Sebastián era una fábrica de pensamiento positivo
La fuerza de sus palabras retratan a un hombre que se fortalece con la herencia de su hijo
irnavia@eldeber.com.bo
03/01/2016
Carlos Hugo Molina no solo se ha dado tiempo para llorar como se debe llorar por la partida de un hijo, sino también ha decidido estar a la altura de un Sebastián que cada día descubre, desde que se fue físicamente de este mundo de una manera inesperada el mal lunes 21 de diciembre.
Carlos Hugo, junto a la esposa de Sebastián, María Belén Arias, todos estos días han recibido gestos y mensajes, llamadas y palmadas en la espalda que revelan el tamaño de su ser querido, que, a pesar de los pocos 30 años que tenía, venía construyendo un mundo diferente con una pasión desbordante en varios campos de la realidad.
No es poco lo realizado por este hombre: iniciativas como regalar abrazos en la plaza principal o crear un grupo de ayuda mutua en Facebook, que se llama ¿Alguien sabe? y que ya tiene más de 19.000 seguidores en seis meses.
Carlos Hugo, su padre, habla sobre las cosas que Sebastián dejó pendientes, la revolución del pensamiento y de acciones que nacen tras la partida, cómo era la rutina y los orígenes de la fuerza que movía al joven intelectual y empresario.
_¿Qué nació tras la muerte de Sebastián?
Luego de la partida de Sebastián me estoy encontrando con una serie de respuestas y de sorpresas, una persona dedicada cien por cien a su casa, a su trabajo, a sus actividades públicas.
Están apareciendo llamadas, personas que están refiriendo actividades que no eran públicas, de solidaridad, de apoyo, de acompañamiento.
Él tenía una conciencia histórica muy grande como comunicador nato, y lo ponía en su muro de manera permanente, registraba con fotos todas las cosas públicas que hacía, pero había otras que no lo eran y las conservaba en esa dimensión.
Y cuando se propuso, como parte de la definición de familia, honrar momentos de tristeza y dolor de manera interna y compartirlo en una misa, y a partir de ahí todos los comentarios que se generaron en las redes, me dan la sensación de que estamos descubriendo algo más, que va del reconocimiento a una persona de solo 30 años, que cuando uno revisa las cosas que ha hecho, ni son pocas ni son normales para este medio.
Una sociedad que parece preocupada aparentemente solo de lo económico, de la farándula, y de repente resulta que no había sido así porque no la conocemos. Hay un nivel de compromiso y espiritualidad extraordinario. Amigos que habían sido directos o por el ‘Face’ que escriben y me llaman y me dicen cómo seguimos haciendo las cosas de Sebastián.
Una semana antes de su muerte Sebastián había ideado el lanzamiento de globos en la plaza para despertar la solidaridad y el compromiso por la vida. No había ninguna causa en especial. Reunió a un grupo de personas y lo hizo.
Estamos tratando de hacerlo de la manera más equilibrada, porque no puedo dejar de lado el sentimiento de padre y el dolor que tengo, la decodificación de las claves que manejaba Sebastián.
_¿Qué cosas ha dejado pendientes Sebastián?
Él no hacía las cosas para irse. Pero tenía un nivel de previsión y planificación extraordinario. El viernes último (tres días antes de su muerte) nos reunimos para conversar, para compartir todo lo que él tenía programado en su actividad empresarial con Directo para 2016. Lo tenía programado totalmente junto con su equipo.
También conversamos sobre las cosas que llevábamos juntos. En esa previsión, en esa visión de futuro de no dejar cabos sueltos, todo lo que hizo lo hizo de una manera que es perfectamente posible continuar o llevar adelante.
Por ejemplo, él, producto de una iniciativa con un grupo con el que trabajó el tema de nuevas tecnologías hace 10 años, estaba trabajando en recuperar toda esa energía desarrollada para reposicionar los blogs a través de un agregador. Ya estaba casi listo, la estructura está y hemos quedado con sus compañeros que vamos a cumplir lo que quedaba pendiente, vamos a hacerlo.
Otro tema que parece tangencial, pero no lo era y que conversábamos con él, era el crecimiento de la ciudad y precisamente su emprendimiento, y no voy a hacer referencia a él desde el punto de vista comercial, sino conceptual, se refiere al aumento de la población, porque seguirán viniendo migrantes a la ciudad y habrá cada vez mayor demanda de calidad de vida, y una de esas demandas es el dormir.
