En todo guión narrativo hay que cuidar las formas para fortalecer el argumento. Hay un momento crucial, se llama el «Nudo», en el confluye la complejidad del relato y se abre la espectacularidad del desenlace. Ese momento se da, el miércoles 26 de junio en éste cortísimo diálogo:
«Presidente: Entonces, ¿no me va ha hacer caso?
General: ¡NO!»
Hay un segundo de tensión y desconcierto, y ahí habría que pensar cómo lo habría resuelto Hitchcock o Borges, por la vía del Drama, la Comedia o la Tragedia:
a) Presidente: «General, queda usted detenido, Comandante de los Colorados, cumpla inmediatamente la orden.»
b) General a la tropa armada insubordinada: «Presidente, vicepresidente y gabinete en pleno, están ustedes destituidos. ¡Llevenlos detenidos a los sótanos del palacio y que truene La Talacocha!»
c) Todos quedan sorprendidos, miran desconcertado a todos lados, se producen diálogos dispersos, momento que aprovecha el golpista para hacer muttis por el foro y retirarse tranquilamente a su tanqueta blindada.
d) El General entra en llanto, hinca la rodilla y pide perdón. Todos se abrazan y agradecen a Dios el que fueron tocados en sus corazones y entraron en razón.
e) Otra.
«¿Qué es el nudo en un guión?
En el nudo es donde tienen lugar la mayoría de los acontecimientos y donde se desarrolla el conflicto. En un relato más complejo, además, tienen lugar las tramas secundarias y que, idealmente, deben estar relacionadas de modo alguno con la principal.»