Desde Opinión Argentina, un blog altamente activo y militante de causas justas y sociales, se difunde un post de altísima virulencia para el nuevo escenario político boliviano. Flavio Dalostto propone hoy día: Bolivia y su nueva Constitución. Las Autonomías Regionales: una salida a las aspiraciones postergadas. Plantea la posibilidad de crear, ad infinitum, nuevos Departamentos, Municipios, Regiones… Transcribo mi comentario con la esperanza que aporte nuevos enfoques.
El dibujo libre que se está queriendo hacer del territorio boliviano, expresa un desconocimiento de la conciencia territorial sobre la cual se asientan las sociedades y se construyen los Estados. Con la misma lógica, ¿se aceptaría que hagamos desde aquí, una parcelación de Córdoba, Tucumán, La Rioja, Salta, Santa Fé…? Y no se trata de una invocación chauvinista, pero me parece una incongruencia estas clases de ordenamiento territorial con espíritu imperial y centralista.
Por un centímetro de territorio se encienden pasiones, se entonan himnos y se levantan banderas marciales. Bolivia entró a la Constituyente con 9 Departamentos y salió con 9. Y eso nada tiene que ver con aspiraciones xenofóbicas, racistas ni oligárquicas. Es, simplemente, un elemento de la realidad. Y la necesidad de reorganizar nuestros territorios de manera más racional para que el Estado actue en favor de la sociedad, de manera más coherente, es un trabajo permanente.
La creación del último Departamento, Pando, fue el resultado de la Guerra del Chaco que obligaba a adoptar responsabilidades territoriales con un «territorio de Colonias» como era llamado, para que no ocurra la misma despreocupación que con el Chaco Boreal.
En Bolivia existen más de 80 mancomunidades municipales en todos los Departamentos, con diferentes grados de eficacia en su funcionamiento, y ello configura, efectivamente la posibilidad de constituir Regiones geográficas como instrumento de planificación y desarrollo, junto a las Provincias, Ayllus, Corregimientos Mayores… La inclusión de las Autonomías Indígenas en los ámbitos departamentales, ha sido una imposición de la realidad, que ni el entusiasmo más alterado pudo modificar en la Asamblea Constituyente. Y que, efectivamente, restablece un componente imprescindible para entender la Bolivia de hoy. Pero de ahí, a proponer de manera tan inocente otra división política administrativa del país, dista mucho.
Creo que el reto más importante después del Referéndum del 25 de enero en materia de gestión territorial de políticas públicas, será en cómo logramos hacer efectiva una administración territorial que no ha sido pensada en términos de coherencia y eficacia. Para que la administre quien gane las elecciones. Las entusiastas rupturas territoriales nacionales, se han dado en la Historia de la Humanidad, por Guerras imperiales, guerras civiles, guerras de secesión, desaparición de Estados, golpes de estado cruentos… Y no es el caso que estamos viviendo en Bolivia.
Este es un tema para debatir a fondo antes que aparezcan nuevos mapas elaborados desde el vecindario, que asumiendo legítimos compromisos ideológicos, no pueden ser tan irresponsables como para ignorar las consecuencias que ello podría conllevar. Le asigno al post de Flavio Dalostto, la importancia de una opinión informada que siento, no está siendo acompañada en Bolivia y que puede generar sorpresas. En todo caso, es una llamada de atención en un año augural.
Carlos Hugo Molina, ciudadano en ejercicio
6 comentarios
Sin duda alguna cualquier cambio en las estructuras políticas, económicas y sociales de un Estado genera resistencias y temor en todos los ámbitos, es natural. Las profecías son la proyección de estas resistencias, de estos temores. La naturaleza del proceso político que vivimos tiene una particularidad ineludible, la emergencia de demandas que trascienden la visión liberal de la Sociedad y el Estado. De ahí que la categoría de Tierra y Territorio (Territorialidad) adquiere una otra dimensión que es natural sea recibida, evidentemente, con recelo. Ideológicamente justificadas son razonables, y hasta bien intencionadas y por eso mismo valorables. Sin embargo, partir de supuestos proféticos (como apocalipticas concecuencias) o pre-juicios políticos(como el desconocimiento de la conciencia territorial de parte de los actores), luego ideológicos, no pueden generar sino la reafirmación de estructuras que hace rato están en crisis. Lo cuál es legítimo, pero como tu propia experiencia lo demuestra, la dinámica socio-histórica suele interpelar nuestras mejores y mayores certezas (políticas e ideológicas). Restrigir la realidad a nuestras propias certezas, por mejor intencionadas que estas puedan ser, limitan grandemente las posibilidades de un debate con alguna pretensión crítica. Y tienes razón, este es un tema por debatir a fondo, lejos de compromisos ideológicos explícitos o implícitos, lejos de pre-juicios y ejrcicios proféticos. Las concecuencias son una responsabilidad colectiva, no una causalidad abstracta.
Un abrazo!
