El riesgo de las coyunturas turbulentas, es que pueden hacer que perdamos la perspectiva. Estamos frente a dos situaciones, una de Forma y otra de Fondo.
La situación de Forma tiene que ver con el procedimiento para aprobar el proyecto de Constitución de Oruro. En dos oportunidades, por el apuro, el Gobierno se ha equivocado radicalmente y, a falta del Tribunal Constitucional, ha debido ser la Corte Nacional Electoral quien ha mostrado el error, primero sobre una Ley y ahora sobre un Decreto Supremo. Con delicadeza, pero con firmeza. Y como la razón ha estado de parte de la Corte Nacional Electoral, a regañadientes, el Gobierno, ha debido aceptarlo.
La situación de Fondo, tiene a su vez, dos elementos: el procedimiento de cómo se aprobó el proyecto de Constitución; y el segundo, está relacionado con el contenido del proyecto de Constitución.
El procedimiento está cuestionado al haberse aprobado en su primera etapa en un recinto militar, y en la segunda, en Oruro, por haberse votado por Capítulo y sin debate ninguno de sus Artículos.
Por la modalidad de su aprobación, muchas de sus materias son incoherentes y de imposible aplicación; por eso, el propio Gobierno aceptó en varias oportunidades, abrir un nuevo debate con Diálogos mediáticos y discursivos.
En el tema de Fondo, sóla, única y exclusivamente, el Tribunal Constitucional puede resolver los cuestionamientos. Todos sabemos la inexistencia del Tribunal Constitucional.
Si el Presidente Morales, basado en el resultado del Referéndum Revocatorio, considera que ha llegado el momento de modificar los principios constitucionales por la fuerza, y con el cerco que ha instruido al Congreso Nacional, lograra hacer aprobar las leyes que la Corte Nacional Electoral ha demandado, de nada habrá servido la desesperada invocación a la legalidad que ha hecho a la conciencia democrática, la Corte Nacional Electoral. La Corte Nacional Electoral, no puede fallar sobre la constitucionalidad del proyecto de Constitución. Ese es, el tema de fondo.
Carlos Hugo Molina, ciudadano en ejercicio.
6 comentarios
La verdad es que a mi no me da miedo la constitución del MAS y no me importa si se aprueba o no, porque… ¿cuando en este país hemos cumplido una Constitución?
La verdad, y como pueblo deberiamos aceptarlo lisa y llanamente, es que los bolivianos estamos acostumbrados a la factualidad y nos gustan los gobiernos que le meten y luego arreglan. Evo ha sido el primero en aceptarlo (es mas ingenuo o más sicero o mas tonto) pero eso del «le meto no mas» es la biblia de la política boliviana.
Llevamos un año sin tribunal constitucional (y por lo tanto sin Estado de Derecho) y a nadie parece importarle especialmente. Todavía no he visto una marcha desde El Alto o una movilización de la media luna reclamando por la elección de tribunos. La «presunción de constitucionalidad» es la sublimacion jurídica y política del «le meto no mas», es decir, que los políticos bolivianos al final han logrado lo que querian.
La Constitucion del MAS es como los estatutos de los autonomistas, pura ciencia ficción, aqui lo que vale (porque es a lo que estamos acostumbrados) es que alguien venga y nos imponga las cosas y como ni unos ni otros tienen la fortaleza suficiente para hacerlo, pues ahí seguimos, sumidos en el desconcierto permanente. Los autonomistas juegan a que son autonomicos (Costas juega pateticamente a que es gobernador. Costas y Morales comparten la angurria por los signos, las palabras que no significan nada, los títulos vacios. Cualquier día Costas declara a su Quinta Patrimonio Departamental) y el gobierno juega a que tiene el 70%. Nadie se cree las mentiras del otro, pero sí las propias. Todos saben que los otros son unos ilusos.
A los que divagan en determinar “conceptos” de aplicación de la ley en nuestro país , haciendo desde una coma (,) o un punto(.) un debate subliminal , de lo que hace y deshace este gobierno en relación a sus pretensiones , solo me cabe decir que desde que este gobierno coloco las nalgas en el sillón presidencial se ha iniciado una cabalgata de ecuaciones legales para sumergirse algunos en formulas alquimistas en pro o en contra , cargando el ambiente de un análisis vacuo , en lo personal creo que el camino no es la polémica en base a su aplicación de las leyes o no —-eso no significa sin embargo que impulse de una u otra manera el desconocimiento de estas —lo que propongo es entrar en el debate de las bases , bases que inclusive han engendrado las mismas leyes , y que es necesario rebatir para erigir “leyes más cercanas a la justicia suprema y sustentables en una sociedad para beneficio de todos y no de unos cuantos …..
Debatir artículos, incisos etc. a estas alturas en que el país se debate en sus estructuras más intimas y que algunos quieren decapitar las mimas bases de nuestra nación es más que obtuso.
Al fin al cabo , en toda Latinoamérica las leyes existentes , registradas en sus constituciones en muchos casos temas muy importantes ,han llegado a ser un saludo a la bandera, por que ni el estado , ni la sociedad , ni individuos han sido capaz de aplicarlas y cumplirlas para la esperanza futura de sus ciudadanos.
Como si importara en el debate recurrir al devaneo en una discusión de leyes, cuando lo que se quiere hacer es justamente reformarlas para mejorarlas.
