Julio Aliaga Lairana, con ese título, regala en su blog una crónica testimonial de una ocurrencia que merece conocerse: los entretelones no periodísticos de lo que ocurrió con Victor Hugo Cárdenas. Convido a la lectura in extensa, vale la pena. Necesitamos encender la luz en todas las direcciones.
«Na’ que ver con lo que pasó en el fondo; es superficial el relato de La Razón sobre la manera en que se fue a pique la candidatura de Victor Hugo Cárdenas, como si hubiera emergido hace tres meses, producto de la negociación entre algunos especialistas en eso de poner, decir, engatusar y decidir. Que Pepe Lucho puso y quitó, que vino Manfred y dijo, que Jimena renunció al instante, que Victor Hugo dubitó y seguirá dubitando. Las huinflas, yo les voy contar la historia.»
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[Y entonces pasaron dos cosas y fue allí donde se hundió la mejor candidatura, no hace dos semanas como se cuenta, que viene a ser una anécdota de entre tantas. Primero que dejamos de dirigir las reuniones de manera rotativa y de ser todos iguales, Victor Hugo asumió el control junto a la idea subyacente de que la política se organiza alrededor de un jefe, contra mi opinión, que sostenía y sostiene que una cosa es un candidato y otra cosa una Dirección Colectiva]
Hallo en esta selección de texto, la explicación del por qué no solo esta «plataforma» se desmoronó, si no como le fue sucediendo al «frente único» o cualquier otro intento político.
Pues lo que desde hace mucho tiempo no está presente en los esbozos ciudadanos por idearse conjuntos de visión política, es justamente la noción de autoridad. Lamentablemente, para los reticentes, cualquier estructura seria y con aire para mucho, debe concebirse en base a la idea de que se erigirá un líder y sobre decisiones verticales en las más de las veces.
La «democracia interna» en la «plataforma», o la dirección «de las reuniones de manera rotativa y de ser todos iguales» no es más que la insensatez hecha materia y la invitación al eterno caos. Ya que las cosas bien pensadas y bien hechas no se manejan por todos y que esos todos deban tener derecho a meter su cuchara en lo que se les parezca, por el simple hecho de que todos sean «iguales» y se manejen bajo premisas democráticas; en el supuesto, hay que ganarse ese derecho, esa libertad.
La jerarquía, el respeto,el honor, la lealtad, el ser sincero yace como muchas otras virtudes en la idea de autoridad, de guía y de líder. Así es, así debe ser.
Pero cuando las reglas democráticas permitan que se puede afectar en cualquier momento al fundamente o razón de ser del proyecto, -por`q se afrenta al líder, o si éste no esta claro, o si es más éste simplemente no existe- es cuando las cosas fracasan o siguen turbias, pero no para el largo aliento. Además de que la democratización sobre las reglas de juego internas, siempre terminará sirviendo al apetito personal e intempestivo. Las decisiones «horizontales» son las más unipersonales al final y se concluye en un tedioso pin pon de caprichos al rededor de la mesa. Donde la certidumbre se va desvaneciendo y el costo anímico, temporal y espacial que cada persona aporto y/o sacrificó desaparece gratuitamente.
Por todo ello, si se aprecia este infortunio desapasionadamente, se constatará que las «democracias internas» en proyectos -bien intencionados-, acaban por sabotearse ellas mismas.
Resalta la honestidad y la inocencia, inmersos en una lógica partidocrática verticalista es natural estos usos y abusos de la confianza y la buena fé, hacen a los usos y costumbres de este tipo de agrupamientos políticos. Don Julio Aliaga y Cia. son víctimas de un sistema de partidos políticos que lejos de fortalecer la Democracia, la destruye.
Un abrazo!
«Jugando con fuego,te podés quemar».
Victor Hugo Cárdenas ya tenía experiencia con el MNR y sabe, como lo sabemos todos, que esa gente al igual que los Pepeluchos y Manfreds no está jugando a la democracia ni cosa parecida! Ahora, cuando las empanadas ya se quemaron no corresponde ponerlos como víctimas, pues al menos él y otros que apoyaron directa o indirectamente a la ultra derecha, sabían muuy bien a qué se metían.
En los últimos 6 meses participé activamente para la candidatura de Víctor Hugo, razón por la cual deje varios trabajos y el blog que me mantiene en la clandestinidad; y les puedo asegurar una cosa; el fracaso de Víctor Hugo se debió a ese grupito que representa la oligarquía paceña de antaño, a la que pertenece, por lo menos de corazón, Julio Aliaga.
Grupito que tenía más poder dentro el círculo de Víctor Hugo del que Julio alega tenían, en su blog; y que nunca pudieron visualizar una Bolivia grande, unida, con collas, cambas, chapacos y demás. Cualquier acercamiento a los grupos de poder intelectual, político y económico de Santa Cruz resultaba un proceso doloroso de oposición de parte de Julio y compañía.
Caso muy diferente fue el de Manfred, quien nos dio dos patadas al tablero en un corto periodo de tiempo; haciendo uniones y convenciendo a aquellos del oriente que tenían una clara preferencia por Víctor Hugo, mostrando capacidad de conversación, de política, de fuerza. Y aun así, la preferencia era tal, que estos líderes recién se volcaron por Manfred cuando Víctor Hugo renunció a su candidatura.
La segunda patada al tablero que nos dio Manfred y de la que no teníamos ni el menor conocimiento, fue la brillante idea de nominar a Leopoldo Fernández como su candidato a vicepresidente. Mostrando una vez más a los lideres orientales, que está dispuesto a jugárselas el todo por el todo.