Consumo de coca machucada en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra.
Saltan las preguntas para plantearlas a una sociedad metropolitana, modelo de desarrollo, generadora de excedente económico, abierta mentalmente al crecimiento político y cultural, y que no puede ignorar su consumo al ser ya un fenómeno colectivo. Esta investigación primaria (que con este post lleva 5 entregas) identifica las manifestaciones de una práctica social resistida en algunos sectores por razones culturales, higiénicas, de salud pública e ideológicas. Al mismo tiempo y en razón de la producción de cocaína, se la mediatiza con reacciones adversas disminuyendo, cuestionando y problematizando sus características simbólicas, curativas y comerciales. Dejo expresa constancia también, que los locales de machucada y venta en todas sus variedades desde Cobija a Yacuiba, establecen que la coca proviene exclusivamente de los Yungas paceños, para diferenciar la coca del Chapare que señalan, no es comercial para el consumo.
Corresponde ahora analizar el fenómeno desde Santa Cruz por ser este espacio el de mayor concentración poblacional de Bolivia, y según la información pública, el de mayor consumo, penetración, crecimiento, innovación y cuestionamiento. La presencia y uso de la hoja de coca machucada en la vida social cruceña, y reconociendo su masticación legal, debemos entenderla como:
1. ¿Una agresión cultural por ser Santa Cruz una sociedad distinta a las culturas del altiplano?
2. ¿Una práctica constitucionalmente reconocida, que identifica una cultura distinta de la nuestra y debe ser respetada como una parte de la identidad nacional, exigiendo al mismo tiempo respeto a nuestras manifestaciones culturales propias?
3. ¿Un acto de integración cultural?
4. ¿Una derrota de algunos valores cruceños?
5. ¿Una actividad comercial más, sujeta a la oferta y la demanda?
6. ¿Un riesgo para la salud pública y puerta para ingresar a otras prácticas con drogas más peligrosas?
7. ¿Una estrategia ideológica para debilitar la fuerza de Santa Cruz frente al avasallamiento gubernamental, andino centrista, y por ello, debe ser combatida frontalmente?
8. ¿Un acto lúdico que acompaña las actividades sociales en clubes, fraternidades, comparsas, sindicatos, juntas vecinales…?
9. ¿Un falso debate planteado por sectores conservadores que no tienen similar actitud frente al consumo descontrolado del alcohol, el tabaco, el consumismo comercial, el ejercicio de prácticas avasallantes de nuestra cultura (halloween)?
10. ¿Una práctica que se resolverá pacífica y progresivamente cuando se norme, reglamente y su consumo cumpla de manera estricta lo establecido?
11. ¿Un acto de libertad personal que asume sus consecuencias a partir de una relación informada por las posibles consecuencias de un consumo exagerado?
12 ¿Un apoyo para soportar trabajos intensos, prácticas laborales exigentes, conducción de motorizados en largas distancias, control de la diabetes, de la grasa en el cuerpo, la obesidad…?
13. ¿Un consumo privado, voluntario, como cualquier otro, y sometido solamente al consentimiento y aceptación del entorno personal?
14. ¿Una oportunidad comercial, que puede pasar del consumo simple, a la explotación de todas las potencialidades que posee?
15. ¿Una conducta que ensucia la ciudad por los desechos esparcidos en todas las calles?
16. ¿Una oportunidad en el marco de una sociedad liberal y de libre mercado, para crearle a la hoja de coca legal una narrativa tropicalizada y respetando su consumo, le aporte condiciones de higiene y salubridad, lo reglamente, le incorpore valor agregado como parte de desarrollo económico local, comercialice sus derivados autorizados y se empodere nacionalmente de sus potencialidades?
17. Ninguna de esas razones. Otras. ¿Cuáles?
Este es un homenaje a José Ortiz Mercado desde el estudio, Yosi Mirtenbaum desde la investigación, y Gastón Ugalde desde la expresión cultural. Hacen falta en este momento para escuchar sus palabras sobre este tema, como alguna vez lo hicimos.