Lo que si importa para el desgaste neuronal, es profundizar leyes que se desean mejorar , pero también estructurar mecanismos del estado para que se las respeten, donde participen todos desde el mas débil hasta el más fuerte, calibradas para ejercer un rol que permita acceder a igualdad, oportunidades, sobre todo dignificar a todos por igual , como un derecho tangible y no como un manto de niebla sobre la sociedad que se verá afectada por cada coma(,) y cada punto (.) de estas leyes …. Ese debería de ser el debate y más aun en estos momentos en que existen dos corrientes, dos bloques, dos masas humanas que tienen una visión de país diferente.
Todo el esfuerzo debería de ser la puesta en conseguir una nueva constitución honrada con la disensión de opiniones, pero a la vez reconocida cuando una gran mayoría la apoya y que lastimosamente hasta hoy, no son capaces digerir algunos…
Carlos Hugo, sobre la situación de Forma, pués plenamente de acuerdo con vos, la CNE, aunque excediendose en sus atribuciones y competencias constitucionales, pero con una lucidez democrática digna de destacarse y valorarse, le está dando al país una nueva oportunidad de generar espacios de Dialogo.
Sobre la situación de Fondo, pues considero que tus apreciaciones son mas bién valoraciones personales. Una corrección solamente Carlos Hugo, donde dice «sin debate ninguno», quizás quiciste decir «sin debate alguno». Sea como fuere, creo que esa es una valoración personal precipitada, considerando las observaciones hechas por ejemplo por el constituyente Samuel Doria Medina, entre otros que el día de la votación estaban presentes, al igual que los representantes de otros 10 partidos y agrupaciones ciudadanas, y que intervenían para proponer correcciones y reconsideraciones pertinentes, se cuentan por lo menos 18 intervenciones. Lo mismo vale en lo que respecta a las supuestas incoherencias y la imposibilidad de su aplicación, todas valoraciones cuestionables, considerando que nadie ha podido demostrar la existencia de alguna contradicción de Fondo y que la imposibilidad de su aplicación corresponde mas bién a una promesa autocumplidora que a un hecho que se pueda verificar, más aún si tomamos en cuenta que para una valoración tal se debería tener en consideración las leyes que se generarían a partir de la NCPE, en el marco de una nueva ingeniería institucional que aún no existe, luego tal valoración es vacia. Esto no quiere decir que no hayan contradicciones en el proyecto, la hay, aquella que se refiere a la elección de autoridades judiciales por ejemplo, que es la única evidente, pero no es de Fondo. Las otras son producto de la interpretación sesgada de los conceptos, especialmente conceptos de naturaleza lógico-semántica, funcional a algunos intereses político-sectoriales.
El Tribunal Constitucional Carlos Hugo, solo, única y exclusivamente puede pronunciarse y resolver asuntos referentes a la actual CPE y no así sobre la Nueva Constitución Política del Estado(NCPE). Puede pronunciarse sobre la constitucionalidad de la Ley de Convocatoria a la Asmablea Consitutuyente, puede pronunciarse sobre la Ley de Convocatoria a Referendum Constitucional y Dirimitorio y también sobre cualquier Decreto Supremo, pero sobre el contenido de la NCPE no tiene competencia ni atribución alguna. Lo otro, conceder dádivas extraordinarias al TC, es desconocer expresamente la actual CPE.
Ahora bién mi amigo, la necesidad de un nuevo Tribunal Constitucional es hoy de necesidad apremiante, aunque la oposición política en el Congreso a decidido que no viabilizará una tal elección. ¿Por que?, adivina.
Pero dudo que ese sea un tema de Fondo, el tema de Fondo es y será el contenido del proyecto de NCPE, cuyo debate ha sido de todas las formas posibles evitado, eludido, por motivos que aunque no son explícitamente expresados todos conocemos, uno de ellos: La Tierra.
Un abrazo!
Sobre la situación de fondo, no comparto con el del Ágora, respecto a que «En el tema de Fondo, sóla, única y exclusivamente, el Tribunal Constitucional puede resolver los cuestionamientos». Por cuanto, el Tribunal Constitucional no puede efectuar control sobre el contenido emergente del trabajo de los constituyentes, sino únicamente sobre el procedimiento, toda vez que estamos frente a un proceso constituyente y no de reforma. (Ver Jorge Asbún, Derecho Constitucional General – pág. 70 y ss.)
Este entendimiento fue ratificado por nuestro Tribunal Constitucional mediante el Auto Constitucional No. 568/2006-CA, al declarar su total competencia para ejercer el control de constitucionalidad respecto a obligaciones procedimentales conforme a lo establecido en la Constitución Política del Estado y las leyes correspondientes.
De tal forma que (desde mi punto de vista)reordenando el debate, sobre la situación de fondo, tenemos que:
Es imperioso nombrar a los magistrados del Tribunal Constitucional para que resuelvan los cuestionamientos al procedimiento de aprobación del Proyecto de Constitución (fundamentalmente la vergonzosa falta del debate en la etapa de aprobación en detalle).
En el tema de fondo, del contenido del Proyecto de Constitución, lo que corresponde es iniciar el verdadero debate, para lo cual lo racional sería volver para atrás y debatir en detalle el pacto social que anhelamos, de tal forma que se redacte una Constitución incluyente, igualitaria, racional y con vocación de permanencia.
Creo que estamos comprobando los riesgos de convertirnos, todos, en Miembros del Tribunal Constitucional. Legalidad, Legitimidad, Racionalidad, Debate Insustancial, Incumplimiento Previsible… complicadito, ¿no?
Lo unico que deberia importarnos a la gente que vive del dia a dia es el trabajo con o sin esta nueva constitucion porque al final llegamos a lo mismo bolivia clavada en una crisis, vaya a saber si algun dia Bolivia sea la que todos pero todos los bolivianos perpetuamos.