son las palabras que lo definen. Repasamos personas, personajes y monigotes, geografías, acontecimientos, todos los que fueron necesarios para constatar si estábamos viendo la misma película. Coincidimos en muchas urgencias y reconozco, tiene el olfato y la pituitaria intactas. Con más experiencia. Difícil desconocer la contundencia de su lógica y tampoco ignorar la voluntad de reconocer que su tiempo, ahora, es otro.
Quienes no lo quisieron, tenían razón, es implacable con la estupidez, y sin embargo, las pruebas de la vida no le han dejado un atisbo de malquerencia. Está por encima de quienes quisieron su desaparición física y política.
Cinco horas dejaron sabor a poco. El entorno familiar, es cuidadoso, evidente y sólido.