Se inicia el debate

La marcha fue impresionante. El acuerdo fue certero. Después solo queda una cosa clarísima: la nueva Constitución Política del estado Boliviano, con arreglos, maquillajes, barnices, y cualesquiera otros retoques que hacen a el texto presentado, aprobado, impulsado e impuesto por el MAS, podrá ser cualquier cosa, menos una constitución liberal. Así se lograra hacer otra nueva, ajustada a derecho y que cumpliera con la participación democrática de todos, es imposible pensar en una Constitución liberal.

Queda esperar el cumplimiento de lo acordado. Por la experiencia de los últimos años, el Movimiento al Socialismo no se destaca precisamente por honrar sus compromisos, porque cree más bien en la cultura corporativa y asamblearia, donde se puede cambiar lo acordado por sus dirigentes, ya que la asamblea, el cabildo y las muchedumbres otorgan representación, pero no delegan. O sea que vaya uno a saber si no hay pasado mañana una puñalada trapera, porque como dice el dicho, «cuando la limosna es muy grande, hasta el santo desconfía».

Pero pase lo que pase, solo hay campo para dos cosas: o el etnonacionalismo comunitarista y autoritario del MAS, o el socialismo democrático de no se sabe quiénes y que hay que construir, a lo Bachelet, a lo Lula, a lo Tabaré. Allí tienen que estar los del liberalismo social (hasta los propios liberales se podrían camuflar), los socialdemócratas, los verdes ecologistas, los indianos no racistas, los del nacionalismo revolucionario. Hay que construir la ensalada democrática boliviana, como otras tantas veces, pero mejor.

A los demócratas del país y del mundo: No hay espacio para la derecha conservadora en la Bolivia de los próximos diez años. O sea que ya saben lo que tienen que apoyar.