Se encuentra próxima a su publicación, la investigación que he realizado sobre la potencialidad del café como instrumento para reconciliarnos con la esperanza y la producción leal de la tierra. El esquema de la investigación responde al método de construcción de imaginarios con el fortalecimiento de una narrativa que incorpora producción, desarrollo, genera excedente económico y simbólico, y que, desde una razón filosófica y poética, plantea la consigna de sembrar un cafetal del tamaño de Bolivia.
La evidencia demuestra la existencia de rupturas, enfrentamientos y desconfianzas cotidianas entre los bolivianos, realidad sobre la que el texto plantea la necesidad de construir buenas noticias, encontrar los instrumentos para confiar maduramente entre nosotros, volver a creer en el futuro y poner los pies sobre la tierra para soñar correctamente, como diría Manuela Sáenz.
Aumentar el consumo interno de grano boliviano, ampliar la producción que compita internacionalmente y utilizar el café como instrumento de relacionamiento, visto en perspectiva, es un objetivo estratégicamente deseable.
Esa es nuestra apuesta subversiva.