije que el debate sobre la capitalidad sea determinante, solo sostengo que es, entre muchos otros, un tema que por su importancia debe ser debatido profundamente en el plenario de la asamblea y si no se resuelve por 2/3, deberá ir a consulta popular.
Gracias
El Federalista, tu reflexión, compartida en varios espacios, busca posesionar lÃneas de debate. Ya ves que ha cumplido su objetivo si se leen los comentarios. De tus argumentos, me queda la observación si las ciencias sociales son tan exactas. Es claro que resulta más fácil analizar los acontecimientos de 1899 que los que están ocurriendo en la actual vorágine. Quizá de ahà las confusiones existentes. En todo caso, creo que obliga a leerlo y a reflexionar. Ideas con ideas.
Javier de la Riva, existe ¿»la sociedad paceña»?; creo que es correcta la observación. Las generalizaciones, que las sufrimos todos en Bolivia, nos hace ser «oligarcas» a los cruceños, «bloqueadores» a los de El Alto… y sigue le lista. Los matices, que enriquece la vida, desaparecen a la hora de esta suerte de inquisición de verdades únicas.
Leo, lo que plantea El Federalista, provoca una lectura de muchas categorÃas históricas y sociales; y aunque el seudónimo no nos permite llamarlo por su nombre, un chileno o un boliviano bien informado, con argumentos para ser debatidos, nos obliga a ello.
El Federalista, a veces la necesidad de saber «quién sos» o «de dónde sos», es para facilitarnos la calificación, la certificación y la generalización. Superando la irrelevancia, (también podrÃas ser peruano, no? ;)), creo que el tema de la Capitalidad no es un tema más. Puede provocar la ruptura de la Asamblea Constituyente, como ya está resquebrajando la unidad del MAS, y la lógica de los partidos nacionales.
Hola, gracias a El del Ãgora, quien supongo es Carlos Hugo Molina, alguién con quien comparto mi inclinación hacia lo local/municipal como base para la costrucción de una mejor sociedad.
Evidentemente, la intención de todo comentario puesto en «público» debe ser el estimular y generar debate, eso si, con argumentos no tan descabellados como quien ahora escribe, es decir, medianamente razonados. La carga subjetiva es innegable, la asumo, todos tenemos nuestras «herencias» y «path dependecy» y contra eso es dificil luchar, lo intento, créanme, pero es como luchar contra uno mismo y, al menos por el momento, no me llama la atención la autodestrucción, en ninguna de sus formas.
Por otra parte, concuerdo con vos en que el concepto de «sociedad paceña» es bastante discutible, por eso prefiero hablar de una sociedad altiplánica, vinculada por una cultura sólida, la aymara, que le brinda identidad y sustento simbólico. Mas que una nación camba, creo que en realidad existe y bastante más sólida la raÃz de una «nación aymara» o altiplánica, incluso reivindicada por Felipe Quispe y Alvaro Garcia (en otras épocas). Es tan fuerte esta identidad que puja por imponerse al resto, generando obviamente un proceso dialéctico al chocar con las resistencias periféricas (sin una sÃntesis a la vista, aún). OJO, que no critico a esta sociedad, solo la nombro, la identifico en el marco de un análisis que puede no pasar de lo pseudo-académico, no soy racista, por favor. Todo esto es pues bastante corrosivo en el estado de crispación generalizado que vive el paÃs, por ello también prefiero usar el término de «cultura polÃtica», rescatado del campo de la sociológica y aplicado al campo polÃtico, no con mucho éxito, por cierto.
Sobre mi anonimato, soy hidalgo, responde por una parte a una suerte de cobardÃa, pues me parece que no estamos alejados de una suerte de «casa de brujas», siguiendo los lineamientos del «Torquemada» venezolano. Pero por otra parte, la despersonalización de las ideas creo las hace más fácilmente «socializables» y apropiables por la colectividad, me atrae la idea del «panfleto ilustrado y es asi que por el momento, me limito a decir que soy boliviano, ni Ãndigena ni camba alto, blanco, de ojitos claros y que además habla inglés, ojo, tampoco, croata, libanés, italiano o alemán facho y peor chileno o peruano. Solo, como bien dijiste, un boliviano de por ahà que intenta estar bien informado.