En el campo uno puede dormir en un colchón de paja, pero vivir en la ciudad conlleva una provocación, una demanda de mejor calidad de vida, y por eso su apuesta (de Sebastián). Dejó una empresa que vendía electrodomésticos para dedicarse exclusivamente al colchón, la respuesta se la dio la realidad: 10 agencias, la que más vende es la que está en la Villa Primero de Mayo.
El nivel de previsión y de futuro con el que hacía las cosas respondía a un reto que en este momento tenemos los que estamos trabajando en el tema de ciudad.
Y unido a eso él tenía un grado de conciencia urbana muy grande. Imposible no recordar el trabajo que hizo con Roxana Hartmann de pintar murales, recuperar los espacios que en algún momento lo va a tener que hacer el gobierno municipal como parte de una iniciativa propia de desencadenar esa capacidad creativa.
Sebastián estuvo acompañando desde el inicio, con bajo perfil, lo que hubo alrededor de la plazuela Callejas, formó parte del grupo gestor del Movimiento Jigote, llevaba adelante permanentemente debates sobre cultura en los barrios, toda esa concepción ya no solo empresarial, sino espiritual, ligada a las cosas que le gustaban, abría otra línea de trabajo en la que él estaba muy entusiasmado.
_¿Cómo eran sus jornadas?
Era muy fácil descubrir cuál era el nivel de actividad que tenía Sebastián, por las horas de los post en las redes sociales, los comentarios, por los correos que mandaba, la hora del WhatsApp en la que realizaba sus actividades. A las 6:30 ya estaba de pie, trabajaba con dos teléfonos, el proceso de planificación de su trabajo era durante toda la jornada.
No pasaba el día sin tener tres, cuatro reuniones de diálogo con la gente, sobre cosas distintas de su trabajo. Lo tenía como algo normal con quienes podía desarrollar alguna iniciativa, discutir algo. No había posibilidad de no verlo sentado tomando un café reunido siempre con gente hablando de cosas. Su actividad concluía a las 00:30 de la madrugada.
_¿La esposa de Sebastián, María Belén, también liderará este movimiento para continuar los proyectos?
Estamos en un momento de descubrimiento. Esto no estaba pensado ni planificado. ¿Cómo van a hacerse las cosas?, pues no lo sabemos. Sí sabemos qué es lo que cada uno estaba haciendo, qué es lo que se estaba haciendo, ahora viene la etapa de continuarlo.
Lo del tema de su empresa hay un grupo de gente, además de María Belén (su esposa), está Roberto Barbery Landívar, con quienes lograron diseñar en los términos que el propio Sebastián me compartió: un modelo de gestión y planificación que les permite continuar.
Donde estará más complicado es en el tema de pensamiento y de la mente de Sebastián, porque ahí no paraba. Era una fábrica de pensamiento positivo y eso lo estoy recogiendo de los comentarios en las redes. Para todos y con todos tenía una palabra de apoyo, de aliento. Era una de sus características.
Ha surgido la iniciativa de tener un encuentro aprovechando la plazuela Callejas, junto con sus amigos, empezando por Rolando Vaca Pereira, por Contrapunto, de hacer una actividad que nos reúna sin ningún pretexto para recordarlo, agradecer su vida. Vamos a tratar de organizarnos primero mentalmente y espiritualmente para después hacerlo físicamente.
_¿De dónde emanaba la fuerza de Sebastián?
Sebastián ha recibido dos vertientes muy fuertes desde el punto de vista del pensamiento y la acción. Por mi lado, el tema viene de mi abuelo Plácido Molina, el poeta más grande, el único que en América Latina tiene más de 2.000 sonetos, esa era la clave que él manejaba, que investigaba, además de ser abogado. Fue premio Cóndor de los Andes.
Por el lado de su madre sin duda la figura de Roberto Barbery Paz como emprendedor, empresario, creador de un proceso de desarrollo en el oriente a través de Unagro. Nosotros somos una familia muy grande. Somos nueve hermanos, con muchos primos y sobrinos. Él estaba siempre organizando algo.
Tuvo una primera juventud rebelde, muy rebelde, mucha confrontación, como las personas inteligentes, y con un proceso que luego concluye con la reafirmación de los afectos. Esto hemos logrado llevar adelante. Esa acumulación de la palabra y energía la canalizó a su estilo, hizo las cosas de una manera distinta, lo que me tocó hacer fue la parte de la educación inicial, acompañamiento, y luego de amistad, de padre a hijo.