Partís de un elemento fundamental para entender esta problemática Carlos Hugo, la Conciencia Territorial. Y en esta dimensión de la problemática intervienen una multiplicidad de factores que van mas allá del ordenamiento territorial (formal) o una división político administrativa(abstracta). La coherencia y la eficacia, constituyen entonces elementos técnicos esenciales a considerar en la etapa de construcción de la arquitectura legislativa pertinente. Etapa en la que los actores (Departamentos, Municipios, Pueblos Indígenas, etc) juegan un papel fundamental ineludible, al tener, por ejemplo los Departamentos, facultades legislativas. Etapa en la que se pone a prueba la capacidad y liderazgo de estos actores para, en el marco de una Nueva Constitución, generar espacios de discución y diálogo tendientes a conjugar inteligentemente todas y cada una de las demandas y aspiraciones de los diferentes actores, sin imponer visiones localistas, regionalistas o ideológicas.
Un abrazo!
No le tengo miedo a la reconfiguración de las provincias argentinas ni a la creación de otras nuevas. Es más, tengo varias ideas al respecto.
Sabias que la gente de Santa María en el norte de Catamarca, debe pasar por Tucumán, para llegar a la ciudad de Catamarca, en el sur de la provincia homónima. La mayoría de las entidades territoriales argentinas y de vastas regiones del globo, no son más que expresiones de poder cohercitivo heredadas de los imperios coloniales y consagradas por las egoístas oligarquías urbanas de las «repúblicas».
Saludos.
Flavio, seguramente la palabra «miedo» no es la más feliz para referirse a ajustes territoriales y humanos. Desde que se inventó la migración, nadie es de donde está, en términos relativos.
He participado en Salta de una festividad incaica, he visto a José Mariano Serrano en Tucuman firmando el Acta de la Independencia de la Nación que después presidiría don Cornelio; he recorrido Córdoba con todos los espacios comunes, y en Buenos Aires, participado de un encuentro de los algo más de 2 millones de bolivianos/argentinos que viven en la ciudad más grande de Bolivia. Y el boliviano más universal es el Ché.
500 años es un tiempo necesario para resolver una deuda que se ha visto facilitada por los Estados que sólo piden 2 años para considerar la nacionalidad a los migrantes. Trámites de por medio. Y los límites arcifinios que están desde que se fabricó el globo terráqueo, muestran de qué manera las cuencas, las montañas y los ecosistemas protegieron lenguas, sentires y saberes. De Imperios y Estados, oligárquicos o criollos.
La geografía se descuartizó para dar gusto a los poderosos de cada momento; y no se cómo quedarían los mapas nacionales si se tuvieran que devolver las tierras ganadas en conquistas republicanas, y consultáramos a nuestros Ypayes y Yatiris para identificar donde se enterró el último hacha.
En esa lógica tan abigarrada de los nacionalismos revolucionarios, como diría Zabaleta Mercado, en tránsito (¿o retorno?) de la patria grande de don Abelardo y el Padre Simón, evidentemente algo debemos hacer. Y mejor, sonrientes.
Antes de entrar a comentar este aspecto–por cierto, fácil de asimilar desde mi punto de vista– pregunto…. bajo que concepto y parámetros se ejercieron la territorialidad de nuestros nueve departamentos?
en lo personal, creo que esta posibilidad debería de traspasar el eslabón de la posibilidad » real», al hecho consumado y que partiendo siempre de ejercer un principio territorial, que aplique las bases de identidad,demografía,potencialidad estrategica y otros, esta puede sustentar un principio de eficiencia político,social y económico de una determinada sociedad y que al final se traduzca en fortaleza de un país ….
a los que cuestionan el por que SI, ante el contraste del por que NO, seguro que el debate es largo, –ejerciendo de chaman por un instante– creo que a mediano plazo se tendrá que abordar este asunto , con guantes blancos o sin ellos y que esto no debería de pasar de un escozor mas que molesto, placentero, por que en la medida que se atomicen los espacios «territoriales» en función de acercar la eficiencia de estos a las fuerzas sociales que responden a su entorno mas cercano, creo que se elevan los rasgos positivos de desarrollo e integracion… no esta demás el dicho el mucho abarca , poco aprieta … y en el caso geográfico territorial de algunos departamentos esto se patentiza… por que no hay mejor realidad del que convive con ella.
también creo que con la NCPE se pudiesen complementar la posibilidad de ejercer este aspecto, tomando en cuenta las nuevas reglas de juego que se otorgan a las diversas sociedades colectivas que cohabitan nuestro país y que por inercia estas tarde o temprano se tendrá que dar por un principio elemental; convivencia y aspiraciones, eso si, dentro del marco y respeto a la unidad territorial del país… entonces por que NO ?
Asi mismo inicio el presidente chavez… con una reforma y ahora tiene a venezuela pelando… porque tienen al CNE comprado, al TSJ comprado, a la AN comprada lo unico es que jamas podra comprar a todo un pueblo…