Acabo de descubrir la blogmanÃa y creo que este nuevo foro (Ãgora de la polis global postmoderna) nos brinda una oportunidad de debate, intercambio y enriquecimiento colectivo. SugerirÃa a todos los que participemos mantener la altura académica intelectual que corresponde a cada participación y asà podremos hacer de ésta una experiencia bastante constructiva para todos.
Gracias Carlos Hugo (si es que eres vos).
El Federalista
El Federalista, salud. Otra vez, respeto la identidad de las ideas. Se agradece un cierto decoro y mejor si además, es estético.
Hay mucha tela que cortar, y esta semana, será particularmente pródiga. Acompañemos las noticias. Soy quién decÃs.
Que el amor a nuestro paÃs, y la PAZ, se imponga a los intereses particularistas de La Paz o Sucre. Un abrazo!!
Carlitos, comparto tu invocación; pareciera que tendremos que llegar a situaciones extremas para entenderla.
El federalismo binacional última alternativa para lograr una Bolivia unida
Escribo estas lÃneas a riesgo de que me tilden de loco, separtista, racista, oligarca, croata, libanés, chileno, agente de la CIA, etc. (si alguno de los calificativos acostumbrados fue involuntariamente omitido, ruego sus disculpas), total, ya estamos acostumbrados, pero creo que alguien tiene que elaborar y expresar planteamientos claros de forma frontal y directa (valiente) e iniciar procesos de reflexión y debate, pueden odiarme todo lo que quieran, pero por favor lean el artÃculo y traten de rebatirlo con argumentos y si es con algo de respeto y decoro, mejor.
El proceso de descomposición social que de manera progresiva ha venido minando el sistema polÃtico y la institucionalidad boliviana nos lleva a pensar en la posibilidad cada vez menos lejana de la salida por el desastre. Se identifica una pugna entre dos visiones de paÃs, dos propuestas o agendas polÃticas y dos regiones territorialmente delimitadas. Por una parte, la visión pseudo-autoritaria del gobierno en funciones que se apoya en una mayorÃa aplastante en el occidente altiplánico y, por otra, la de la oposición polÃtica conservadora, hasta hace poco casi desaparecida pero que ha logrado realinearse en las regiones del oriente y el sur boliviano. Parece asà confirmarse la hipótesis de José Luis Roca en sentido de que el verdadero motor de la historia de la sociedad boliviana es, ante todo, la lucha de las regiones, dado que al final de cuentas, los conflictos sociales tienden a territorializarse de manera recurrente.
En este atrevido planteamiento no se asume una posición por ninguno de estos dos bandos, cada uno con sus virtudes y defectos, solo nos limitamos a identificar un estado de cosas, un crispamiento colectivo que parece ir agudizándose a medida que pasan los dÃas y un sentimiento cada vez mas generalizado de desazón, de desilusión social con relación a los instrumentos sobre los que el pueblo depositó sus anhelos de cambio. Al parecer la Asamblea constituyente, quizás la herramienta mas idónea para llevar adelante cambios consensuados y el diseño de un marco constitucional sostenible corre el riesgo de venirse abajo, buscar culpables me parece ahora inútil, creo que todos hemos jugado un papel en este proceso de deconstrucción y todos debemos asumir alguna cuota de culpa. Corresponde ahora, y en el marco de un análisis prospectivo responsable, comenzar a ver alternativas ante el inminente descalabro nacional.
Se esta produciendo nuevamente aquello a lo que Gramsci denominó como un “empate catastrófico†(en algún momento ya visualizado por GarcÃa Linera), un estado de pugna que provoca inestabilidad y zozobra en la población, con los subsecuentes escenarios de ingobernabilidad, a cual cada vez mas graves. En este contexto, a mi parecer personal se perfilan tres escenarios posibles:
– El primero, el mas benigno y adecuado, se producirÃa por un proceso de diálogo y un menú amplio de concesiones de cada una de las partes en conflicto. A estas alturas veo difÃcil que ninguna de las dos pueda imponerse sobre las otras (empate catastrófico). ImplicarÃa la continuación de la AC y la deposición de posturas de intransigencia. A riesgo de pecar de pesimismo, esta parece ser la alternativa más remota dado el estado de convulsión generalizado.