La parte más dura en estos días para mí ha sido la ausencia de comunicación que teníamos durante todo el día, por teléfono, mensajes, correos, más de 10 veces. Cada uno estaba en lo suyo pero había una preguntita, esa es la parte más dura pero que la estoy supliendo con esta recuperación de sus palabras, las fotos y de todo.
_¿Se despidieron una noche antes?
Lo hacíamos todos los días al final del día como una rutina. La última vez que conversamos largo fue el viernes, tres días antes de su muerte. El problema vascular que ha sufrido no tiene antecedentes en la familia, el derrame cerebral, sin síntomas, no tenía dolores de cabeza, no tenía ningún problema físico.
El médico nos dijo que aunque habría existido una previsión, un cuidado, hubiera sido imposible actuar, por el punto en el que se produjo la ruptura de la vida física. Frente a un hecho de esa naturaleza, ni Sebastián ni nosotros tampoco qué íbamos a pensar en una despedida. Vivíamos la vida de la manera que él la recogía, optimista, positiva y eso lo transmitía.
_¿Qué mensaje podemos recoger sobre el misterio de la vida?
Hemos estado colectivamente enfrentados a situaciones extremas, el caso de Sofía Calvo por un hecho de violencia y de Emma Villazón por un derrame. Pareciera normal que la gente se muera. Aquí viene probablemente la reflexión, que la muerte de Sebastián se da en un momento en el que encuentra a la gente en un nivel de sensibilidad mayor por las fiestas de fin de año.
Si la desaparición física de Sebastián hubiera sido en otra fecha del año, se habría producido seguramente lo mismo, pero ahora se ve aumentado por esta fecha. Es aquí donde me toca honrar la vida en términos de decir: cómo aprovechamos todo lo que él ha venido haciendo.
Recuerdo la multiplicación de los abrazos, el regalemos abrazos gratis que hizo una vez. Es impresionante la cantidad de mensajes que dicen, por ejemplo, gracias a Sebastián me he reconciliado con fulano de tal porque he abrazado a alguien con quien no lo hacía desde hace cinco o 45 años.
Sebastián no fue una autoridad pública, no tenía ninguna función de representación que le diera la posibilidad de una tribuna o protagonismo; sin embargo era un referente ético en materia de comunicación, y lo era en temas culturales, literarios.
Desde hace seis años era el representante por el Cepad a las asambleas de la OEA. La última fue en abril en Panamá. Era el portavoz del grupo. Logró desarrollar una capacidad de relacionamiento extraordinario, era una provocación generacional.
Además de ser buen empresario, hijo, esposo, amigo, se daba tiempo para desarrollar estas otras capacidades. Aquí lo excepcional no es lo que ha logrado Sebastián, sino cómo lo ha logrado.
_¿Qué quería ser y hacer Sebastián?
Lo que está claro es que Sebastián hubiera podido ser lo que quisiera. Realmente, por la capacidad, inteligencia que le ponía a todo. Lo que tenía claro era que su oficio debía estar ligado a las buenas noticias, al optimismo, a recuperar la ilusión, la esperanza y a dar oportunidades. Y eso lo agradecía siempre.
Decía: a mí me dieron oportunidades y yo quiero compartirlas. Alguna vez dijo que soy un boliviano sin complejo, a tiempo completo y donde tenga que decir cosas lo diría. No tengo dudas de que se estaba divirtiendo en todas las cosas que hacía.
_¿Cuáles eran los valores máximos de Sebastián?
La solidaridad, el compromiso con el futuro, con la esperanza, con la ilusión, mantenía una sonrisa inteligente. No a todas las personas les van siempre bien las cosas, pero él por encima de la tristeza, mantenía la esperanza. Era una persona de palabra, uno podía creer lo que él decía porque eso era así. Era un innovador.
_¿Qué cosas le ponían triste?
Aprendió un mecanismo natural de alejarse de situaciones tóxicas, negativas. La falta de consecuencia y la corrupción era un tema que le incomodaba.
Creo que me toca honrar su vida estando al nivel de lo que él hizo. Nadie podría demandarme que yo no me desanime ni esté llorando todo el tiempo, la pérdida ha sido muy grande, de verdad, pero no habría estado a su altura. Significa un reto también
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