– La segunda, posible ante el inminente fracaso de la AC y coincidente con las cada vez más explÃcitas inclinaciones totalitaristas del presidente Morales, comenzarÃa por el cierre del parlamento y la asamblea constituyente, descabezamiento del control constitucional (que ya se ha producido) y una “militarización†de las focos de conflicto, todo con la finalidad de facilitar la imposición del gobierno por decreto, una “dictablandaâ€que en la perspectiva de los sectores radicales del partido de gobierno y el entorno palaciego se presentarÃa como algo inevitable para el logro del cambio que ellos reivindican. En este caso, se pasarÃa del slogan de “revolución en democraciaâ€, hasta hora manejado por la propaganda estatal, al de “revolución armadaâ€, apoyada en los preceptos más clásicos del marxismo-leninismo. Esta alternativa implicarÃa un inevitable uso de la violencia fÃsica contra los que llegarÃan a erigirse como los “enemigos de la revoluciónâ€, provocándose de esta forma un proceso armado. Dios no permita que esta alternativa se materialice en la salida por el desastre, aunque me parece que son cada vez más los que la postulan desde las esferas gubernamentales (es la pugna interna dentro del MAS).
– Finalmente, la que propongo como alternativa a esta última es también radical, pero puede llevarse adelante en un marco de relativa paz social y a través de procedimientos democráticos, sea mediante la AC o mediante un referéndum nacional vinculante. Es la propuesta del FEDERALISMO BINACIONAL, un tipo de estado federal que funcionó con escaso éxito en la extinta Checoslovaquia y que se perfila, aún de manera embrionaria y con notables diferencias, en el Estado belga. Es una alternativa que como dije es radical, con pocos antecedentes en el plano de la polÃtica comparada y, como es de esperarse, con muchos riesgos, pero al parecer, sin muchas mejores alternativas pues el proceso de desintegración social se va haciendo incontrolable. Este nuevo estado boliviano federal se dividirÃa en dos grandes estados, provincias o regiones regidas bajo el principio de autonomÃa y autogobierno mas gobierno compartido. Por un lado, la región de tierras altas, a la cabeza de La Paz, a la cual se anexarÃan las regiones que mediante referéndum regional asà lo decidieran (este es un planteamiento que ya se perfiló en su momento en la propuesta de “nación aymara†de Felipe Quispe, el Mallku), por otro, de la misma forma, la gran región de las tierras bajas, a la cabeza de Santa Cruz, anexándose las regiones o departamentos que asà lo decidieran mediante referéndum. Reivindico ésta como una salida extrema, es decir, que se podrÃa operacionalizar en casos también extremos, en un escenario tal de descomposición que pondrÃa en riesgo las vidas de bolivianos y bolivianas. Este planteamiento es elástico pues es conocido que son muchos los temas a negociar, desde los recursos naturales y la forma de redistribución territorial de la riqueza, hasta el tratamiento de las nacionalidades indÃgenas al interior de cada uno de los estados, se advirtió ya que es una propuesta compleja con muchos riesgos inherentes, pero es, con todo, creo una alternativa viable, al menos, una alternativa mejor que el de la salida autoritaria.
Tome en cuenta el lector que no se hace esta propuesta con ningún afán “separatistaâ€, no se olvide que en determinadas circunstancias es precisamente el federalismo el que se erige como la alternativa para evitar el desmembramiento de los estados nacionales. Por consiguiente, me reservo esta propuesta como última salida, operativa solo en caso de que lleguemos a un estado de incomprensión total y profundización de odios regionales.
A ver si esta vez podemos debatir esta loca propuesta sin insultos y con argumentos razonados, que buena falta nos hace ¿no?
Salud!!! Que es viernes